Literatura

Carta abierta a todos los consejos comarcales del país de las rotondas

Edgar Cantero ofrece a 'Radio Free Camaco' un retrato de la Cataluña de hoy mismo ocurrente, divertidísimo, emocionante y que tiene muy mala leche

La nueva rotonda elevada de Escaldes-Engordany / JD
18/06/2024
3 min
  • Edgar Cantero
  • Editorial Empúries
  • 256 páginas / 19,90 euros

Mientras estás leyendo Radio Free Camaco vas pensando que es una mezcla perfecta entre una novela pulp estadounidense y una serie deanime japonesa: gracias a una serie de escenas perfectamente articuladas y en un crescendo frenético milimétricamente calculado, seguimos las desventuras de un individuo en la cuarentena que es un desgraciado total pero que queremos salir adelante, aunque sea porque nos gusta cómo malhabla de todo y de todo el mundo, o porque tiene uni filli adolescente, Ari, que se prueba pronombres personales y que aún nos cae mejor que el padre. Todo está servido con buen oficio, una lengua natural y desde un punto de vista desacomplejado y limpio. Es un retrato de la Cataluña de hoy mismo ocurrente, divertidísimo, emocionante y que tiene una mala leche que deja Valero Sanmartí en la categoría de monaguillo de Montserrat: "Este simple ardid de una niña de nueve años ha traído de cabeza a personas suficientemente inteligentes para ser parte del gobierno".

¿Es posible que en una misma novela haya temple lingüístico, personajes de carne y hueso, acción para dar y vender, humor y unas pinceladas de fantástico, y que no sobre ni una página? ¿Que transmita un punto de vista sobre el mundo que pone el dedo en la llaga y se aleja de los lugares comunes? Como críticos entusiastas, podríamos delirar y pensar que estamos frente a un posible éxito comercial con calidad. Pero no, todo el mundo tranquilo: con la migrada capacidad del sistema literario catalán para hacer de altavoz de los buenos libros sin excesivas pretensiones, la recepción del libro de Cantero quedará en un simple boca a boca entre lectores empedernidos que pasarán un buen rato, reirán como no lo habían hecho desde hace años con un libro escrito en catalán, se harán seguidores de Twitter del autor (que vive en Estados Unidos y, por tanto, tampoco puede hacer la típica promoción agónica de librería en librería que culmina en una entrevista en horario intempestivo en Can Grasset), se escribirán cuatro coñitas y aquí paz y después vacaciones de verano, que estamos todos muy agotados.

Una descripción hilarante de la Cataluña del post-Proceso

Y será una lástima, porque de verdad que Radio Free Camaco tiene la madera necesaria para triunfar. Es una descripción hilarante e hipercrítica de las estructuras que conforman la realidad política y socioeconómica de lo que hemos convenido en llamar la Cataluña del post-Proceso, pero que se parece sospechosamente a lo que había habido siempre: consejos comarcales corruptos, coordinadores de juventudes de partido que son como jefes de departamento de recursos humanos, urbanizaciones medio abandonadas que hacen de madrigueras discretas de las mafias más diversas, talleres mecánicos que cobran sin IVA y cementerios de coches que regalan matrículas falsas entre rotondas y polígonos infinitos; ladrillos (personas, no ladrillos) que votan Aliança Catalana y que se dedican a hacer desalojos de chalés ocupados por encargo... Un país trinchado e incrédulo descrito con un vocabulario rico y un amor por el mundo salvaje (conte el número de flores y plantas que aparecen, no son pocos) que comienza donde no se acabaron las aceras de las urbanizaciones. Espero que haya más de un filólogo catalán escribiendo la tesis sobre literatura catalana contemporánea y maquis, porque empiezan a ser abundantes los libros que recuperan la figura de los fugitivos que se emboscan a la espera de mejores tiempos: Solà, Garrigasait, Gilibets ...y seguro que hay más.

Sería injusto quedarse sólo con la parte humorística de la novela. Aparte de girar por el aire y recibir disparos en el parabrisas posterior, el Lancia Delta de color rojo del protagonista circula por unos caminos forestales y por unas calles mal asfaltadas que no aportan mucho donde cogerse: "Porque los vecinos, atrapados en su falsa utopía, olvidados por el mundo, desconectados de la realidad, derivan hacia otra". Es la parte postutópica del libro, la mirada desencantada y triste de Edgar Cantero que advierte de una característica muy humana y actual: cuando no nos gusta la realidad que nos rodea, nos inventamos otra.

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