Música

Sheryl Crow, impecable en el concierto inaugural del Festival Alma

La cantante estadounidense ofrece una magnífica actuación en el Poble Espanyol

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Sheryl Crow en el Poble Espanyol, dentro del Festival Alma Barcelona.

BarcelonaImpecable. Así se puede describir con una sola palabra el concierto con el que la estadounidense Sheryl Crow inauguró el lunes el Festival Alma, la continuación del Festival de Pedralbes que desde el 2023 se celebra en el Poble Espanyol y que este año programa actuaciones de Alice Cooper, Queens of the Stone Age, Divine Comedy, Cat Power y Jamie Cullum, entre otros. La cantante de Missouri, que no visitaba Catalunya desde su actuación en el Doctor Music Festival de Escalarre en 1997, desplegó un repertorio de grandes éxitos que el tiempo ha convertido en estándares del country-rock con un innegable gancho pop. Precisamente el éxito que logró en los años noventa, sobre todo con discos como Tuesday night music club (1993), la alejaron de la ola del country alternativo, aunque había mucho de alternativo en las maneras de una cantante excelente y, aunque no se destaque lo suficiente, una magnífica storyteller que ha abordado temáticas como la solidaridad con las personas transgénero, tal y como recordó ayer al presentar Hard to make en stand, del disco Sheryl Crow (1996).

Este álbum y Tuesday night music club fueron los que suministraron más canciones a una noche que empezó con Real gone, de la banda sonora de Cars (2005). Fue un inicio muy rock, con los seis músicos de la banda por el sitio y con protagonismo individual, y con detalles como la armónica que tocó Crow, una línea de bajo consistente y acertados arreglos de teclado. La electricidad se la ponían los guitarristas Peter Stroud y Audley Freed. Todo sonaba perfecto, sólido. Con 62 años, la voz de Sheryl Crow juega en las grandes ligas: afinada, sin miedo a gorjear, como hizo en Strong enough e If it makes you happy, y con ligeros desgarros cuando tocaba remachar la ironía o la indignación. Porque dentro de un concierto de palabras amables ("Barcelona es muy bonita. La Sagrada Familia, el Parc Güell", dijo en catalán) también hubo un momento para explicar lo cabreado que se oyó cuando en la radio pusieron una canción hecha con inteligencia artificial que sonaba como si fuera de ella, que es justamente lo que aborda en Evolution, la única canción del disco homónimo del año pasado que sonó en el Poble Espanyol.

Tras el arranque rockero, el primer gran momento llegó con la imbatible All I wanna do, rápidamente identificada por el público que había pagado 60 o 83 euros. Acto seguido fue el turno de la exhibición de voz y carisma en el medio tiempo de My favorite mistake, una de las dos canciones en las que Crow tocó el bajo (la otra fue Soak up the sun) y en el pop de Leaving Las Vegas, uno de esos temas que forman parte de la tradición que une Bob Dylan con Don McLean y Billy Joel. No faltó la versión de The first cut is the deepest, de Cat Stevens, también muy bien recibida por un público especialmente agradecido en el bis, cuando Sheryl Crow hizo Steve McQueen (impecable pese a que las imágenes proyectadas no eran ninguna maravilla del arte visual) y, sobre todo, cuando enfiló I shall believe, de nuevo con una exhibición vocal para cerrar un concierto, efectivamente, impecable.

Cambio en el acceso al Poble Espanyol

Este año el acceso a los conciertos del Festival Alma en el Poble Espanyol no es por la entrada principal de la avenida Ferrer i Guardia (la que hay junto a las Torres de Ávila), sino por la entrada que hay junto al MNAC, lo que obliga al público a atravesar todo el recinto para llegar a la plaza Mayor, que es donde está el escenario. De esta forma se quiere reproducir el modelo que tenía el festival en Pedralbes, donde había que pasar por el village gastronómico antes de acceder al auditorio. Lo que no cambia es la salida, que también se puede realizar por las Torres de Ávila.

Sheryl Crow en el Poble Espanyol, dentro del Festival Alma Barcelona.
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