Literatura

Muere a los 90 años Rosa Regàs, escritora, editora e icono de la Gauche Divine

Además de ganar el Planeta con 'La canción de Dorotea', trabajó en editoriales como Seix Barral y fundó la editorial La Gaya Ciencia

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Rosa Regàs en Llofriu, el pasado veintiocho de mayo

BarcelonaLa escritora y editora Rosa Regàs ha muerto a los 90 años en su casa de Llofriu, pocas semanas después de presentar su último libro, Un legado (Navona), en la que repasaba una larga vida llena de éxitos profesionales, entre los que destacan el premio Planeta con La canción de Dorotea (2001) y el premio Biblioteca Breve con Música de cámara (2013), pero también el relevante papel en editoriales como Seix Barral y La Gaya Ciencia y la participación en el grupo de intelectuales conocido como la Gauche Divine, del que era uno de sus integrantes más icónicos.

"Tenemos la manía de no pensar en el pasado y que no forme parte de nuestra cultura. Los franceses saben quiénes son los escritores que les han precedido. Aquí nadie sabe nada", se quejaba la autora en el 2017, cuando fue invitada a inaugurar la temporada del Teatro Nacional de Catalunya. Hija del dramaturgo Xavier Regàs y de Mariona Pagès, Rosa Regàs nació en Barcelona el 11 de noviembre de 1933. Pasó la Guerra Civil en Francia con su hermano pequeño, Oriol, y ambos acabarían estudiando en París, mientras que los dos hermanos mayores, Xavier y Georgina, estudiarían en los Países Bajos

De una infancia. dickensiana en el éxito como editora

"Mi infancia fue dickensiana, aunque han pasado muchos años ya base de hablar me he ido sacando heridas de encima", recordaba la autora en Entre la cordura y el arrebato (Ahora Libros, 2014). El título del libro evidenciaba la diferencia entre ambos lados de la familia de Rosa Regàs. Según explicaba la autora, los abuelos y tíos de la parte de la madre eran "artistas, divertidos y simpáticos, y todos habían vivido en París". "Pude conocerlos poco, pero me siento muy orgullosa de formar parte de su familia", confesaba. En la otra cara de la moneda se encontraba la familia del padre, conservadora y católica.

Fue la herencia materna la que acabó pesando más en Rosa Regàs y sus hermanos: Xavier fue decorador, interiorista y pintor; Georgina, escritora y cocinera, Oriol fundaría en 1967 la emblemática discoteca Bocaccio y Rosa empezaría a despuntar en breve, incluso contra todo pronóstico, porque se casó con el fotógrafo Eduard Omedes Rogés ​​con solo 19 años. En 1964, después de licenciarse en Filosofía y Letras en la Universidad de Barcelona –donde conocería a poetas con los que mantendría una gran amistad, caso de José Agustín Goytisolo, Gabriel Ferrater y Jaime Gil de Biedma–, entró a trabajar en el editorial Seix Barral, junto a Carlos Barral. Solo seis años después, en 1970, fundaba la editorial La Gaya Ciencia, que dio a conocer voces que acabarían siendo muy influyentes, como las de Javier Marías, Manuel Vázquez Montalbán y Álvaro Pombo.

Oriol Bohigas, a la derecha, con Rosa Regàs en el centro.

La Barcelona 'gloriosa' de la Gauche Divine

El Bocaccio fue uno de los lugares de reunión emblemáticos de la Gauche Divine, movimiento de intelectuales y artistas de izquierda, la mayor parte de los cuales provenía de entornos burgueses, nacido en la segunda mitad de los 60. Formaban parte escritores como Juan Marsé, Joan de Sagarra y los hermanos Terenci y Anna Maria Moix, fotógrafos como Colita y Oriol Maspons, editores como Jorge Herralde, Esther Tusquets y Josep Maria Castellet, cantantes como Guillermina Motta y modelos y actrices como Teresa Gimpera. "La Barcelona de aquellos años era gloriosa", recordaba Regàs poco después de ganar el premio Biblioteca Breve con Música de cámara en 2013. Una de las anécdotas más conocidas en relación a la autora tiene que ver con su inagotable energía: después de la jornada laboral y de asegurarse de que los cinco hijos ya dormían, tenía fuerzas para ir hasta Bocaccio y pasar allí unas horas con sus amigos.

Rosa Regàs aún tardaría unos años en debutar como escritora. En la década de los 80, después de haberse divorciado "amistosamente" de su marido, hizo de traductora para la Organización de Naciones Unidas en ciudades como Ginebra, Nueva York, Nairobi, Washington y París. Fue durante su estancia en Ginebra que aceptó escribir, por encargo de Carlos Trías Sagnier, entonces vinculado a Destino, un ensayo dedicado a la ciudad Suiza, Ginebra, que apareció en 1987. Regàs, que se acercaba a los 55 años, acababa de empezar una nueva etapa profesional que le daría muchas alegrías, como el Premi Nadal per Azul (1994) y el Planeta por La canción de Dorotea (2001).

Aunque a finales de los 90 fue una de las firmantes de los manifiestos del Foro Babel –grupo de presión a favor del uso del castellano en Catalunya–, al margen de la ficción publicó libros en catalán como Diario de una abuela de verano (Destino, 2004), La hora de la verdad (Ahora libros, 2010) y Amigos para siempre (Ahora Libros, 2016). Antes de retirarse a la casa de Llofriu para dedicarse sólo a escribir, Regàs aún tuvo fuerzas para dirigir la Biblioteca Nacional de España (2004-2007), y cada año formaba parte del jurado del premio Planeta. "Lo importante, en esta vida, es encontrar el camino hacia tu libertad", afirmaba esta primavera con el último libro que escribió cerca, y rodeada de los miles de volúmenes de su querida biblioteca.

Carlos Barral, Rosa Regàs y Joan Reventós en una imagen sin fechar
Rosa Regàs en Llofriu, el pasado mes de mayo
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