Música

Nena Daconte: "Estoy tranquila y serena, pero, si no me tomo la medicación, todo eso vuelve otra vez"

Cantante. Publica el libro 'Tenía tanto que darte'

Barcelona"Lo que yo tengo es como si tuviera diabetes, pero en el cerebro. No tengo la culpa, simplemente hay una química en el cerebro que se estropea. Y tienes que medicarte por siempre jamás", explica Mai Meneses (Madrid, 1978). Conocida musicalmente como Nena Daconte, vivió intensamente del 2002 al 2010. Participó en la segunda edición de Operación Triunfo; de hecho, fue la primera expulsada. Después puso en marcha un proyecto con el músico barcelonés Kim Fanlo, y canciones como Idiota y Tenía tanto que darte los llevaron a un éxito apabullante mientras ella trataba de digerir la enfermedad mental y una derrota sentimental. Ahora revisa su biografía en el libro Tenía tanto que darte (Plaza & Janés) y prepara un retorno discográfico con el que quiere "rescatar el sonido y las guitarras de los 90", la música que le gustaba escuchar cuando empezó su amor por la música y subió por primera vez a un escenario.

¿Cómo estás?

— Bien. Tranquila, serena, medicada. El otro día, en la presentación del libro, decía: "Estoy muy contenta, pero perdona que no se me note porque voy medicada". La medicación te pone como a cero de pensamientos. Volver a la normalidad no es nada fácil. A mucha gente le cuesta encontrar la medicación adecuada al tipo de enfermedad.

El primer diagnóstico que te hicieron fue depresión psicótica.

— Ahora se ha quedado en psicosis. Ya no estoy deprimida, ya soy una mujer feliz. Estoy tranquila y serena, pero, claro, si no me tomo la medicación, todo eso vuelve otra vez.

¿Te ha afectado remover recuerdos para escribir el libro?

— El psiquiatra me decía que no lo publicara, que lo escribiera solo para mí, pero leí el libro de Ángel Martín Por si las voces vuelven, donde explica un brote psicótico, y me sentí acompañada. Él lo explica con tanta naturalidad que pensé que mi libro quizás también podía ayudar a alguien y a la vez mostrar un referente femenino.

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Dices que durante la promoción del segundo disco prácticamente estabais escenificando un simulacro.

— No era todo mentira, pero sí decíamos que nunca habíamos sido novios, que solo éramos amigos. Eso sí me parecía una gran mentira, porque el grupo no había nacido porque dos colegas se ponen a trabajar juntos, sino porque éramos una pareja que compartíamos el amor por la música. Pero no todo lo que dijimos era mentira. Sí pasaba que yo tenía unos gustos musicales que no eran tan indies o no eran reconocidos como guais, y entonces callaba mis gustos y explicábamos los de Kim porque eran más afines al público al que queríamos dirigirnos. Yo no osaba decir que me gustaba Barbra Streisand, por ejemplo. Se trataba de quitarnos la imagen de triunfitos, porque a los triunfitos se nos tildaba de no tener tanta cultura musical. Intentábamos que esta imagen se diluyera un poco.

También explicas que hubo un pacto entre la industria discográfica, las radios y los artistas mainstream para frenar a los de Operación Triunfo. Un ejecutivo de una discográfica te dice que dejes de enviar la maqueta a las discográficas porque solo hay lugar para siete triunfitos.

— Lo que no revelo es el nombre de quién me lo dijo, porque él siempre me dijo que era un secreto y que nunca explicara esta historia, pero con el tiempo pienso que tampoco hace daño a nadie. Era un pacto entre la industria, las radios y artistas consagrados, que se oponían a dejar que todos los triunfitos triunfaran.

¿Cuál es tu mejor recuerdo relacionado con la música?

— Tengo muchos recuerdos puntuales de conciertos, como el que hicimos en L'Auditori de Barcelona, y la primera vez en el Palau de la Música y en el Teatro Español. También tengo un gran recuerdo del primer concierto que hicimos en Santiago, que fue muy especial porque de repente notabas que pasaría algo; era como si el agua empezara a hervir. Ese primer año fue el más bonito.

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¿Y el peor?

— El 2009 fue el peor año. Tengo muchos recuerdos malos de cosas que me hicieron daño. Estaba muy insegura, muy susceptible y muy cansada.

¿Esta inseguridad ya la experimentabas antes de dedicarte profesionalmente a la música?

— No lo sé. Cuando había que asumir responsabilidades, me cogía mucha inseguridad. Mi marido, que me conoció en la universidad cuando estudiábamos derecho, dice que esta inseguridad me vino más tarde, después de Operación Triunfo y de vivir en Barcelona. Él me conocía antes como una chica que se atrevía con todo y era muy bromista, muy charlatana, muy alegre.

