Muere a los 66 años Àlex Susanna, figura clave en la renovación de la cultura catalana
Además de publicar una veintena de libros, fundó la editorial Columna y dirigió la Fundación Caixa Catalunya, el Institut Ramon Llull y la Fundación Vila Casas
BarcelonaÀlex Susanna ha vivido toda su vida rodeado de cultura, dedicándose profesionalmente –como editor, gestor cultural y autor– y defendiéndola con pasión. Coincidiendo con la recuperación de la democracia y el autogobierno, ha sido una personalidad relevante en la renovación y profesionalización del mundo cultural catalán, especialmente en el campo editorial, tanto desde el mundo privado como desde el público. Un cáncer diagnosticado hace unos meses ha terminado poniendo fin, a los 66 años, a una trayectoria fructífera, poliédrica y en plena actividad: a principios de año publicaba su último dietario, La danza de los días (Proa), y en marzo todavía inauguraba en la galería Dina Vierny de París una exposición sobre la sensualidad en Aristides Maillol. Deja terminados, además, un nuevo dietario y un libro de poemas que se publicarán póstumamente.
"En todos los trabajos que he tenido he procurado que mi mirada fuera abierta –contaba en una entrevista reciente–. He querido el máximo de libertad y el mínimo de prejuicios. Es una pena que desde hace unos años hayan crecido las posiciones sectarias desde un punto de vista estético". Nacido en Barcelona el 12 de septiembre de 1957, Àlex Susanna se licenció en filología catalana en la Universidad de Barcelona cuando ya era un poeta reconocido: con Memoria del cuerpo (La Gaia Ciencia) había ganado el premio Miquel de Palol en 1980.
La pequeña revolución de Columna
En paralelo a las clases que daba en la Universidad Rovira i Virgili, impulsó el Festival Internacional de Poesía de Barcelona en 1984 y fundó la editorial Columna en 1985 junto a Miquel Alzueta, Alfred Sargatal y Ricard Badia. Durante la segunda mitad de los 80 y la década de los 90, Columna, junto con otros proyectos independientes como el Empúries de Xavier Folch y los Quaderns Crema de Jaume Vallcorba, abrió nuevos horizontes a los lectores catalanes, combinando el buen olfato por las traducciones (Tom Sharpe, Patricia Highsmith, David Leavitt...) con éxitos sonados como Amorrada en el pilote, de Maria Jaén, proyectos faraónicos como la primera versión íntegra deEn busca del tiempo perdido, de Marcel Proust, comenzada por Jaume Vidal Alcover y completada por Maria Aurèlia Capmany, y un extenso y valioso catálogo de poesía, con títulos de Feliu Formosa, Màrius Sampere, Montserrat Abelló, Marta Pessarrodona, TS Eliot –de quien Susanna tradujo Cuatro cuartetos– y Sylvia Plath. "Éramos jóvenes, teníamos empuje y éramos un equipo muy creativo –aseguraba Susanna–. En aquellos momentos, la edición catalana estaba en manos de personas de cierta edad y Columna representamos, si se me permite decirlo, una pequeña revolución. Publicamos mucha literatura contemporánea con la intención de hacer posible que lo que encontrabas en una librería de Londres, Berlín o Milán también estuviera en Barcelona".
Después de que Columna pasara a formar parte de Planeta a finales de 1999, Susanna se ocupó del área de Cultura del Institut Ramon Llull (2002-2004) y dirigió la Fundación Caixa Catalunya en la Pedrera ( 2004-2013), época durante la cual se pudieron ver exposiciones dedicadas a Aristides Maillol, Georges Rouault, Kazimir Malévich y Mariano Fortuny Madrazo. La huella como editor de Àlex Susanna no acabó con el adiós de Columna. En 2007 fue uno de los impulsores de la imprescindible colección El círculo de Viena, que ha traducido al catalán clásicos del siglo XX como Yasunari Kawabata, Joseph Roth, Virginia Woolf –mucho antes del boom editorial actual–, Sherwood Anderson y Cynthia Ozick.
De Venecia a Viena
Además de su trabajo como editor, gestor cultural y crítico de arte, Susanna levantó una obra literaria que dio varios libros de poemas, entre los que destaca Las anillas de los años (premio Carles Riba 1990). También destacó en el campo de los dietarios: inauguró el ciclo con Cuaderno veneciano, distinguido con el premio Josep Pla en 1988, y el proyecto ha tenido seis entregas más, la última de las cuales ha sido La danza de los días y todavía vendrá El año más inesperado en septiembre. "Empecé a escribir dietarios mucho antes, a finales de los 70 –recordaba el autor–. Al principio eran cuadernos de formación, escritos a mano. A partir deCuaderno venecianoseguí haciéndolo con la conciencia de que los publicaría. Pasaron de ser apuntes íntimos, sólo para mí, a querer ser literatura. El dietario es una forma de no ficción donde cabe prácticamente todo, desde notas de viajes, comentarios de lecturas, música y arte, la rememoración de un encuentro con amigos e impresiones de la vida".
Durante la última década, la trayectoria como gestor cultural de Àlex Susanna alcanzó su cumbre: fue director adjunto del Institut Ramon Llull (2013-2016), haciendo equipo con Vicenç Villatoro; Cultural (2016-2017), y fue director de arte de la Fundación Vila Casas, cargo que ocupó entre 2020 y mayo de 2023, cuando fue relevado por Bernat Puigdollers con el objetivo de dedicarse más a la creación literaria y en el comisariado de exposiciones
La mirada a menudo entusiasta de Susanna en relación con el arte no rehuía una visión crítica del sistema cultural que tan bien ha conocido durante las últimas cuatro décadas. , elegía arremangarse. Hasta los últimos días mantuvo el espíritu optimista y la fe en la cultura catalana: “Esta sociedad tiene un gran potencial y si tenemos que aferrarnos a algo es a lo que somos, a la nuestra cultura, en la lengua. Ésta es la palanca que nos permitirá, con más facilidad de lo que creemos, recuperar la autoestima. Este país es una brasa encendida".