La nueva Noche de las Letras Catalanas: preguntas que responderemos en marzo

BarcelonaEsta semana nos han sacudido los cambios de la Noche de Santa Lucía, que se convertirá en la Noche de las Letras Catalanas (NLC), se celebrará en marzo e incluirá más premios. Yo, la verdad, tengo sentimientos contradictorios frente a la noticia.

Por un lado, celebro los nuevos premios a géneros que a menudo son dejados de lado –el premio de cómic, el premio a obra dramática–, así como la creación de Lo Somni, otro premio para autores noveles. También es magnífico el anuncio de un nuevo premio de pensamiento de cara al 2027, ya que el ensayo es un elemento vertebral de cualquier sector literario y en nuestra casa vamos justos de premios que proyecten las obras ensayísticas. El premio Montserrat Franquesa, que el PEN da desde el 2016, ahora se englobará en la NLC, y quizás también esto sea una buena noticia porque dará más visibilidad a un premio importante que pone el traductor en el centro, aunque no sé si quedará demasiado diluido en el alud de premios. Tampoco dudo que todo esto Òmnium lo impulsa con la máxima buena fe –quiero decir que no creo en las conspiranoyas de la fuerza oscura–, pero no estoy segura de que todas las buenas intenciones lleguen a buen puerto.

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Marzo significa carrera de Sant Jordi

En definitiva, que la operación tiene un lado bueno. Sin embargo, los cambios de la NLC me despiertan también un buen puñado de preguntas, a las que ya me cuesta más dar una respuesta entusiasta. La primera tiene que ver con la nueva fecha. La NLC se celebrará en marzo. Todos los que trabajamos en el sector editorial sabemos lo que significa marzo. Marzo significa carrera de Sant Jordi, y Sant Jordi significa unas cuantas cosas: saturación de los medios, que no dan abasto a hablar de todos los libros que salen en estas fechas; saturación del espacio en las librerías; preeminencia de un cierto tipo de literatura más comercial (la que acaba vendiéndose el día de Sant Jordi, que es cuando compran libros también los que nunca compran); de hecho, hace unos meses hablaba de los peligros que amenazaban al ecosistema literario catalán y allí mismo mencionaba el caso de un par de editores independientes que constataban una caída bestial de sus ventas el día de Sant Jordi de este año, pese al "momento dulce" del que se habla en varias noticias sobre la NLC (¿dulce para quién?). Así que, cuando veo que la NLC se realizará en marzo, me pregunto si realmente eran estas las mejores fechas para hacerlo; más aún, me digo, quizás sí que son las mejores fechas, pero ¿las mejores fechas para quién? (Pista: mira la foto del brindis.) Si queremos desestacionalizar la venta de libros, ¿no habría sido mejor hacerlo en fechas tradicionalmente más malas (otoño) o mantener en diciembre?

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Y me diréis: pero si se ha implicado todo dios, el Gremio de Editores, el Gremio de Libreros, el IEC, etc. Sí y no. En primer lugar, debo decir que echo de menos a la AELC, la Asociación de Escritores en Lengua Catalana, por lo que más preguntas: ¿podemos impulsar una celebración como esta sin contar con el gremio de quienes la hacen posible? ¿Nos imaginamos unos premios Gaudí organizados por todos menos por los directores de cine y guionistas? Bueno, no sé, me parece anómalo. En segundo lugar, si bien es cierto que el Gremio de Editores está representado, me pregunto hasta qué punto está defendiendo los intereses de todos sus asociados; la verdad es que es imposible que lo haga, porque los intereses de sus asociados son irreconciliables: es evidente que, en muchos aspectos, lo que le conviene a Abacus oa Random no les puede convenir en nada a editoriales como Angle o L'Otra. ¿Hasta qué punto, pues, todo ello beneficiará a los tres grandes (los únicos que salen en la foto) y perjudicará a los pequeños? Y sí, lo sé, la NLC también incluye el premio Òmnium de novela, al que optan todas las editoriales, pero ahí viene otra pregunta.

Hasta ahora el premio Òmnium tenía suficiente eco y un espacio propio a medios. ¿Hasta qué punto la acumulación de premios en un solo día no hará que el espacio a medios se reduzca? Si tenemos diez premios en diez fechas distintas, ocuparán una página (o media) en diez fechas diferentes, y el espacio equivalente en otros medios y redes. Pero es obvio que si tenemos diez premios en un día, al día siguiente no ocuparán diez páginas en un diario. Quiero decir que tanto premio acumulado, si bien puede tener la virtud (?) de dar mayor visibilidad a algunos premios, también puede provocar que, por una cuestión de exceso, se diluyan los ganadores y quede todo borrado en la memoria de los posibles lectores.

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Se me está acabando el espacio pero no las preguntas. Leo también que se ha incrementado la dotación de Sant Jordi y que se ha reincorporado la categoría de finalista (dotada con 10.000 euros). Esto está muy bien, si no fuera porque las dotaciones de otros premios no se han tocado. Llevo años rondino por los escasos 6.000 del Rodoreda. Que el premio de cuento sea menos de una décima parte del de novela es una vergüenza, al igual que es una vergüenza que otras dotaciones tampoco hayan subido: el trato que damos en este país a la poesía ya la literatura infantil y juvenil sigue siendo vejatorio (en este sentido, podéis leer también Tina Vallès en Vilaweb). Y sí, es cierto, más arriba hablaba de la incorporación de premios a géneros menospreciados, pero temo que todo sea una cortina de humo porque, en el fondo, lo que se empuja sigue siendo la novela.

La primavera nos traerá las respuestas a todas estas preguntas. ¿Queremos escucharlas?