El presente devastado y la literatura, según Blanca Llum Vidal

BarcelonaEl pasado martes, 10 de diciembre, un hombre fue detenido en Palma por asesinar a su mujer a navajazos ante su hija pequeña, de tres años Tenía una orden de alejamiento que no sirvió de nada. otros– se hicieron eco de las abucheadas a Carlos Mazón del día antes, el del funeral por las 222 víctimas de la DANA en Valencia. También recogieron varios casos relacionados con la crisis de la vivienda, como las amenazas a una familia de tres mujeres que ocupan desde hace años una vivienda de un fondo de inversión, o la resistencia de un matrimonio, de 76 y 79 años, que no quiere irse de dónde viven hasta que se les indemnice como toca. En Siria seguían las búsquedas desesperadas de familiares en Sednaya, la cárcel de los horrores, mientras Netanyahu continuaba su ofensiva militar sobre el país. En la Franja de Gaza, el horror no se detenía.

El martes 10 de diciembre también se celebró en Barcelona la Noche de Santa Llúcia, la gran fiesta de las letras catalanas que organiza Òmnium. Una fiesta que este año Blanca Luz Vidal, ganadora del premio Carles Riba, pidió convertir en media fiesta en el discurso de agradecimiento más lúcido, profundo y bonito que he oído en mucho tiempo: en tiempos de "un presente más bien devastado".

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Por eso, por si se lo perdió, aquí tenéis sus palabras:

"Buenas noches a todos. Hoy estamos aquí, en la Noche de Santa Lucía, en la fiesta de las letras catalanas, en la celebración de ese arte del escribir, de este artefacto político y de ese arte del leer que es la literatura y, sin embargo, a pesar de este acto feliz que tiene una historia magnífica, está la evidencia, la realidad de más allá de la letra y un presente más bien devastado: no hay ni un poema que evite especular con un bien de primera necesidad como es la vivienda, que impida perpetrar un desahucio expreso y sistémico o que haga del planeta un lugar habitable y no un mercado, y no un infierno, y no una trituradora de solidaridad y de vida. Hoy estamos aquí, y no hay ninguna novela que detenga la guerra y que imponga un alto el fuego permanente, el paso imparable de ayuda humanitaria y la necesidad de reconocer a los demás, a los diferentes, a los que ahora nacen y los que se van. Hoy estamos aquí, y no hay aforismo que señale bien la gestión criminal de un desastre climático y la vergüenza de una monarquía que hace propaganda en la ruina y el barro. Hoy estamos aquí, y no hay ni un solo cuento que revierta la creación de miseria, el sadismo social, el ritmo de un mundo convertido en un vertedero y en un instrumento de tortura y una economía que ahoga, que excluye y mata . Hoy estamos aquí sabiendo que la literatura no evita el desastre de la vida material, no hace sobrevivir ningún bosque, no cura la violencia marcada en los cuerpos ni repara la desigualdad que se extiende como un hongo".

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"Y como que la literatura es algo liberador y precioso que remueve, y cambia, y que despega y acoge, pero que no imposibilita del todo y para siempre las tentaciones totalitarias, además de agradecerles este reconocimiento y ese impulso a no parar ya seguir escribiendo por amor a la bronca, lo que me gustaría es proponeros que esta fiesta sea media fiesta, porque entiendo que en las mitades no hay ha exaltaciones, ni dogmas, ni absolutos, y porque entiendo que en las mitades cabe la duda, la crítica, la pregunta, la grieta, la ambigüedad del deseo, la contradicción de los orígenes, la memoria diversa, lo más sofisticado y salvaje de los sueños, el futuro que no se cierra, el amor que no estrecha y la palabra más libre".