Prehistoria

Menorca hace más de 3.000 años: una sociedad igualitaria y en la que no se comía pescado

El estudio de una cincuentena de individuos de la Cova des Pas es el más completo que se ha hecho nunca de la paleodieta de las islas Baleares

Algunas de los restos localizados a la Cueva del Paso
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BarcelonaLa Cova des Pas, en Ferreries (Menorca), es como una gran ventana al pasado. Hay unos sesenta restos humanos en unas condiciones de conservación excepcionales. En la tierra arenisca de esta cueva se esconden restos de fibras, vegetales y, sobre todo, elementos biológicos humanos. Desde músculos, tendones, ligamentos y cartílagos hasta órganos y tejidos internos. Todo ello la convierte en una gran fuente de conocimiento sobre cómo vivían, qué enfermedades sufrían o qué comían nuestros ancestros.

El último estudio, de varias instituciones españolas y coordinado por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), ha permitido reconstruir la dieta de 49 personas que fueron enterradas hace entre 3.600 y 2.800 años en este sepulcro colectivo de la cultura talayótica. El estudio, publicado en Archaeological and Anthropological Sciences, constata que, a pesar de que vivían a casi diez kilómetros del mar, no comían nada de pescado. Se alimentaban de recursos terrestres, sobre todo de cereales, ovejas, cabras y bueyes. "No hemos encontrado ningún resto de pescado. En otros asentamientos del mismo periodo de Formentera o de Mallorca sí que hemos localizado moluscos o herramientas de pesca, pero aquí nada de nada", explica Carlos Tornero, que ha participado en la investigación y forma parte del departamento de prehistoria de la UAB.

Vista general de la Cova des Pas

"Las islas Baleares fueron las últimas del Mediterráneo en ser colonizadas, porque son las más alejadas de las costas continentales", asegura Tornero. Menorca está a unos 200 km de la península Ibérica, a 320 km al norte de África, y a unos 370 km del sur de Francia. El historiador cree que este poco interés por el pescado se debe a que los enterrados en la cueva provenían del continente y seguían con los mismos hábitos de subsistencia que habían tenido antes de aventurarse en aguas del Mediterráneo.

No está muy claro cuándo se produjo la primera ocupación de las islas Baleares: "Se cree que fue hacia el 3000 aC, pero hay muy pocas pruebas. El fenómeno de la cultura talayótica no se produce hasta el 1400-1200 aC", dice Tornero. La cronología del yacimiento estaría dentro del periodo del 900-800 aC, en plena cultura talayótica. Coincidiendo con la Edad del Bronce final y el inicio de la Edad del Hierro, en aquel momento hubo grandes cambios en la isla. Los asentamientos iniciales fueron sustituidos por poblados de dimensiones más grandes, con calles y con construcciones monumentales en forma de torre: los talayotes.

Los niños, amamantados hasta los 4 años

En el estudio consta que los niños eran amamantados hasta cerca de los 4 años y que todo el mundo tenía acceso a la misma comida, sin distinción por sexo o edad. "No hay diferencias entre hombres y mujeres o entre niños y población adulta", afirma Tornero. El hecho de que los grupos de población hubieran tenido el mismo acceso indicaría que eran socialmente igualitarios, sin organizaciones jerarquizadas ni unidades de población diferenciadas por su función social o por los recursos económicos propios de sociedades más complejas. Tampoco hay diferencias ni en la esperanza de vida ni en cómo se les enterraba. "Nuestros resultados concuerdan con estudios previos de diferentes asentamientos menorquines y con los estudios paleodemográficos y tafonómicos hechos en individuos de la Cova des Pas, que constataron que no había diferencias entre las expectativas de vida o el tratamiento que se dio a los entierros", asegura Assumpció Malgosa, catedrática de antropología física de la UAB y directora del Grupo de Investigación de Antropología Biológica (GREAB-UAB).

La investigación se ha realizado analizando los isótopos estables de nitrógeno y de carbono en muestras de colágeno de los restos óseos de los individuos. También se han analizado los restos de fauna del yacimiento de Son Mercer de Baix, el más cercano físicamente y temporalmente a la necrópolis, para reconstruir la cadena alimentaria.

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