David Uclés, el escritor que recorrió 25.000 km para realizar una novela sobre la Guerra Civil

BarcelonaCuando Isaac Rosa publicó ¡Otra maldita novela sobre la guerra civil! (Seix Barral, 2007), tenía la esperanza de que la suya sería la última generación que necesitaría abordar el conflicto literariamente. Se equivocaba. David Uclés, nacido en Jaén en 1990, ha dedicado 14 años a La península de las casas vacías (Siruela, 2024), que reimagina la violencia, los crímenes y las envidias de la guerra, pero también los sueños y los ideales, en clave de un realismo mágico más cercano a El timbal de lata, de Günter Grass, que en Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez.

"Grass mezcla la inocencia de los personajes con un componente macabro notable: si le hubiera llegado a la suela del zapato ya sería feliz", explica el autor. La larga historia de La península de las casas vacías se remonta al año 2009, cuando el abuelo materno de Uclés le contó cómo había vivido la guerra. Acababa de empezar a estudiar Traducción e Interpretación, pero empezó a escribir. "Tuve el primer borrador relativamente rápido, porque había muchos detalles que quería que no se perdieran", recuerda. Esta versión inicial contaba la historia del pequeño pueblo andaluz de Jándula, donde el campesino Odisto Ardolento, su mujer, María, y los siete hijos que han subido deben acabar dispersándose por toda la Península a consecuencia del trasiego de la guerra . A medida que trabajaba se dio cuenta de que el periplo familiar era sólo una parte de su proyecto: "Mi ambición era narrar qué ocurrió aquellos años en todo el territorio, y hacerlo sin miedo ni prejuicios, sin pasar por alto las miserias de unos y otros, y con vocación de jugar y de ser libre".

Un autor que no cotiza

Durante la escritura de la novela, Uclés no dejaba de moverse. "En Ginebra tenía un gran mapa que ocupaba una pared entera con detalles geográficos, los informes de la guerra y aspectos sobre la vida cotidiana de esos años", explica. La península de las casas vacías iba creciendo a medida que el autor consolidaba un estilo de vida nómada y al margen del mundo laboral. "Nunca he cotizado a la Seguridad Social –sigue–. Paso los veranos en Santiago de Compostela, y con el dinero que gano tocando el acordeón ante la catedral vivo durante buena parte del año. Si me falta dinero pinto algún cuadro y lo vendo". En 2019 ganó el premio Complutense con El lamo del león, y un año después publicó la segunda novela, Emilio y Octubre (Dos Bigotes, 2020). "Gracias a una beca Leonardo del BBVA visité todos los escenarios importantes del libro, entre ellos Badajoz, Guernica, Málaga, Madrid y Girona", explica. No le bastó con eso: Uclés pasó por unos sesenta localizaciones que suman 25.000 kilómetros. "Era muy importante dejarme impregnar de las historias y ambientes de cada una de estas ciudades y pueblos –continúa–. He tratado de honrar y respetar a los que murieron. El mundo del libro está lleno de pena y de muerte, pero también de vidas que comienzan. Las chispas de humor me salían de forma natural".

Hay un personaje que huye de una bala que nunca le deja de perseguir. Otro que recupera la visión durante un corte de luz. Una mujer que tiene a los miembros de leche –si pierde una pierna, le vuelve a crecer– y otra que se cose en la piel el vestido de novia de su difunta madre. El conservadurismo de los franquistas convive con los revolucionarios anarquistas y con elementos queer. "El único personaje que ridiculizo a fondo es Franco, porque la posguerra nos demostró que fue atroz", comenta.

Desde que Uclés publicó La península de las casas vacías en Siruela en marzo, la novela ha agotado tres ediciones. "No hay semana que no tenga dos o tres presentaciones –dice–. Viviré pegado a la maleta hasta, al menos, Navidad". Después repasará el libro que empezó en Barcelona en otoño de 2022 gracias a una beca Montserrat Roig. "Está ambientada aquí –avanza–. Entre los protagonistas se encuentran Simone Weil, Mario Vargas Llosa y Mercè Rodoreda".