RCD Espanyol

El extraño caso del socio 6.031 del Espanyol

Ramon Terrats, abonado blanquiazul desde que nació, sueña con jugar algún día en Cornellà-El Prat como local

Ramon Terrats durante un partido con el Getafe
16/04/2025
3 min

BarcelonaEl primer regalo que recibió Ramon Terrats (Barcelona, ​​2000) al nacer fue un carnet del Espanyol. Sólo tenía unas horas de vida cuando su tío, José Luis, le hizo abonado del club. Veinticuatro años después, el barcelonés, socio 6.031 del Espanyol, es uno de los principales argumentos del Getafe de José Bordalás, que tiene más cerca las posiciones que dan acceso a Europa, sólo cuatro puntos, que el descenso, a diez. Los madrileños, casi salvados, visitarán un RCDE Stadium que quiere alargar la dulce resaca de un Espanyol que, tras ganar en Vallecas y Balaídos, quiere dejar encauzada la permanencia este viernes (21 h, DAZN).

Con Terrats sobre el césped, el Getafe ha ganado cinco de los ocho partidos disputados. El barcelonés, además, ha firmado cuatro goles: dos dobletes a domicilio ante Osasuna y Valladolid, por lo que se ha destapado como goleador y ha ocupado unos roles que hasta ahora le eran desconocidos, interior y extremo derecho. Terrats llegó al Getafe este invierno buscando los minutos que no tenía en el Villarreal. Un movimiento que parte de la afición del Espanyol, que quiere verle de blanquiazul, no entendió. "Nadie del Espanyol preguntó por él, ni en invierno ni en verano", explican en el ARA, fuentes de su entorno.

El suyo es un caso del todo paradigmático: perico de nacimiento, la relación de su familia con el Espanyol se remonta a hace más de cien años. Su bisabuelo, Luis Planell, fichó en 1918 por la sección de atletismo del Espanyol. Años más tarde, su abuelo también compartió la afición por una entidad a la que su padre, Juan Terrats, dedicó buena parte de su carrera periodística a El Periódico. Ramon, de hecho, solía ir con su madre, también periodista, y su hermano, Tomás, en Montjuïc, donde a menudo esperaba, dormido en el coche, que su padre acabara la crónica del partido.

De Pandiani a Posse: dos exespañolistas claves en su carrera

Sin embargo, nunca ha militado en la entidad blanquiazul. Sus inicios, de hecho, se remontan a la escuela de Europa, que les quedaba a menos de cien metros de su casa. Allí estuvo desde los 4 hasta los 16 años, casi siempre jugando en la defensa como lateral izquierdo y central. Cuando parecía perder protagonismo por su baja estatura, un viejo conocido del Espanyol, Walter Pandiani, salió a su rescate. Mientras dirigía el juvenil A de Europa, lo subió cuando jugaba en el juvenil C. Un buen año con el uruguayo le sirvió para fichar por la Damm, donde cubrió la baja de Mario Gila, que acababa de fichar por el Espanyol.

Otro experico, Martín Posse, cogió las riendas del equipo, que acababa de bajar de categoría, y le dio un nuevo impulso, poniéndolo de pívot. Fue precisamente en un partido contra el Espanyol en el que su carrera dio un giro gracias a un gran gol de falta que llamó la atención de algunos agentes, que se interesaron por su situación. Posse llegó a ofrecerlo al Espanyol, pero la dirección deportiva no respondió y, después de dos años en el conjunto cervecero, Terrats se marchó al Sant Andreu. Antes, eso sí, David Fernández aceptó la petición de su familia de dejarle entrenar unos días con el Espanyol a finales de temporada. Un premio fugaz. Y de ahí, en el Girona B, donde un cúmulo de sanciones le abrió las puertas del primer equipo.

El barcelonés no tardó en hacerse un hueco, lo que le supuso diferentes llamadas de clubs como el Real Madrid, el Atlético de Madrid y el Villarreal, que intentaron pescarle por sus respectivos filiales. Los blancos, de hecho, estaban dispuestos a pagar más de 250.000 euros de su cláusula. Pero Terrats se negó y siguió en Segunda con el Girona. Con Francisco primero y Míchel después, jugó en la defensa y en medio del campo, donde la llegada de Oriol Romeu le restó protagonismo.

El Villarreal, en una nueva ofensiva, se lo llevó hacia Castellón. Primero, a las órdenes de Miguel Álvarez en el filial. Luego, en el primer equipo, donde vio pasar a Setién, Pacheta y Marcelino, que aceptó cederle al Getafe en enero. Allí busca el trampolín para consolidarse en Primera en el Villarreal, donde se siente muy a gusto. El viernes volverá a visitar su estadio preferido, pero lo hará como visitante. De momento le suma dos triunfos y un empate. Los sentimientos, una vez más, se quedarán en el vestuario. Su sueño de jugar en el Espanyol tendrá que esperar. Al menos hasta el 2026, cuando termina contrato.

stats