Literatura

"Los catalanes no podemos ser optimistas, pero debemos tener confianza"

Albert Jané recibe el 56 Premio de Honor de las Letras Catalanas en un Palacio de la Música que aclama su extensa y prolífica trayectoria

BarcelonaDe pie y con una ovación emocionante: así ha recibido el público Albert Jané, 56º Premio de Honor de las Letras Catalanas, que ha avanzado por la alfombra roja del Palau de la Música con el andador que le acompaña desde hace un tiempo. Una vez sentado en su butaca, el lingüista, escritor y traductor ha dedicado un saludo enérgico para agradecer y al mismo tiempo detener los aplausos, la enésima muestra de su talante "humilde" y "discreto", pero también "determinado", según s ha podido leer en la definición del autor que se ha proyectado en una gran pantalla al inicio del acto. "El mundo de la cultura catalana es vasto, numeroso y en constante renovación", ha dicho Jané durante el discurso final, en el que ha recordado un congreso de hace más de 40 años, "vacín a tope", en contraste en el Palau de este lunes, lleno a rebosar. Jané hizo memoria también que fue cuando tenía "diez años" que visitó por primera vez el Palau con su padre. "¡Nunca hasta ahora había subido aquí arriba!", exclamó.

"Incansable, insobornable, siempre al servicio del país y del catalán": así lo ha descrito Mercè Canela, escritora, traductora y exdirectora de Caballo Fuerte, en un Palau donde se encontraban algunos viejos conocidos del homenajeado, como el presidente Jordi Pujol, que ha querido felicitar personalmente a Jané en una conversación a puerta cerrada. Había, también, numerosas autoridades políticas, entre las que destacaban el actual presidente de la Generalitat, Pere Aragonès –y otros tres expresidentes: José Montilla, Artur Mas y Quim Torra–, y escritores como Maria Barbal, Sebastià Alzamora, Melcior Comes y Carlota Gurt. También Màrius Serra, Josep Pedrals y la filóloga Míriam Martín Lloret, que disfrazados de pitufos en el escenario –Jané los ha traducido al catalán desde los años 60– han aconsejado a un joven miembro del clan que utilice palabras genuinas del catalán, como chitxarel·lo, en vez de optar por anglicismos como bro.

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Compromiso, activismo y carácter constructivo

"Las palabras hacen el mundo, y cada una de las lenguas construyen el mundo para hacerlo más habitable", recordó Xavier Antich, presidente de Òmnium, después de leer una de las anotaciones del dietario de Jané. "Este premio tiene un valor de reconocimiento y de guía, es un acto de memoria y gratitud pero apunta hacia el futuro –ha continuado–. Reconocemos el compromiso y el activismo en la batalla permanente por la lengua de Albert Jané. También la ingente, titánica labor llevada a cabo por uno de los más eminentes de la generación de los héroes y heroínas durante los años más duros para el catalán”. En 2024, la lección que lega Jané, según Antich, es "el carácter constructivo y su actitud: la mejor forma de consolidar el país es defendiendo y compartiendo la lengua".

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Albert Jané precedió a Mercè Canela como director de Caballo Fuerte durante casi dos décadas. Ha tenido "una inmensa capacidad de trabajo", decía Canela, que todavía conserva –y pone en práctica ocasionalmente– desde la residencia geriátrica donde vive, en Santa Coloma de Gramenet. En 1961, fue uno de los fundadores de la revista, y ya entonces, cuando todavía no había publicado ninguna de las cuatro gramáticas que ha escrito, tenía claro que el lenguaje que había que utilizar para ganarse a los niños tenía que ser "d una "corrección absoluta", pero también "directo y dinámico, de comprensión inmediata, sensibilizado por la actualidad de los temas y exento de regustos librescos". Compatibilizar estos dos criterios fue posible "gracias a la sabiduría de Jané, a su profundo conocimiento de la lengua, a su capacidad creadora y al montón de horas que le dedicó".

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Dos amigos preocupados por la lengua

"Albert se ha pasado la vida traduciendo y adaptando al catalán una gran diversidad de textos escritos en otras lenguas, anostrándolos, sobre todo en el campo del cómic", ha afirmado Joaquim Carbó, "gran amigo" de Jané desde hace décadas. Aunque se conocieron en un encuentro sardanista, fueron la literatura y el catalán los dos temas que les ocuparon más horas de conversación. Todavía ahora hablan semanalmente por teléfono. "De todos los personajes que ha traducido, los pitufos son los más conocidos, pero no podemos olvidar las versiones modélicas que ha hecho de Jan y Trencapins, Sergi Grapes, Aquiles Taló, el detective Gil Jourdan –convertido en Gil Pupila –, Lucky Luke, Corto Maltés... e, incluso, algunos de los últimos Tintins", añadía. Lo que para muchos sería la obra de una vida entera, sólo ha sido una de las facetas de Jané, que también ha contribuido a mejorar el catalán gracias a las clases que daba durante los años 50 y 60, "sin pedir permiso", tal y como recordaba días atrás, con las gramáticas, diccionarios –como el de sinónimos– y artículos sobre lengua, pero también traduciendo numerosas películas para TV3, y con sus poemas, narraciones y una novela monumental, Caleidoscopio informal, que publicó en Ediciones de la Ela Geminada poco antes de cumplir 88 años. "El Caleidoscopio quizá ha asustado a la crítica, porque todavía no he leído ningún comentario que se refiera a ello", ha sentenciado Carbó con ironía, lo que ha provocado la carcajada de buena parte de los asistentes.

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"Siempre he estado a favor de utilizar la lengua viva –ha admitido Albert Jané también durante su discurso–. Hay más cosas que nos unen que las que nos separan". El lingüista y escritor ha defendido también el Institut d'Estudis Catalans, del que es miembro desde el 2000. "Cuando leo que es una institución fosilizada y momificada me gustaría que leyeran las actas: quedarían parados del gran trabajo que se hace". Finalmente, Jané ha tenido unas palabras sobre el presente: "La situación actual es desalentadora, y yo sólo lo sé por lo que me dicen, porque vivo recluido, pero si puedo decir algo diré que, a veces, nuestros medios de comunicación dan demasiada voz a los enemigos de la patria, y lo hacen basándose en una pluralidad que ellos no conocen ni defienden". Aún ha añadido un último mensaje: "Los catalanes no podemos ser optimistas, pero debemos tener confianza".