Música

Rozalén: "Está llamando la atención que alguien como yo cante en varias lenguas"

Músico. Publica el disco 'Matriz'

BarcelonaLa manchega Rozalén (Albacete, 1986) ha puesto el alma en un disco que reúne varias tradiciones ibéricas leídas desde el presente y en el que resuenan historias familiares. Matriz (Sony, 2022) es también un álbum abierto a colaboraciones tan diversas como las de Sílvia Pérez Cruz, Tanxugueiras, Eliseo Parra y Rodrigo Cuevas, y con canciones cantadas en asturiano, catalán, euskera, gallego y diferentes acentos de castellano. Lo presentará en directo en una pequeña gira de cinco conciertos, todos con las entradas agotadas, que pasará por el Palau de la Música el 22 de diciembre. Rozalén habla con el ARA en Barcelona "cansada" después de días de promoción, pero "supercontenta" porque tiene "muchas ganas de explicar todo lo que hay detrás de este disco".

Un disco que al principio era casi un capricho. ¿Cuándo te diste cuenta de que sería un proyecto de esta envergadura?

— Fue la gente que tengo alrededor la que se dio cuenta. Llegaba el décimo aniversario de mi primer disco y quería hacer algo para celebrarlo, y al final… Supongo que durante mucho tiempo he estado buscando la excusa para hacer un poco de folclore, porque está en la base de todo lo que he hecho. Es que es una cosa que te engancha porque es tan de verdad, y son ritmos tan ricos e instrumentos tan diferentes... Al final se ha hecho grande. No pensábamos hacer ni gira y, fíjate, tenemos entradas agotadas en los cinco conciertos: todo lleno en lugares muy míticos como el Palau de la Música. Me da la sensación de que tengo que hacerle más caso. Quizás hacer un Matriz segunda parte dentro de unos años, o que esto siempre esté en mis discos.

Incluso has hecho canciones propias en clave folclórica.

— Sí, hay un par de composiciones mías. Una es Albacete, donde he mezclado diferentes jotas. Y la otra Mar en el trigal, que tiene un ritmo típico de Peñaparda, de Salamanca, que se toca con pandero cuadrado. El resto es todo popular, o canciones que cantaba desde pequeña que no pertenecen a nadie y que hemos mezclado. Nos lo hemos pasado muy bien, claro.

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En marzo de 2021 colaboraste en el concierto de Rodrigo Cuevas en el Palau de la Música, y ahora él canta contigo en la primera canción del disco. ¿Entonces ya tenías el disco en la cabeza?

— Creo que no. Fuimos a cantar con él porque me gusta mucho lo que hace Rodrigo, y porque me invitó, claro. Rodrigo me encanta, también por cómo trata el folclore desde la modernidad.

Entre las colaboraciones del disco está desde el padre de todo esto, Eliseo Parra, hasta las Tanxugueiras.

— Eliseo Parra es increíble. Y las Tanxugueiras ahora son muy conocidas por todo lo que pasó en el Benidorm Fest, pero ellas hace mucho tiempo que hacen esto. Son pandereteiras desde niñas y llevan muchos años recuperando cancionero popular gallego. Cuando quedé con ellas para que colaboraran en el disco me dijeron que quizás iban al Benidorm Fest. Me parece muy interesante que estén de moda. Además, hablan en gallego todo el rato y se las entiende bien. Galicia es un lugar increíble y a mí me han cuidado mucho siempre. No paro de recibir mensajes de gente gallega que se alegra del respeto con el que me he acercado al dolor de perder a los marineros.

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Es muy emocionante Amor del bo, la habanera que cantas en catalán con Sílvia Pérez Cruz.

— Es muy fuerte lo que ha hecho ella: me ha regalado un abrazo increíble. He cantado en catalán cuatro o cinco veces públicamente; desde pequeña me sabía canciones como L'estaca de Lluís Llach y Al vent de Raimon. Las cantaba con la familia. Escucho catalán desde pequeña, porque en verano venían mis primas y ellas hablaban en catalán. Mucha gente del pueblo de mi madre emigró a Catalunya, y en Terrassa hay una calle con el nombre de mi pueblo, Letur. Ahora hay casi más gente nacida en Letur en Terrassa que en el mismo pueblo.

