Clásica

La 'Carmen' de Calixto Bietio, un clásico de siempre para empezar el año

Vuelve al Liceu la icónica producción, vista al teatro de la Rambla por primera vez en el 2010

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Una imagen del montaje de 'Carmen' en el Liceu con dirección escénica de Calixto Bieito

BarcelonaUna de las características de los primeros veinticinco años del nuevo Liceo es haber producido o coproducido espectáculos devenidos clásicos de la casa. Ahora, y para abrir el año, el teatro recupera la magnífica puesta en escena de Carmen dirigida por Calixto Bieito, vista al coliseo de la Rambla por primera vez en 2010 (después en 2015), pero estrenada en 1999 en el Festival de Peralada. Era el debut operístico de Bieito y el montaje se ha consolidado como uno de los referentes icónicos del Liceu. La lectura del –no siempre– polémico director refuerza la idea del mundo masculino que rodea a Carmen, una mujer empoderada pero, por eso mismo, maltratada desde su primera aparición, a pesar de luchar por su libertad.

Bieito habla de la brutalidad del machismo indómito en una España casposa, la del “Soberano es cosa de hombres”, la de la Manada, la de los chistes de Arévalo, la de Ortega-Smith, la de la cabra de la Legión. Casi veinticinco años después de haberla visto por primera vez, la producción mantiene su fuerza y ​​coherencia. Pero también el temple poético: el torero desnudo mientras suena elintermezzo del tercer acto o la imagen de los Mercedes destartalados al inicio del segundo –por no hablar del estremecedor final– son algunos de los grandes aciertos de un espectáculo sencillamente redondo, bien complementado con la precisa caracterización de los personajes.

D' entrada, no asociaríamos este título al repertorio habitual de Josep Pons. El maestro de Puig-reig opta por el detallismo y el puntillismo colorístico para dejar en un segundo plano la teatralidad trágica de la partitura de Bizet. Es una opción que, en este caso, ha tenido resultados más que solventes, también en parte gracias al buen engranaje de la orquesta del Liceu. De todas formas, quien firma estas líneas estaba situado en un extremo de la fila 4 de platea –demasiado al borde de los metales graves y la percusión–, y daba la impresión de que la cuerda sonaba un poco ahogada. Buen papel el del corazón titular, complementado al primer y cuarto acto con las magníficas voces del corazón infantil Voces - Amigos de la Unión, que dirige Josep Vila i Jover.

Clémentine Margaine asume el rol de Carmen y lo hace con un timbre poderoso y una voz hermosa, pero le falta matizar mucho más la incisividad del personaje. Mejora en el cuarto acto, pero liquida los grandes momentos del primero, segundo y tercero sin dar a la cigarrera la expresiva y justa caracterización que le ocurriría. Michel Spyres es un baritenor muy adecuado para la parte de Don José. Y si bien la química escénica con Margaine es inexistente, el cantante estadounidense lo da todo y canta el aria de la flor en una versión de manual, respetando todas y cada una de las indicaciones dinámicas de Bizet.

Espléndida, por minorista, cuidadosa y preciosista, la Micaëla de Adriana González, mientras que Simón Orfila interpreta a un Escamillo suficiente pero en un estado vocal que denota un desgaste en los registros agudo y grave del bajo-barítono menorquín, que, sin embargo , preserva un elegante registro central. Excelentes los secundarios, Felipe Bou (Zúñiga), Toni Marsol (Morales), Laura Vila (Mercedes), Jasmine Habersham (Frasquita), Carlos Cosías (Remendado) y Jan Antem (Dancaïre), además del gran papel de los figurantes de este trepidante e intenso montaje.

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