"Los torturadores no me doblaron y eso me ha dado bastante toda la vida"
Torturada por la policía franquista, Roser Rius cuenta con dibujos, cartas y escritos su paso por la cárcel de Yeserías
Barcelona"Aguanté las torturas. No hablé. Cuando salimos de la dirección general de Seguridad tenía los pies negros de los golpes, pero tuve un momento de euforia porque no había dicho nada. Ninguno de nosotros había hablado. Los torturadores me doblaron, y eso me ha dado bastante toda la vida. Si ellos no consiguieron romperme, a verme", a ver. Militante antifranquista de la Liga Comunista Revolucionaria, fue torturada por Antonio González Pacheco, más conocido por el sobrenombre Billy el Niño. Durante los 14 meses que estuvo detenida en la cárcel de Yeserías de Madrid, Rius escribió e hizo dibujos, que ahora publica en forma de libro: Memoria dibujada. Cárcel de Yeserías (1974-1975) con prólogo de Ignasi Aragay y publicado por L'Avenç. Ni la represión ni las palizas la detuvieron y la resiliencia le ha servido para muchas de las otras luchas que ha tenido como activista y militante a lo largo de la vida.
Han pasado cincuenta años desde que Rius estuvo en prisión, pero no ha olvidado nada: "Siempre he tenido mucha memoria de lo que pasó. Tengo amigos y amigas que tienen vacíos. Yo no tengo". Tenía libretas, cartas, libros y revistas leídas y anotadas pero, sobre todo, dibujos. La mayoría los hacía para su compañero, encarcelado en Carabanchel. "Con un dibujo podía contar muchas más cosas que en una carta, y él lo entendía todo", asegura. "Cuando dibujaba expresaba muchas cosas que no podía decir por escrito; a veces era rabia, otras era ironía. Plasmaba momentos compartidos con las compañeras y lo que me ocurría en prisión", añade.
Rius estudió magisterio, pero la mayor parte de su vida la dedicó a dibujar. Hasta su jubilación, fue ilustradora y escritora de literatura infantil. Nunca abandonó la militancia, pese a que la organización trotskista a la que dedicó tanto se disolvió en 1991. Hace años entró en contacto con Chato Galante, que murió en el 2020. Con él y otros activistas fundó La Comuna, y en el 2019 impulsó una querella colectiva contra Billy el Niño (murió en el 2020) y otros torturadores. La querella quedó archivada. Muchas más se han puesto, pero los jueces se han negado a investigar las torturas. "Al menos, conseguimos que se vuelva a hablar de ello porque la posibilidad de que se les lleve a juicio es muy pequeña", reflexiona.
"Ser padres nos hacía vulnerables"
Rius dedicó muchas energías a su causa. "Fuimos a vivir a Madrid, porque la dirección nos lo pidió. Yo me deleía por tener hijos, pero habíamos evitado tener por el miedo a lo que les podía pasar si nos detenían. Ser padres nos hacía vulnerables. Hicimos sacrificios. Nosotros luchábamos por una democracia que no tiene nada que ver con la que tenemos, queríamos. antiestalinista", aclara.
Rius nació en el Raval. Eran once hermanos. Su madre, formada como maestra bajo los principios de Maria Montessori, educó a sus hijos en casa. En el barrio ya vio muchas carencias y para ella también era importante la defensa de la lengua. "Tuve una buena familia y mi madre, pese a ser una mujer avanzada a su tiempo, envió a los chicos a hacer el bachillerato pero no a las chicas. Pensaba que a los chicos les tenía que asegurar el futuro y las chicas ya saldríamos, como ella había hecho. Todo ello me sublevaba aunque en ese momento no se llamara feminismo".
Admite que en prisión se sintió bastante sola porque casi todo el tiempo era la única de la Liga Comunista Revolucionaria. "Tenías que espabilarte bastante. El partido tenía más cuidado de los hombres, porque había muchos más en prisión. En la cárcel estábamos muchas mujeres en un espacio reducido y la convivencia a veces era difícil. Además, había pugnas entre los diferentes partidos y todo se complicó bastante con el atentado de la calle Correo de Madrid". El 13 de septiembre de 1974, hubo un atentado en la calle Correo de Madrid con 13 muertos y setenta heridos. Nadie le reivindicó en su día. La policía, mediante la tortura, lo aprovechó para acusar al Partido Comunista de España y grupos de izquierdas, y años más tarde se demostró que no fueron sus autores.
En prisión, Rius no quería perder el tiempo y, pese a la represión, participó en diferentes luchas y reivindicaciones. Entre otras cosas, logró que las funcionarias no leyeran las cartas de las presas. Roser Rius salió de prisión el 2 de diciembre de 1975. Lo primero que hizo fue ir a Carabanchel, donde estaba su compañero. Desde entonces ha participado en muchas más luchas: por los derechos de las mujeres, por los de los migrantes, por las mejoras de su barrio, que ahora es Sants... Con el libro ha querido dejar constancia de todo lo que hizo y aprendió.