La inauguración de la temporada del Gran Teatro del Liceu conserva un notable poder de convocatoria. Es cierto que se trata de una función dedicada exclusivamente a invitados, pero, sin embargo, había que encontrar a dos mil personas con agendas libres un lunes por la noche para ir a ver La zorra astuta , la maravillosa ópera del compositor checo Leos Janácek, con dirección escénica del australiano Barrie Kosky. Pese a las obras de la Rambla que dificultan el acceso al Liceu, al llamamiento respondieron autoridades y representantes políticos de la Generalitat, la Diputación de Barcelona y sobre todo del Ayuntamiento; personalidades del mundo académico y del empresarial (incluidas las ligadas al mecenazgo del Liceu), y un buen número de gente de la cultura y los medios de comunicación.
Con el rigor institucional y la habitual cordialidad familiar, Salvador Alemany, presidente de la Fundación del Gran Teatro del Liceo, hizo de anfitrión de invitados como el presidente del Parlament, Josep Rull; la consejera de Cultura, Sonia Hernández Almodóvar; la presidenta de la Diputación, Lluïsa Moret; los expresidentes de la Generalitat José Montilla, Artur Mas y Pere Aragonès; la presidenta del Institut d'Estudis Catalans, Teresa Cabré; la directora general de la Fundación Banco Sabadell, Sonia Mulero; el director de la Fundación BBVA, Rafael Pardo, y artistas como Maria Hein, Pere Arquillué y Josep Maria Pou, entre otros muchos, como el escritor Eduardo Mendoza, el poeta Enric Casasses, el director de exposiciones del CCCB, Jordi Costa, y la directora del ARA, Esther Vera. Todo el mundo estaba en su sitio cuando El canto de los pájaros acompañó la proyección del mensaje de Pau Casals "Paz en el mundo. En contra, en contra de las guerras y la inhumanidad de las guerras", ya continuación comenzó la ópera, de la que se harán cinco funciones más los días 23, 25, 28, 29 y 30. De la del día 30 habrá retransmisión en directo a través de la plataforma Liceu OPERA+
Estas funciones de inauguración de la temporada del Liceu a veces las carga el diablo. La experiencia de años anteriores demuestra que buena parte de los invitados desierta en la pausa posterior al primer acto y otra enfila hacia la salida antes del último acto. Afortunadamente, la elección de La zorra astuta como título de apertura evitó la triste visión de una platea medio abandonada: la ópera de Janácek dura poco menos de hora y media y los tres actos se representan sin pausa. Por tanto, cuando llegó el final, el elenco pudo recibir el aplauso de una platea bien llena.