Literatura

En recuerdo de los vulnerables de todas las guerras

'La Historia', de Elsa Morante, es un canto a la resistencia humana y al heroísmo cotidiano de los más débiles a través de la mirada de una maestra y su hijo durante la posguerra de la Segunda Guerra Mundial

'La Historia'

  • Elsa Morante
  • Cuadernos Crema
  • Traducción de Marina Laboreo Roig
  • 784 páginas / 36 euros

¿A qué se refiere Natalia Ginzburg cuando dice que La Historia Qué es la novela más bella del siglo XX? No sólo a que es una obra literariamente ambiciosa, sino a otra cosa: va al tuétano. Las casi ochocientas páginas de La Historia, de Elsa Morante(Roma, 1912-1985), nos hieren donde más duele, que está en el corazón. La historia –ahora en minúsculas– de Ida Ramundo y su hijo Useppe, que no levanta dos palmos del suelo, se nos da muy adentro. Esta caudalosa novela coral es un canto a la resistencia humana y al heroísmo cotidiano de los más débiles, capaces de mostrar una fortaleza numantina.

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Durante la Segunda Guerra Mundial –la más devastadora y lacerante que hemos vivido hasta ahora–, Roma fue una ciudad sitiada y herida. Un bombardeo hundió el edificio donde vivía Ida, mató al perro de su hijo mayor, Nino, y la dejó sin techo, a ella ya su hijo pequeño, que fue fruto de la violación que sufrió por parte de un joven soldado alemán que vagaba solo por las calles de Roma. En la obra, la autora encarna la doble vulnerabilidad de las mujeres en los conflictos bélicos. A lo largo de la novela, seremos testigos del instinto de supervivencia de esta madre coraje, una humilde maestra judía.

Ida, de Elsa Morante, no tiene la belleza de Claudia Cardinale –que la encarnó en el cine en la década de los 80–, sino que es una mujer anodina, poco, que cada vez se va volviendo más invisible por culpa de las miserias de la guerra y las penurias de la inmediata.

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El primer escollo es el embarazo indeseado, que no tiene más remedio que asumir: "Aunque el embarazo avanzara, para Ida no fue difícil esconderlo. Su cuerpo, ya informado y desproporcionado desde la cintura hasta debajo de la pelvis, ' reducida. Era evidente que la escondida y mal nutrida criatura no podía ser más que un peso ligero, que no requería mucho espacio". El pequeño Useppe nace prematuramente, escuálido y destinado a no crecer demasiado, a pesar de ser espabilado como nadie. Del soldado, ha heredado los ojos azules germánicos.

Después de quedarse sin casa, Ida y Useppe se trasladan en un albergue para refugiados, rebosante de vencidos como ellos. Sólo de vez en cuando aparece por allí Nino, tan soplonubes como Quimet de La plaza del Diamante, que lucha contra los fascistas. Ida cada día sale en busca de comida, un bien entonces muy escaso. La Historia es una novela contra los totalitarismos que abocan a guerras crueles, donde la maestra y el niño nos dan la dimensión exacta de sus fatales consecuencias.

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Una gran novela con una traducción magnífica

En 1974, cuando la novela se publicó, la autora –por cierto, hija ilegítima de una maestra– quiso que saliera en una edición económica para que la gente humilde pudiera leerla. Vendió 650.000 ejemplares y levantó una buena polvareda. Sus colegas la acusaron de decimonónica, y ciertamente, con su narrador –o narradora– omnisciente, La Historia parece una novela realista del siglo XIX. Pero su prosa está demasiado anclada en las raíces más profundas del siglo XX para ser acusada de nada parecido. La lectura no es pesada y es muy estimulante. deficiente de un niño pequeño, y ha salido excelentemente.

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Morante encabeza cada capítulo con los datos objetivos de los sucesos reales, desde la agresión de Italia a Grecia en el año 1940 en la carrera por la bomba atómica en el año 1944. contraste, la microhistoria de la madre y el hijo desnerido, y los muchos personajes secundarios que les rodean, en una Roma metafórica que podría ser la Roma cittó aperta, de Roberto Rossellini, traslada a la literatura lo que tantos millones de ciudadanos sufrieron en su propia piel.