La literatura de calidad es lo que menos importa, en los "estudios culturales"

Entrada de la Facultad de Filosofía y Letras de la UAB.
23/05/2025
2 min

BarcelonaPor resolución de la Universidad Autónoma de Barcelona, ​​se convoca una plaza de profesor titular de universidad adscrita al departamento de filología española, pero con un perfil relativo en el área de conocimiento de teoría de la literatura y literatura comparada. Sin embargo, esta área estaría mucho mejor situada dentro del departamento de filología catalana, y así los alumnos no se aburrirían tanto, el grado quizá estaría a rebosar y abastecería a los institutos a los profesores que tanta falta hacen de lengua catalana y literatura (sin adjetivo; lo que habría tenido que potenciar la enseñanza de las literaturas extranjeras, extremo que habría enriquecido el nuestro).

En principio, lo que más necesita un departamento de teoría y literatura comparada es gente que, en el mejor de los casos, conozca dos lenguas clásicas. Y en Cataluña, ya sabemos el catalán y el castellano, y otras dos o tres lenguas modernas a elegir entre francés, inglés, italiano, alemán y ruso, las más productivas secularmente en materia literaria.

Pero la convocatoria no va por ahí: quizás los candidatos conozcan sólo las dos lenguas oficiales en Catalunya porque no se les pide ninguna otra. Mal si se quiere enseñar cualquier cosa inspirada en la esencia de la comparatística, que es universal –o de ámbito occidental, al menos– y no particular. Y ahora viene lo peor: da igual que el candidato haya leído, o no, Ausiàs March, Joanot Martorell, Shakespeare, Tolstoi, Cervantes, Jane Austen, Proust, Virginia Woolf, Petrarca, Leopardi, Pushkin, Dante o Carner. No hace falta que haya leído nada, quizás porque la asignatura que deberá cursar y el proyecto docente que piden llevan el título de "Estudios culturales con perspectiva de género".

Hace ya años que ha quedado demostrado que los "estudios culturales" son una pseudodisciplina decantada siempre hacia lo que se llama "políticamente correcto" -del todo ajena a la filología-, y unos estudios no precisamente concebidos como un campo que se ocupa de hablar de lo que salga (sin apriorismos), pero a partir de la literatura de calidad, la que "importa", lo que "importa", lo que "importa", lo que "importa". En cuanto a la perspectiva de género, el autor del artículo ya no tiene espacio para realizar un análisis de esta insólita modalidad de estudios literarios.

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