¿El fracaso de Eva Baltasar? ¿Qué fracaso?

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Eva Baltasar, en la librería Calders de Barcelona

BarcelonaVeamos cómo me lo hago esto. Leo en elAhora Leemos la crítica literaria sobre el último libro de Eva Baltasar, a cargo de Àngels Cabré, que también es escritora. Dirige el Observatorio Cultural de Género, que, por lo que veo, está dedicado a impulsar la presencia de mujeres en la cultura. Supongo que no cualquier mujer. El titular de la crítica es de los más terroríficos que he leído en mucho tiempo: "El fracaso de Eva Baltasar". Vamos. No lo percibía así, claro. Pero es que a ella, la crítica, no sólo no le gusta el último libro, sino que le enmienda toda la obra. La primera novela le pareció “sugerente pero deficitaria”. La segunda la defraudó, y la sorprendió muchísimo que fuera finalista del premio Booker” hasta el punto de que “recé para que no se lo dieran” porque “le habrían hecho un mal servicio a la autora”. Me parece que Baltasar debe agradecerle este gesto cristiano. Yo, claro, rezaría por otras cosas, en la vida, pero siempre hay alguien que debe salvarte de ti misma. La tercera novela, ella "no la habría publicado", porque es quiebra. También cree que es una “versión mala” deUn amor, de Sara Mesa. Y la última (que gracias a Dios no se la ha copiado de nadie) "no mejora el balance anterior sino que la empeora". O sea, mejor que no existiera Baltasar. Lo ha hecho todo mal.

La autora del texto que nos ocupa (la Cabré) tiene cosas que decir del argumento de este último libro que empeora todos los demás. "Tanta soledad nos escama desde el primer momento y tanta incapacidad para superar las dificultades, también", dice. ¿Por qué? ¿Le escamaría que Gregor Samsa un día se encuentre convertido en escarabajo? ¿Le escama que Colometa quiera matarse? El papel del crítico, o del prescriptor, es conducir a los posibles lectores. Yo, cuando en una crítica leo frases que el crítico nos muestra como ejemplo de horror, siempre padezco. Y Cabré lo hace. Fuera de contexto, todo es terrible. Imagínense que les digo: “¡Mirad qué tifa, este muchachito, Dickens! Dice que "Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos"”.

Los personajes femeninos y la honorabilidad

Los escritores debemos aceptar la crítica, si está bien hecha, nos guste o no. Lo dice Màrius Serra: “Si no quieres que te pinten bigotes no te dejes hacer fotos”. Sabemos que el espacio es pequeño, sabemos que despertamos odios o amores. Una literatura la forman muchos escritores, con muchas voces distintas, si son honestos. De ninguna manera me estoy quejando –ni conozco a Baltasar ni conozco a Cabré– de la crítica. Me estoy quejando de la condescendencia, de las lecciones, del pontificar, del “tú sobres, porque no haces lo que espero de ti”.

Como dice Martin Amis, cuando eres un poco mayorcito e insultas a través del papel escrito, pareces un poco tarado. No hablo con voz interpuesta. Puedo decir que la crítica me ha tratado por lo general bien. He recibido todas las alabanzas posibles por mi última novela, no estoy escribiendo en señal de venganza. Pero sí veo, veo lo que le molesta a la señora. Los personajes femeninos quizás no son tan honorables como debería. Los hombres de las novelas pueden ser cabrones, asesinos, incapaces o escarabajos. ¿Las mujeres también? ¿O las mujeres están obligadas a ser heroicas, fuertes, nunca viscosas, nunca cagadudas? ¿Debemos escribir los personajes femeninos según algunos feminismos? ¿Es esto?

Dice en un momento dado que el éxito de la Baltasar (inmerecido, claro) viene dado por la “palesa necesidad –más viva que nunca– que la literatura se zambulle en la vida de las mujeres y en la condescendencia de nuestro sistema literario”. O sea, los lectores, los críticos y los del premio Booker son indocumentados. Y hasta ahora, al parecer, la literatura no se zambullía en la vida de las mujeres. ¿Perdone? La literatura siempre se ha sumergido en la vida de las mujeres, de los hombres y de los perros incluso. Somos muchos escritores, hombres y mujeres, que escribimos de mujeres y hombres y de casas y de bestias y cada una tenemos una voz. Los libros no son una serie de Netflix donde la heroína siempre sale adelante, y siempre es honorable. ¿Observatorio? Entiendo lo que se observa.

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