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"Mi difamador sigue teniendo voz en los medios del país con impunidad"

Eva Piquer presenta en el Paral·lel 62 el libro 'Difamació', en el que analiza el "escarnio clasista, misógino y cruel" que sufrió

Eva Piquer
07/10/2025
4 min

BarcelonaHace diez años, cuando la escritora y periodista Eva Piquer estaba en la sala de espera del Hospital Vall d'Hebron temiendo el pronóstico de cáncer que encararía su marido, el periodista y entonces director del ARA, Carles Capdevila, en un blog aparecieron una serie de artículos difamatorios que les atacaban, sobre todo a ella, a la que –un año, siete meses y dieciocho días antes de que muriera su marido– ya tildaban de "la viuda oficial de la tribu", "nuestra futura Pantoja". "Cuando acababan de diagnosticar un cáncer al padre de mis cuatro hijos y me encontraba en el umbral del infierno, cuando intentábamos desterrar de los cerebros respectivos la idea de una muerte a corto plazo, justo en ese momento de vulnerabilidad y desconcierto y autoengaño un ser humano encontró oportuno asediarme", escribe Piquer.

Aquel artículo se extendió como una infección (ya se sabe, los virus y la viralidad en tiempo de Twitter), y no sólo causó un dolor terrible e instantáneo a la familia, a sus cuatro hijos, sino que quedó como una herida abierta y supurante para la escritora. Hasta ahora. Diez años y un Me Too después, Piquer se ha visto con fuerzas de romper el silencio con un ensayo titulado Difamació (Club Editor), donde pasa cuentas con ese escarnio público. Y lo ha presentado este lunes por la noche ante cerca de 500 personas en la sala Paral·lel 62 de Barcelona, junto a las periodistas Gemma Nierga y Alba Riera, y ante un auditorio donde había decenas de caras conocidas: periodistas como Albert Om, Antoni Bassas, Toni Soler, Xavier Graset; políticos como Gerardo Pisarello, Jordi Sánchez, Xavier Domenech, David Fernández, Carles Riera, Joan Manuel Tresserras, Raúl Romeva, Natàlia Garriga, y gente del mundo cultural como Sílvia Soler, Josep Lluch, Pilar Beltrán, Izaskun Arretxe, Ester Pujol, Teresa Cabo, Marina Garcés, Enric Canet, Carme Solé Vendrell, Ana Polo, Magda Oranich, Sílvia Bel, Lluís Cabrera y Eva Armisén, entre otras muchas.

En el libro, Piquer va deshaciendo el ovillo de cómo funciona la difamación, los mecanismos de deslegitimación y deshumanización que hacen posible después el escarnio y la humillación. La escritora explora los límites de la libertad de expresión y hurga en las hipotéticas motivaciones de su enemigo, el articulista Bernat Dedéu, a quien no conoce personalmente y de quien ni siquiera escribe el nombre en todo el libro –le llama Ricard, con la intención de convertirlo en un arquetipo–, aunque sí cita textualmente sus artículos. Piquer plantea algunos escenarios plausibles por haber recibido esta violencia: clasismo, misoginia, crueldad, neofascismo. Y añade: "Mi difamación tiene un punto de violencia vicaria, me atacaba a mí de rebote, porque él quería escribir en un diario que dirigía mi marido".

Eva Piquer con Alba Riera y Gemma Nierga, en la presentación de 'Difamación'.

Contra la impunidad

Piquer, autora de catorce libros (el último, Aterrizaje, en Club Editor) y directora del digital de cultura Catorze, detalla los efectos que tiene la difamación sexista, en primera persona y también estructuralmente, como mecanismo de desigualdad. "Afecta a la autoestima, la salud mental, la carrera profesional y las relaciones personales, y desincentiva a alzar la voz", escribe. Para ella, ha sido un arrastre moral durante años, le ha condicionado el duelo –el suyo y lo que necesitaban hacer los demás–, e incluso le ha hecho perder amigos. "Carles se muere y mi miedo es sobre todo que no crean que soy la Pantoja. Mi obsesión era no dar la razón a mi difamador. ¡Qué tontería! Pero es que te lo acabas creyendo", lamenta Piquer, que había frenado homenajes y no había asistido a los que hicieron a Capdevila.

Incluso condicionó su escritura. "Pasé mucho tiempo en que necesitaba volver a escribir, porque necesitaba algo que me motivara para salir adelante, y me prohibía escribir sobre el duelo, sobre cómo lo haces cuando has sufrido una pérdida, una catástrofe, aunque era el único tema que me interesaba", recuerda. Un año antes de publicar Aterratge, pidió a la terapeuta que la preparara para lo que diría su difamador. También fue en quien primero pensó cuando recibió el Premi Nacional de Cultura. "Un enemigo es un motor porque, como te sigue los pasos, no te permite bajar la guardia", dice con sorna. Y eso que reconoce: "Como enemiga soy una pesadilla: tengo memoria, soy rencorosa, soy vengativa y soy resiliente. Pero es que a los difamadores no se les ocurre que detrás hay una persona como ellos".

El hecho de que el difamador obtenga placer con este ensayo no le ha hecho abandonar, sino todo lo contrario: "Para mí ya es una victoria haber dejado de callar", escribe Piquer, que en su día encontró apoyo en privado pero no en público. "Preferiría no haber sufrido tanto y no tener que escribir lo que he escrito, pero celebro habérmelo sacado de encima", admite en el auditorio. Y va más allá. Dice que pretende "sacudir el mundo mediático y cultural catalán: a ver si nos despertamos de una vez". "Deberíamos preguntarnos a qué tipo de personajes damos micrófonos y altavoces. Mi difamador sigue teniendo voz en medios públicos y privados del país con impunidad –denuncia Piquer–. He roto el silencio para que rompamos la impunidad". "El insulto, la injuria, la difamación, se han convertido en una conducta banal, no hay espacio público que se salve, el lenguaje de la brutalidad se ha impuesto como norma –recordaba la editora Maria Bohigas–. Hay que encontrar formas para que la palabra no se convierta en una herramienta de destrucción más".

El acto en Paral·lel 62 ha terminado mientras sonaba la canción Tú a mí no me hundas, de Juan Gabriel, con la voz de Isabel Pantoja.

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