Festival de Locarno

Juliette Binoche, presenta 'Paradise Highway': "Los hombres no llevan bien que como mujer tengas mucho éxito"

Actriz

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Juliette Binoche a su llegada a Locarno

LocarnoToda una sorpresa y un placer ver a una estrella como Juliette Binoche haciendo de camionera en Paradise Highway. Un thriller indie rodado por la cineasta de origen noruego Anna Gutto que tuvo su estreno europeo el sábado por la noche en el Festival de Locarno. La actriz francesa encarna a Sally, una veterana de la carretera que, para echarle una mano a su hermano en la prisión, acepta el encargo de trasladar un "paquete". El "equipaje" resulta ser una niña secuestrada por una red de tráfico sexual. Sally tendrá que pensar cómo sale de todo mientras la persigue un policía veterano a quien da vida Morgan Freeman.

¿Cómo se puso en el papel de una camionera?

— Les insistí a la directora y a las productoras en que quería aprender a conducir un camión, para mí era indispensable para encarnar a la protagonista. Así que me embarqué en un viaje con una de las camioneras reales que salen en el film. El rodaje fue mucho intentos, y el tema que aborda, el tráfico sexual de menores, también es muy fuerte. Todo ello contribuyó a que transmitiera esta imagen de mujer dura y desgastada.

La protagonista es una mujer solitaria que mantiene un vínculo muy fuerte con el hermano encerrado en prisión.

— La familia a veces se convierte como en una especie de religión a la que tienes que ser fiel. Y mi personaje se encuentra con este conflicto de si tiene que salvar a la niña o al único miembro de la familia de sangre que le queda, su hermano. Me interesa la posibilidad de que puedas desconectar de un vínculo familiar tóxico y decantarte por una familia escogida, la familia de sangre versus la familia de corazón.  

¿Cómo se siente usted en relación con la idea de familia?

— De pequeña soñaba con ser madre, jugaba todo el día con las muñecas. Creo que no hay nada más difícil que ser madre. Sobre todo cuando tienes un poco de ambición profesional, porque son dos mundos muy difíciles de conciliar. Pero tienes que encontrar la manera de hacerlo si no quieres sentirte fracturada. Ahora tengo claro que lo más importante en mi vida son mis hijos y mi trabajo. En cuanto al amor, he tenido muchos altibajos. Primero, porque los hombres no llevan bien que, como mujer, tengas mucho éxito. Y, después, porque se hace muy difícil que te acepten como, digamos, una entidad libre.

Usted ha trabajado con innumerables directores de prestigio, pero aquí se pone a las órdenes de una directora poco conocida. ¿Siente la responsabilidad de apoyar a las mujeres, que siempre han tenido más difícil ponerse detrás una cámara?

— Bien es verdad que no lo siento como un deber. Ahora estoy rodando esta serie The new look donde interpreto a Coco Chanel (¡no os puedo explicar nada más!) y el showrunner Todd A. Kessler apostó porque todos los episodios los dirigieran mujeres, como Julia Ducournau o Helen Shaver. ¡Y me parece fantástico! He trabajado con muchas directoras, de Chantal Akerman a Claire Denis. Pero, a la hora de aceptar un proyecto, no me fijo en el sexo o en la edad de los cineastas, para mí es más una cuestión de sensibilidad artística. Es verdad que con Paradise Highway sabía que Anna Gutto tenía dificultades para encontrar productor por los prejuicios que hay todavía hacia las mujeres que quieren rodar thrillers o films de acción, y en este caso sí que aposté por ella como forma de apoyo.

¿Qué recuerdos tiene de su trabajo en films como Copia certificada de Abbas Kiarostami?

— Yo siempre he entendido Copia certificada como una comedia. Cuando la estrenamos en el Festival de Canes era la única que se reía en la sala, así que supongo que soy la única que la ve de este modo. Pero me resulta muy cómica esta historia de una mujer que de repente hace pasar a un tío, un escritor, por su marido.

¿Y de Tres colores: Azul de Krzysztof Kieslowski?

— Cuando rodé Cuando rodé Azul mi mejor amiga acababa de perder a su marido y su hijo, y me sentía profundamente conectada con ella y con su pérdida. Entendí que en cierto modo les dedicaba la película. No me tuve que esforzar en la interpretación porque dentro de mí sentía el personaje en conexión con mi amiga. También seguía las indicaciones de Kieslowski: nada de llorar, nada de mostrar emociones. Al final sí que añadí un poco de sentimiento, justo en la última escena. Mientras lo ensayábamos, le pedí a Krzysztof que me dejara llorar un poco, puesto que era el final del film. Y fue la toma que escogió.

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