A pie de página

Pues, efectivamente: último artículo

Anna Guitart en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
19/12/2025
3 min

Para mí, lo complicado de un artículo es decidir de qué hablará. Sólo escribo uno este semanal, pero siempre me cuesta elegir el tema. Normalmente, una vez lo tengo y me estructuro un poco en la cabeza y en el papel lo que quiero decir, me pongo a escribir y va saliendo bastante solo. Hoy, no me está pasando esto: tengo clarísimo de lo que quiero hablar, pero no sé cómo hacerlo. De hecho, éste es el quinto inicio que escribo, y, mejor o peor, será el definitivo, porque tengo que enviar el artículo pronto a la redacción. De momento, en mi ordenador, tiene un título muy sencillo, pero que deja muy claro su contenido: "Último artículo". Después de varios años escribiendo en elAhora Leemos, tengo que dejarlo, porque a partir de enero me incorporo a el equipo del Institut Ramon Llull. Es un trabajo que me ilusiona, que agradezco mucho, que me da un respeto que no me acabo, y que me parece un privilegio. Sin embargo, ha implicado una renuncia, y es que, mientras trabaje, no podré hacer de periodista.

Desde que sé que aparcaré el oficio durante una temporada, me van viniendo recuerdos y pongo atención a algunas cosas. Este viernes, antes de intervenir en La mañana de Catalunya Ràdio, me he vuelto a engullir. No eran los nervios del último día, me ocurre cada vez. Parece mentira, tantos años haciendo radio y aún esa inquietud que me hace fregar la garganta antes de abrir la boca. No descarto que haya un punto de inseguridad en esto, pero me parece que es sobre todo porque sigo teniendo respeto por el directo, y eso me gusta. También me ocurre cuando hago entrevistas en la tele. Siempre voy sin guión, y eso es gracias a Pedro Ruiz. Hace más de veinte años, le entrevisté en un programa de verano que yo hacía en COM Ràdio. Llegó y vio que tenía un montón de papeles frente a mí, la entrevista que me había preparado. Antes de empezar, me propuso que les dejara a un lado, y que tuviéramos una conversación. Un poco acojonada, dije que vale, y el experimento salió bien. Entendí muy rápido que se trataba, sobre todo, de escuchar y de mirar a la persona con la que hablas. Al día siguiente, Ruiz, con gran generosidad, me llamó para decirme que yo no necesitaba papeles, y terminaron para mí. Vamos, se acabaron durante la entrevista, porque antes se necesitan muchos.

Hace unos días, el maestro Iñaki Gabilondo decía algo muy importante: "Tienes que haber leído muchos papeles para poder hacer una entrevista sin papeles". Y, sin embargo, aunque te hayas preparado mucho, están los nervios del momento. Mi primera entrevista televisiva fue con Michel Houellebecq, y la última será la que se emite, el próximo lunes, con Mercè Ibarz. Es verdad que con el autor francés tenía una taquicardia propia del estreno ya la altura del personaje, pero también había una inquietud antes de la conversación con Ibarz, con la que tengo una gran confianza. Al igual que con la radio, me gusta ese punto de alerta permanente, que encuentro propio del oficio. También se corresponde al saber que hay alguien que te escucha, que te mira, que te lee. Es una responsabilidad, es necesario corresponder a la confianza de oyentes, espectadores y, en este caso, lectores. Yo quiero despedirme agradeciendo la de los lectores que me habéis seguido y, si me permitís, la del equipo extraordinario de Cultura del ARA. Han tenido que realizar varios actos de fe, sobre todo mi querido Jordi Nopca, porque no creo que ningún colaborador envíe su columna tan tarde como yo. Mil disculpas, y muchísimas gracias. Ya no os haré sufrir más: aquí va el último artículo.

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