Sant Jordi

La Generalitat creará una línea de ayuda para compensar las pérdidas de Sant Jordi

El sector confía ingresar unos 22 millones de euros a pesar del granizo

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La parada de la Central quedó destrozada

El sábado fueron muchos los editores y libreros que pusieron toda la ilusión en Sant Jordi, que no se celebraba como se había hecho tradicionalmente desde hacía dos años por culpa de la pandemia. Fue, sin embargo, un día triste para muchos porque a mediodía se convirtió en una pesadilla de libros mojados, carpas rotas y mesas cambiadas en medio del Passeig de Gràcia. No tan solo hubo pérdidas económicas por el destrozo de libros y de carpas, sino que muchos no pudieron facturar lo que esperaban porque a mediodía tuvieron que cerrar la parada. Ante todas estas pérdidas, la consellera de Cultura, Natàlia Garriga, ha anunciado que se creará una línea de ayuda que priorizará las librerías y los editores que tuvieron más destrozos: "Por las cifras que tenemos, de momento, sabemos que en Barcelona hubo 8 o 10 paradas que perdieron los libros y la posibilidad de vender, y también hay una en Sabadell y otra en Badalona". Aun así, todavía no hay un balance total de las pérdidas y, por lo tanto, la consellera no ha especificado la cantidad de las ayudas. "De momento, se sabe que algunas editoriales perdieron entre 12.000 y 15.000 euros y se tendría que multiplicar esta cifra por 12 o 15", asegura Garriga.

El granizo, sin embargo, no fue un drama absoluto. El presidente de la Cambra del Llibre y del Gremi d'Editors, Patrici Tixis, ha asegurado que el del pasado sábado fue un muy buen Sant Jordi y que el sector espera tener, a la espera de hacer balance, unas cifras similares a la del 2019, es decir, 1,6 millones de ejemplares vendidos y unos 21 millones de ingresos. "Si no hubiera sido por la lluvia y el granizo, habría sido el mejor Sant Jordi de la historia, pero esto no ha acabado pasando", ha dicho Tixis. "Lo que ahora estamos haciendo es evaluar los daños. Lo que necesitamos saber es las paradas que no pudieron continuar trabajando a lo largo del día y las que tuvieron más destrozos". La presidenta del Gremi de Llibreters, Maria Carme Ferrer, ha asegurado que fue "un muy buen Sant Jordi" y que a las librerías hubo mucho trabajo.

Poco probable tener un plan B

La consellera se pondrá en contacto con los ayuntamientos de Barcelona, Sabadell y Badalona, donde, hoy por hoy, se sabe que hubo las paradas que resultaron más afectadas, para hablar de si la línea de ayudas se hace en colaboración con estos consistorios. De momento, no se prevé hacer grandes cambios de cara al Sant Jordi del 2023 ni cambiar la fecha. Tixis no ve claro tener un plan B para Sant Jordi porque Barcelona es una ciudad donde hay muchísima gente y lo que se quiere es salir a la calle y hablar con los autores: "La mejor recomendación es el sentido común y lo que tenemos que pensar es qué habríamos podido hacer porque saliera mejor", ha asegurado. Independientemente, sí que se continuará celebrando el Llibre Estiu, la fiesta del libro que se empezó a hacer en julio durante la pandemia.

Entre los damnificados estuvo, por ejemplo, Raig Verd. En total, unos 800 libros –cuantificados en unos 15.000 euros– quedaron dañados. "No los podré vender, son una pérdida a largo plazo. Pero también nos hemos quedado sin las carpas y sin los ingresos que habríamos tenido este año por Sant Jordi. Las tres primeras horas de la mañana estaban yendo muy bien, habíamos facturado más de 3.000 euros", lamentaba la editora Laura Huerga. Una de las otras víctimas del viento y la lluvia fue el editor de Adesiara, Jordi Raventós, que calcula que ha perdido unos 800 libros. "Son el 80% de los libros que traíamos, valorados en unos 12.000 euros. No los podemos vender", subrayaba ayer domingo Raventós. También se vieron afectadas las paradas de La Central, la Librería Medios, Ferrándiz y una parada del Ayuntamiento. El viento levantó las telas y las estructuras y creó un efecto dominó que tumbó cinco paradas y golpeó a varias personas, dos de las cuales quedaron heridas de carácter leve. "Justo en el momento en que empezó la granizada, las cajas de libros quedaron completamente blancas. No tuvimos tiempo de cubrirlo", subraya el librero de La Central Antonio Ramírez. La Central calcula que tiene unos 2.000 libros dañados, entre un 30% y un 40% de los ejemplares que tenía en las paradas de Sant Jordi. "El problema es que después tuvimos que recoger y no pudimos vender. En unas buenas tardes de Sant Jordi, habríamos hecho unos 50.000 euros de facturación", dice Ramírez.

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