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Vocalmente, empastas muy bien con Sílvia.

— Para mí es un referente. Lo que hace Sílvia es único, esta manera de cantar a veces cuchicheada y tan bella. Ha sido un sueño poder cantar con ella.

Haces una cosa bastante atrevida: cantar Xalbadorren heriotzean, la sobrecogedora canción, casi a manera de réquiem, que Xabier Lete dedicó al poeta Ferdinand Aire. ¿Cómo conociste la canción?

— Por la película Maixabel, de Iciar Bollaín. Suena en una escena superfuerte, y la melodía me llamó mucho la atención. De hecho, escribí a Iciar preguntándole cómo se llamaba la canción. Yo había cantado en euskera antes, pero siempre acompañada, con el grupo Zea Mays o con Olatz Salvador. Sí que me había dado cuenta de cómo valoraban que una de Albacete cantara en vasco. Y ahora ha sido: "Me atreveré a solas". Eso sí, lo he hecho bajo la supervisión de mucha gente, como Olatz y Aiora [Renteria, de Zea Mays]. Y una amiga de San Sebastián me puso en contacto con profesores de vasco.

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Consigues transmitir mucha ternura llevando la canción hacia el pop.

— El otro día me decían justamente esto, que suena tan bonito el vasco... Está llamando la atención que alguien como yo cante en varias lenguas y no pase nada y quede bonito y se entienda. Mucha gente me está diciendo que la canción que más la emociona del disco es la que canto en euskera, gente que no escuchado el euskera en la vida. Creo que en la música popular hay algo que no se puede explicar y que es muy emocionante.

Artísticamente, ¿estabas donde pensabas que estarías hace diez años?

— Tenía que ser psicóloga. Después de psicología, estudié musicoterapia. Tenía varios proyectos en la cabeza de hacer musicoterapia en las zonas rurales, porque es donde apenas hay nada, y además hice prácticas con personas con Parkinson y con Alzheimer. La música es brutal como herramienta para mejorar la calidad de vida de las personas. Como ya hacía conciertos en bares, pensaba que cantar sería como un hobby. No me imaginaba que cantar sería mi trabajo.

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En el folclore que recuperas hay un hilo de tradición republicana.

— Bueno, lo que hay es un hilo con mis ancestros. Hay canciones que simbolizan a cada uno de mis familiares... y después, claro, he grabado los interludios del disco en el cementerio. Es mi familia. Mi tatarabuelo Justo no creo que tuviera ideales republicanos, porque era muy creyente. Pero mi abuelo paterno fue camillero en el bando republicano y vivió la Batalla del Ebro y la Bolsa de Bielsa, y estuvo en un campo de concentración en Pamplona...

¿Cómo ves el concepto de la España Vaciada? ¿Qué se ha hecho mal?

— La sierra donde me he criado es España Vaciada. Todas las políticas se han enfocado en el ámbito urbano, en la ciudad. Entonces, ¿qué cosas han pasado que hacen que encima cada vez se vacíe más? Por ejemplo, en mi pueblo cerraron los centros de salud. ¿Quién quiere ir a vivir a un lugar donde no hay centro de salud? También empeoró el servicio de autobuses. Antes había muchos que recorrían todos los pueblecitos de la sierra de Segura y ahora solo hay uno a las 6 de la mañana y gracias. En mi pueblo, las escuelas tienen varios cursos mezclados en una misma aula. Si vas quitándole recursos y servicios básicos, ¿quién irá a vivir ahí? Y en mi pueblo al menos está El Cantero de Letur, que es la empresa de quesos y yogures ecológicos, que cada vez es más grande.

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Como artista, ¿sientes la responsabilidad de representar a esta gente y estos territorios?

— Sí, pero lo hago viviendo fuera, no estoy dando ejemplo. Vivo en un pueblo, pero en Madrid, no en la Mancha. A ver, lo que yo he podido hacer: el festival que hacemos en mi pueblo contra la despoblación rural. Canto cada año, soy la presentadora, lo organizamos nosotros. Me toca hacerlo porque así mucha gente descubre el pueblo y los artistas van y dicen: "¿Pero y esta maravilla?" Es que Albacete parece que tiene una fama que cuando tú conoces los pueblos de allá, alucinas en colores. Entonces sí que siento la responsabilidad.