El Madrid se quema en una noche de impotencia blanca en Europa (1-2)

BarcelonaEl rey de Europa ya no lleva corona. Por una vez, la lógica fue más fuerte que todos los llamamientos del madridismo para conseguir vivir una nueva noche épica en el Santiago Bernabéu. Será el Arsenal quien juegue las semifinales de la Liga de Campeones ante el PSG de Luis Enrique, tras superar con cierta facilidad el partido de vuelta de los cuartos de final (1-2). Mucho ruido por nada, al final. El madridismo vivió una noche de impotencia en la que algunos jugadores como Vini y Rodrygo fueron auténticas sombras. Las opciones de ganar títulos de los blancos se van reduciendo, a la espera de la final de Copa y la Liga.

Al Real Madrid no le sirvió hablar del espíritu de Juanito, de las remontadas de los años ochenta en la UEFA, de la noche ante el City o de duelos perdidos en la noche de los tiempos en que los rivales se hacían pequeños. Cierto es que los blancos son especialistas, sea de forma civil o criminal, de levantar eliminatorias que parecían perdidas, pero este año les falta fútbol. Arriba tienen jugadores espectaculares, pero es un equipo roto, en el que no todos defienden, con un agujero futbolístico en el que añoran a Kroos y que Modric, veterano, ya no puede llenar. Defiende sólo los aguanta Courtois. Y, de hecho, el belga mantuvo cierta emoción deteniendo un penalti. Ya a los diez minutos de partido, Asencio cometió un penalti infantil a la salida de un córner sobre Mikel Merino, pero el belga acertó el lanzamiento de Saka, que quería sorprenderle suavemente al estilo Panenka. El Madrid sorteaba una bala, pero seguía condenado a marcar tres goles. Y empeñado en asustar a los discípulos de Mikel Arteta, los locales salieron demasiado violentos, con Alaba, Rüdiger y Asencio haciendo un montón de faltas. Suerte tenían, de Courtois.

El Arsenal de Arteta, un proyecto de autor, no se limitó a defender y logró asustar a la afición local con disparos de Saka y la lucha titánica de Merino. Vinícius y Rodrygo, en cambio, no aparecían. Y Kylian Mbappé lo haría cuando a la media hora de juego intentó engañar al árbitro dejándose caer en el momento en que Declan Rice le cogió brevemente dentro del área. Se pitó penalti, pero tras esperar cinco minutos eternos, pidieron al francés Letexier que lo mirara en el VAR. Y ahí descubrió que su compatriota había puesto más pan que queso. No era penalti y los blancos se fueron al vestuario sin haber logrado el primer gol en la primera parte.

Mbappé, lesionado

Aunque el tiempo les iba en su contra, Ancelotti no hizo cambios hasta el minuto sesenta. Nada le serviría a un Madrid en el que Mbappé lo intentaba, mientras algunos compañeros se iban haciendo pequeños. En una prueba de seguridad, el Arsenal supo leer siempre el partido, ahora defendiendo, ahora atacando en un duelo en el que Rüdiger, de forma incomprensible, no vio la roja tras pisar a Lewis-Skelly.

El Madrid iba perdiendo los papeles y Saka, haciéndose perdonar los pecados del penalti fallado en la primera parte, haría el 0-1 a los 65 minutos. El internacional inglés, que había sido perseguido por la zona de vestuario por el madridista Carvajal, que hace de las suyas también cuando no juega por lesión, marcaba el gol que sentenciaba todo. Tanto, que acto seguido el Arsenal cometió el único error defensivo en todo el día permitiendo a Vini marcar el gol del empate. Pero los blancos nunca se acercarían a un escenario en el que pudieran soñar. Todo lo contrario. En una noche oscura, acabarían perdiendo por lesión Mbappé y verían cómo Gabriel Martinelli hacía el gol del triunfo inglés en tiempo de descuento. Una nueva derrota el día en que perdían la corona europea.