¿Cuántos coros catalanes no se han sentido esclavos?

BarcelonaAl menos en dos ocasiones desde que Salvador Illa es presidente de la Generalitat se ha sentido, antes o después deLos segadores –el himno nacional–, el Canto de la bandera. Es una canción tan o más hermosa que nuestro himno, pero no es el himno de Catalunya.

El Canto de la bandera es el himno del Orfeó Català, una composición para coro mixto con música de Lluís Millet i Pagès, sobre un poema de Joan Maragall, pensada para exaltar la bandera del Orfeó. Es cierto que en 1896, en Montserrat, se cantó esta canción en la ceremonia de institución de la bandera de Cataluña y que actuó, de hecho, como equivalente del himno nacional hasta que Los segadores fue restablecido como tal en 1993.

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Pero el Canto de la bandera, a pesar de hacer una referencia explícita a la "bandera catalana" –y presentar, pues, una ambigüedad entre la "seña" como estandarte del Orfeó y la "bandera" cuatribarrada-, hace años que se vincula sólo a la Orfeón, mientras que el himno deLos segadores se vincula a la patria, la nación, Cataluña. Este uso del himno del Orfeón en celebraciones colectivas y de carácter nacional resulta, pues, reiterativo, no innecesario.

Ahora bien, hay muchos pueblos que tienen un himno principal y uno secundario, por ejemplo, Inglaterra, país en el que predomina el himno que conocemos, God save the King/Queen, pero país en el que todo el mundo reconoce igualmente como himno nacional el Rule, Britannia!. En Alemania, para mal recuerdo de quienes tienen memoria, la letra del himno de la República fue modificada por el Tercer Reich, el cual, aún no satisfecho con un "Deutschland, Deutschland über Alles", que sobrevive –con música adaptada de un Cuarteto de Haydn–, hizo cantar a todo el mundo, en las grandes y pequeñas celebraciones, la Canción de Horst Wessel, tremenda, que contiene palabras como "arriba la bandera", "esvástica" y "Hitler". La cantaban con entusiasmo.

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Más bien es partidario de dar al Orfeó lo que es del Orfeó y en Catalunya lo que es suyo, sobre todo para evitar que la lista de himnos se amplíe. ¿Cuántos coros catalanes –los que laten y los que cantan en comunidad– no se han sentido identificados con el Corazón de los esclavos, del Nabucco, de Verdi? ¿No hay, tal vez, que hayan oído como algo propio algún pasaje de los Maestros cantores, de Wagner?

Quizá fuera mejor que nos limitáramos, humildes, a la música y las tres estrofas vindicativas deLos segadores.