Sentías rabia y desesperación por el comportamiento de los músicos de la banda. Comentas que te trataban con desprecio y condescendencia, que no te respetaban a pesar de ser la compositora de las canciones.

— Era una gota que iba llenando el vaso poco a poco. Les faltaba sensibilidad. De todas maneras, si no estás a gusto con alguien tienes todo el derecho del mundo a cambiarlo, y que en este sentido no prevalezca la parte artística únicamente.

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¿Y por qué crees que Kim Fanlo insistía tanto en mantener a los músicos a pesar de que te hicieran estar incómoda?

— Porque creo que él estaba obsesionado con una visión estética y musical y no le entraba en la cabeza que yo quisiera cambiar algo simplemente porque me llevara mal con aquellos músicos. Creo que sobre todo lo que nos pasó es que al principio éramos pareja y lo compartíamos todo, y él me animaba todo el rato, pero cuando dejamos de ser pareja él se alejó de mí y dejó de animarme.

Él pasa de ser “el dispensador de confianza” a convertirse en alguien “frío, calculador y ausente”.

— Así lo veía yo, claro. Me quedó una sensación de vacío, y en vez de pensar en mí bebía mucho, fumaba un montón de porros... Tuve mi primer brote psicótico, no me cuidaba, no iba al médico, no controlaba nada. Y llega un momento que pienso: ¿qué estoy haciendo aquí?

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Describes la cocaína como una droga “muy útil para hablar sin escuchar”. Es una gran generadora de no recuerdos.

— La cocaína es muy útil para hablar sin escuchar y para estar toda la noche mirando el techo después. Es la única droga que sé que no probaría si volviera a nacer. La marihuana sí me gustó durante la primera época, por la parte más creativa y más alucinante, pero la cocaína no me aportó nada.

¿Has pensado alguna vez si la inseguridad ha jugado a favor de las canciones? Es decir, letras como las de Idiota y Tenía tanto que darte se alimentan de esta misma inseguridad.

— Y sigo componiendo desde este lugar, sobre todo desde la melancolía y la tristeza. Tengo todavía un rinconcito donde bajo para componer y donde voy echando toda la mierda para después removerla y sacar canciones. Cada uno se inspira como puede. Yo me inspiro aquí. En el disco nuevo hay una canción que se llama Tú canción, que está dedicada a mi marido, Edu, porque él siempre me decía. "Es que, hija mía, no tienes ninguna canción bonita para mí. Algo debo de haber hecho para que en tu vida sea importante". Y ya le he explicado que me cuesta mucho componer desde ese lugar, así que Tú canción, la canción de Edu, es la única canción alegre que tengo en toda mi discografía.

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Tenía tanto que darte y en general todo el segundo disco de Nena Daconte hablan sobre tu relación con Kim Fanlo. ¿Qué te decía él sobre aquellas letras?

— Nunca me dijo nada. Así como Edu me pregunta más cosas sobre las canciones, él nunca me preguntó nada.

Es sorpresivo que alguien con el que estás compartiendo un grupo no se interese por el contenido de las canciones.

— Si hemos tenido esta conversación, no la recuerdo.

¿Y qué pensabas tú?

— Intento pensar poco en determinadas cosas. No puedo remover tanto el pasado.

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Explicas que no te sentías con fuerzas de ser ejemplo de nada. ¿Esta exposición moral os afecta mucho a los artistas?

— Es que cuando vienen por primera vez a pedirte un autógrafo, tú quieres estar a la altura y ser una especie de referente en algo. Y yo en ese momento decía: pero si soy un desastre... Me sentía mal, no podía tener una relación natural con el fan. Ponía una barrera. Sonreía, firmaba y ya está.

Viviendo en Barcelona tuviste éxito, pero también el brote psicótico y la ruptura con Kim Fanlo. ¿Cómo es ahora tu relación con Barcelona?

— Le tengo un cariño enorme. Recuerdo sobre todo los primeros meses en Barcelona: era libre y tenía la sensación de que nadie me estaba mirando y de que por fin estaba viviendo la vida que quería vivir. Después sí es verdad que ha habido personas que mantengo en el olvido, pero no tienen que ver con Barcelona. Es una ciudad que visito siempre que puedo.

¿Has notado muchos cambios ahora que vuelves a la industria musical?

— Ahora todo el mundo es jovencísimo. Y hay mucho reggaeton, muchísimo. Pero, aún así, el disco de Rosalía me parece maravilloso, y esto que es un tipo de música que no acostumbro a consumir. Las redes sociales tienen una importancia brutal y TikTok de repente es la máquina de hacer hits, como le pasó a Rosalía con Despechá, que ni la había publicado y se hizo famosa solo con el baile. Todo va muy deprisa.