Año Català-Roca

El futuro del patrimonio fotográfico y de la imagen

Manel Guerrero Brullet
y Manel Guerrero Brullet

Barcelona y Catalunya viven un momento de eclosión de la fotografía, de la imagen. Foto Colectania, en el paseo Picasso, con una importante colección y una actividad expositiva de calidad, dirigida por Pepe Font de Mora, ha celebrado los veinte años de existencia, y La Virreina, con la dirección audaz y valiente de Valentín Roma, que ha posicionado al Centro de la Imagen, en la Rambla, como uno de los espacios más creativos y de referencia internacional, marcaban últimamente el ritmo de la programación fotográfica de la ciudad. La apertura en 2020 en Barcelona por la Fundación Mapfre del nuevo centro KBr, dedicado a la fotografía, donde ahora se pueden visitar dos espléndidas exposiciones dedicadas a Lee Friedlander y a Adolf Mas, ha añadido rigor y dimensión internacional a la situación de la fotografía en la ciudad. Si añadimos las actividades del Archivo Fotográfico de Barcelona; la aparición del nuevo centro FotoNostrum, en la calle Diputació; la programación habitual de muchos museos y galerías donde se acostumbra a exponer fotografía, y la consolidación en el territorio de festivales como Panorama, Revela’t o la Biennal Xavier Miserachs, podemos confirmar que desde el sector privado y desde el espacio público hay un nuevo interés y una apuesta por la fotografía y la imagen contemporánea.

Ahora bien, ¿qué podemos decir desde el punto de vista del patrimonio fotográfico y de la presencia de la fotografía catalana en los museos públicos? Han pasado más de 180 años desde que se hizo la primera fotografía en Catalunya y en España. Fue un daguerreotipo hecho en Barcelona por Ramon Alabern y Moles, una vista de la Llotja y la Casa Xifré desde el actual Pla de Palau. Desde entonces, la fotografía ha vivido en Catalunya un desarrollo extraordinario que ha tenido momentos de gran efervescencia: en los años veinte y treinta del siglo XX, con referentes de modernidad y vanguardia; en los cincuenta y sesenta, con una nueva generación, más realista y a la vez deudora de la modernidad, que da a la eclosión en los setenta de una nueva generación, más crítica a finales del franquismo y cercana al periodismo, y todavía la de un grupo extenso de fotógrafos que revisan la tradición de la modernidad desde un lenguaje propio más singular. Posteriormente, a finales del siglo XX y a principios del siglo XXI, con la revolución digital, todo un conjunto de nombres conforman un panorama rico y diverso en la fotografía catalana contemporánea.

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En el año 2000, el MNAC presentó la exposición Introducción a la historia de la fotografía en Catalunya, que se acompañó con un catálogo de más de trescientas páginas con textos de especialistas como Juan Naranjo, Joan Fontcuberta, Pere Formiguera, Laura Terré Alonso y David Balsells. La muestra, a cargo de David Balsells, ha sido el esfuerzo más importante y ambicioso hasta ahora de presentar un recorrido por la fotografía en Catalunya, desde sus inicios, en 1839, hasta el año 2000. El hecho es que si alguna persona quiere conocer la historia de la fotografía en Catalunya hasta nuestros días o la creación fotográfica contemporánea catalana, el único lugar donde encontrará un número importante de obras y de autores de referencia es en el Museu Palau Solterra, en Torroella de Montgrí, donde se expone regularmente una selección del fondo fotográfico de la Fundación Vila Casas y donde hay una programación regular de exposiciones de autores relevantes como la que todavía se puede ver de Jean Marie del Moral.

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El Plan Nacional de Fotografía

El 30 de diciembre de 2014 el gobierno de Catalunya aprobó el Plan Nacional de Fotografía. El plan tenía los objetivos principales siguientes.

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a) Proteger y describir el patrimonio fotográfico, con el registro de archivos fotográficos, el censo de archivos y el inventario de fondo y colecciones.

b) Ampliar la Colección Nacional de Fotografía Histórica y Contemporánea.

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c) Crear un portal digital de fotografía para divulgar y difundir el patrimonio fotográfico histórico y contemporáneo de Catalunya.

d) Crear el Fondo Nacional de Fotografía.

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e) Identificar los centros de restauración y preservación, y a la vez crear programas de formación de técnicos y profesionales en la preservación y gestión del patrimonio fotográfico.

f) Desplegar políticas de gestión de fondo, mediante el establecimiento de criterios de promoción de depósitos, donaciones y adquisiciones.

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g) Impulsar la incorporación de la fotografía en los programas universitarios y de profesionales especializados.

h) Incorporar la fotografía en el relato del Museu Nacional d'Art de Catalunya.

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i) Impulsar la creación del Centro Nacional de Fotografía.

Se ha avanzado en muchos campos, el Archivo Nacional de Catalunya cuenta con importantes archivos y legados fotográficos, el MNAC ha incorporado la fotografía a su discurso, la política pública de adquisiciones de fotografía ha tenido un presupuesto de más de un millón de euros desde 2017. Ahora bien, carece de una política pública ambiciosa en el campo de la fotografía, un espacio de referencia donde se pueda mostrar y estudiar este rico y extenso patrimonio, y donde se puedan coordinar todas las iniciativas públicas de apoyo a la fotografía y la imagen. Recuerdo que ante el silencio administrativo de las instituciones del Principat, Toni Catany decidió llevar su magnífico archivo fotográfico a Mallorca, donde muy pronto se abrirá en Llucmajor el Centro Internacional de Fotografía Toni Catany. El año pasado, visitando su gran exposición en Vic, Manel Esclusa me confesaba que no sabía donde ceder su archivo personal. Ciertamente, la creación del Centro Nacional de Fotografía tendría que ser uno de los proyectos culturales prioritarios del Gobierno aragonés y de la consellera Garriga, para “cubrir un vacío en el sistema museístico catalán y dar respuesta a una larguísima demanda tanto del sector como del público” y “poner de relieve una de nuestras grandes tradiciones culturales”, tal como afirma el Plan Nacional de Fotografía. Si el Año Francesc Català-Roca sirve para dar a conocer y estudiar su obra, garantizar la permanencia del Arxiu Francesc Català-Roca -ahora cedido temporalmente al Archivo Histórico del Col·legi d’Arquitectes de Catalunya- y avanzar en la creación del Centro Nacional de Fotografía, ciertamente habrá valido mucho la pena. Sin duda, el Archivo Francesc Català-Roca tendría que convertirse en piedra angular del nuevo Centro Nacional de la Fotografía y de la Imagen.