Arqueología

Encuentran prácticamente intactas cuatro espadas romanas en el desierto de Judea

Los investigadores creen que podrían formar parte de un botín de guerra de la segunda revuelta contra los romanos

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Las espadas de época romana que datan de hace 1900 años halladas en una cueva del desierto de Judea se muestran en el Campus Nacional de Arqueología de Jerusalén, Israel.

BarcelonaEn 132 los judíos se rebelaron contra la decisión de el emperador Adrián (que gobernó entre 117 y 138) de convertir Jerusalén en una colonia romana, Aelia Capitolina. La respuesta de los judíos, liderados por Simón bar Kojba, fue rebelarse contra el dominio romano, y los enfrentamientos fueron cruentos. Algunos de los insurrectos se escondieron en las cuevas del desierto de Judea (en el actual estado de Israel) y se llevaron parte de su botín de guerra. En una de estas cuevas, en un acantilado sobre el mar Muerto, al norte del oasis de Ein Guedi, un equipo de arqueólogos ha encontrado cuatro espadas romanas muy bien conservadas.

El descubrimiento lo ha hecho público la Autoridad de Antigüedades de Israel. Las espadas estaban escondidas en el fondo de la cueva, dentro de una rendija. No es habitual que sobrevivan cerca de 2.000 años, pero el microclima excepcional de la cueva, bautizada como la Cueva de las Espadas, ha preservado todos sus elementos: las hojas de hierro, sus fundas y la empuñadura. "Están tan bien preservadas que las podríamos utilizar ahora mismo", explica Boaz Langford, arqueólogo de la Universidad Hebrea de Jerusalén.

Tres de las espadas son spatha, un arma de origen celta que el ejército romano utilizó a partir del siglo I, primero en las unidades de caballería y después en las de infantería. Era una espada larga de doble filo y permitía luchar a mayor distancia que otras armas. Estas espadas conservan intactas las empuñaduras de madera. La cuarta espada tiene una empuñadura de metal y es un diseño que el ejército romano adoptó de los luchadores extranjeros más tarde.

No es el primer tesoro arqueológico que se encuentra en esta cueva. Hace unos cincuenta años se localizó una estalactita con inscripción incompleta, escrita en hebreo antiguo. Recientemente, para documentar mejor ese hallazgo, en la cueva empezaron a trabajar arqueólogos de la Universidad de Ariel y de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Los investigadores localizaron un pilum, una especie de jabalina que utilizaban los romanos y que utilizaban cuando estaban a unos 30 metros del enemigo. Los arqueólogos avisaron a la Autoridad de Antigüedades de Israel, que con la ayuda de un detector de metales ha encontrado las espadas en una zona hasta ahora inexplorada de la cueva, tras una muralla de estalactitas.

Desde 2017, el gobierno de Israel ha investigado cientos de cuevas del desierto de Judea para preservar toda la historia que esconden y evitar que se lo lleven los saqueadores. "Obviamente, los rebeldes no querían ser pillados por las autoridades romanas con estas armas. Apenas empezamos la investigación sobre la cueva, queremos intentar averiguar quién era el propietario de las espadas y dónde, cuándo y para quién se fabricaron", explica el investigador de la Autoridad de Antigüedades de Israel, Ethan Klein. El arqueólogo, que lidera la lucha contra los saqueadores, cree que el hallazgo puede aportar más información sobre los últimos momentos de la insurrección contra los romanos.

Sin embargo, Klein no descarta que las espadas se utilizaran en conflictos posteriores. Incluso, en los violentos enfrentamientos que hubo entre los distintos candidatos a gobernar Roma a finales del siglo II o de crisis posteriores del imperio. Sea como sea, el excepcional estado de las armas permitirá investigarlas a fondo y saber muchas más cosas de cómo y dónde se construyeron. Lo único que se sabe a ciencia cierta es que quienes las escondieron no pudieron volver a buscarlas.

Los otros hallazgos: la Cueva de los Horrores

Muy cerca, los arqueólogos han encontrado otras evidencias de los enfrentamientos entre romanos y judíos. En la Cueva de los Horrores, que comenzó a explorarse en la década de los 50 del siglo pasado, se localizaron los restos de treinta personas, muchas de las cuales eran mujeres y niños, del período de los enfrentamientos entre judíos y romanos. Uno de los últimos hallazgos fue en el 2021 y nada tiene que ver con los conflictos armados: se trata del Libro de los 12, uno de los manuscritos del mar Muerto (los rollos del mar Muerto son los manuscritos más antiguos que se han encontrado hasta ahora de la Biblia). Es una traducción al griego que se realizó hacia el año 50 aC. "El desierto de Judea es una fuente inagotable de conocimientos, quedan muchas cosas por descubrir", asegura el responsable de la Autoridad de Antigüedades de Israel, Eli Escusido.

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