Muere a los 41 años la ilustradora Amaia Arrazola

BarcelonaLa ilustradora Amaia Arrazola ha muerto a los 41 años en Barcelona, la ciudad en la que la dibujante vasca se estableció hace años y donde desarrolló su carrera profesional. Arrazola era una de las ilustradoras más destacadas de su generación, conocida por libros como el homenaje al universo de Hayao Miyazaki Totoro y yo (Lunwerg, 2022) o el testimonio en primera persona sobre el impacto de la maternidad El meteorito (Lunwerg, 2020), así como por los murales que pintó en Japón, Madrid, Timisoara, Rabat o Barcelona, donde recubrió los 86 metros de la valla del Mercado de la Abacería del barrio de Gràcia.

Nacida en Vitoria en 1984, Arrazola estudió publicidad en la Universidad Complutense de Madrid, ciudad en la que también trabajó como directora de arte en la agencia de marketing McCann Erickson antes de marcharse a Barcelona para estudiar en la escuela Elisava y reinventarse como ilustradora. "Cuando llegué a Barcelona pensé que estaba de paso, que serían unos meses, quizás unos años, y seguiría mi camino –explicaba en su cuenta de Instagram–. Pero esta ciudad te atrapa. Me han pasado muchas cosas preciosas en este sitio, algunos de mis mejores amigos están aquí, mi hija es catalana..."

Uno de sus primeros grandes encargos fue decorar el metro de Madrid con un gran mural y poco después desplegó una gran lona ilustrada por ella sobre la madrileña plaza de Espanya por encargo de una compañía telefónica. En 2019 ilustró en su ciudad natal una de las paredes del trinquete Los Astrónomos con un homenaje a las mujeres pelotaris, y el año pasado ilustró el cartel de las fiestas de Vitoria, La Blanca, con un mosaico que representaba la diversidad de participantes del evento y que para ella fue "cómo volver a casa".

Como ilustradora editorial colaboró en libros como Corazón robot (Libros Stendhal, 2014), escrito por Iñaki Oliver, Cosas que nunca olvidarás de ti Erasmus (Lunwerg, 2014), escrito por Raquel Piñeiro, En el patio (Elkar, 2015), escrito por Arrate Egaña, y el libro colectivo El futuro es femenino (Nube de Tinta, 2008), escrito por Sara Cano. Arrazola también realizó diseños para marcas como Coca-Cola, Vans, Uniqlo o Nobel y participó en el diseño de unas zapatillas Nike.

Su pasión por Japón se concretó en su primer libro en solitario, Wabi sabi (Lunwerg, 2018), que surge de su estancia en Matsudo gracias a una residencia artística. "Fui con la intención de hacer un dibujo al día, de crear un diario visual en el que dar cabida tanto a la comida, la ciudad y el carácter de la gente como a mis miedos e inseguridades", explicaba. Dos años después llegó El meteorito. De cuando fui madre y todo voló en mil pedazos, sobre su experiencia como madre primeriza. "El libro nace de la necesidad de gritar: «Sigo aquí» –explicaba el 2020 en el ARA–. Sentía que mi personalidad de madre me estaba suplantando en todos los demás aspectos de la vida. Y me sublevé contra esta idea". Para Arrazola la maternidad fue, como explicaba en el libro y en esta entrevista en Criaturas, un meteorito: "Yo estaba preparada para tener una hija pero no para convertirme en madre".