Música

Glen Hansard: "El Sideral fue mi primer amigo de Barcelona y le echo mucho de menos"

El cantautor irlandés canta a los amigos de juventud que ya no están, ya Antoni Tàpies, en la segunda noche del Festival Alma

BarcelonaTiempo era tiempo, el cantautor irlandés Glen Hansard paseaba borracho por las calles de Montjuïc con un buen amigo, el músico barcelonés Aleix Vergés (1973-2006), más conocido como Sideral. Lo recordó él mismo este martes por la noche, en un concierto en el Festival Alma, en el Poble Espanyol, antes de entonar emocionado la canción There's no mountain. "El Sideral fue mi primer amigo de Barcelona y le echo mucho de menos –explicaba Hansard–. Caminábamos mucho, siempre con una botella en la mano, mientras charlábamos largamente". De todo esto hace ya tiempo, y ahora Hansard canta a los compañeros de juventud ya los paisajes desaparecidos ya la vida después de la muerte de los padres. Su último disco, All that was east is west of me now (2023), es una meditación grave sobre el paso del tiempo en el que resuenan los violines alocados de taberna irlandesa, pero con un tono más sosegado y ligeramente místico.

El concierto, el segundo del Festival Alma después de la inauguración a cargo de Sheryl Crow, empezó puntualmente (demasiado incluso, teniendo en cuenta que el cambio de acceso al recinto retrasó la llegada de buena parte del público) con un Sure as the rain prácticamente a capella. En esta canción del nuevo disco, así como en Bearing witness y Between us there is music, Hansard cantó desde tan adentro que parecía que hiciera nacer la voz de la oscuridad de una cueva húmeda. En The feast of St. John se le añadieron, ya con mayor contundencia, la batería y la guitarra, que en Down on our knees marcaron el repunte rockero de la noche.

Cargando
No hay anuncios

Los primeros aplausos efusivos de la noche llegaron con Time will be the healer, una balada de aires sinfónicos, incluida en el álbum Between two shores (2018), con un juego melódico remarcable entre la voz y el violín. También fue bien recibida Don't settle, una canción más sobria, con un piano rítmicamente tenso que genera cierta incomodidad. Y también Ghost, otro tema del nuevo disco, en el que el solo espectral del violín contrasta con la cuna más o menos tranquilizadora de la guitarra.

Antes de cantar Bird of sorrow, Hansard volvió a revolver los recuerdos que le hacen sentir conectado a Barcelona. "Otro gran amigo que hice durante las primeras visitas a la ciudad fue Antoni Tàpies –explicó–. No le conocía personalmente, claro, pero fui a la Fundació Antoni Tàpies y su obra me impactó mucho. Tanto que , desde entonces, en carátulas y logos del grupo he utilizado a menudo cruces como las de Tàpies". Con un tono más reivindicativo, el cantautor se pronunció contra la masificación turística de la ciudad: “Barcelona es uno de esos lugares que se llenan de gente de todas partes. Es culpa vuestra, por tener una ciudad tan refotudamente preciosa. No, fuera coñas. Yo también vivo en una ciudad turística... Por culpa del turismo, Dublín es una sombra de lo que fue tiempo atrás.

Cargando
No hay anuncios

Aunque el repertorio estuvo muy centrado en la discografía en solitario del cantante, especialmente en el último disco, Hansard concedió al público unos minutos de euforia coral con When your mind's made up y Falling slowly, las dos canciones más populares de The Swell Season, el dúo con la cantante Markéta Irglová que inspiró la película Once (2007), protagonizada por ellos mismos. También cantó Fitzcarraldo y Revelate,dos canciones de The Frames, la banda que fundó en los años 90.

Generoso por naturaleza, Hansard alargó el concierto dejando intervenir espontáneos del público, al que dedicó Her mercy –"¿Qué quieres subir a cantarla?", preguntó a un hombre del público– y The gift. También cedió el micrófono a dos jóvenes artistas, admiradores suyos, que versionaron Two tongues. Con la balada irlandesa Carrickfergus, un himno nostálgico de los tiempos de niñez, el cantautor cerró la velada con una cerveza en la mano, brindando por los vivos y también por los muertos. "Mis amigos de juventud se han fundido como la nieve", dice la balada irlandesa, interpretada por Hansard con la misma sencillez emotiva con la que cantó Fairytale of New York en el funeral de Shane MacGowan.