Crítica de ópera

La fauna de Janácek (y en checo) abre el telón del Liceu

'La zorra astuta' pasea su pillería como inicio de la temporada 2025-2026

'La zorra astuta (Příhody lišky bystroušky)' Leoš Janáček

  • Libreto de Leoš Janáček basado en la historia de Rudolf Tesnohlídek.
  • Dirección escénica: Barrie Kosky. Escenografía: Michael Levine.
  • Vestuario: Victoria Behr. Iluminación: Franck Evin.
  • Dirección musical: Josep Pons.
  • Intérpretes: Elena Tsallagova, Paula Murrihy, Peter Mattei, David Alegret, Sara Bañeras, Mercedes Gancedo, Alejandro López, Anaïs Masllorens, José Manuel Montero, Roger Padullés, Milan Perišic, Mireia Pintó, la Orquesta y el Coro del Gran Teatro del Liceu y el Coro Infantil del Orfeó Català

La zorra astuta (Príhody lisky bystrousky) es una deliciosa ópera de Leoš Janáček que en el Liceu se vio por primera vez en el 2001 en una versión inglesa a cargo de Opera North y que se tradujo como La pequeña zorra astuta. Ahora, el mismo título inaugura temporada en el teatro de la Rambla en su versión original –en lengua checa– y de la mano de Barrie Kosky, responsable de la escenificación y con un espectáculo estrenado hace tres años en Múnich.

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La partitura, fabulosa, es una avalancha de pequeñas miniaturas que, unidas, crean un tapiz único, de resonancias oníricas, que piden un trabajo minucioso de dirección orquestal. En un nuevo reto para Josep Pons como maestro titular de la casa, el director de Puig-reig firma una versión más preciosista que teatral, más sinfónica que de cámara y con algunos pasajes ligeramente desequilibrados en cuanto a un volumen que a veces tapa las voces. En cambio, es en los interludios orquestales cuando Pons exhibe su maestría.

Como en el resto de sus óperas, Janáček pide sentido del detalle, del buen gusto y del servicio a la palabra. Y Josep Pons lo cumple en parte, frente a una orquesta todavía poco engrasada a inicios de temporada. Calidad alta para las intervenciones corales: la formación liceísta y, sobre todo, el corazón infantil del Orfeó Català.

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Por su parte, Kosky explora el universo de la fábula con la imaginación visual que le es característica, con notas de humor marca de la casa, como la escena del gallinero. Sin embargo, el genuino sentido del humor que le es característico no brilla en la reposición de Andreas Weirich ya lo largo de tres cuartos de espectáculo. El resultado global, pues, convence parcialmente ante un trabajo que no explora lo suficiente la dialéctica humanos-animales de la ópera a excepción de los figurines de Victoria Behr, que viste a los humanos de negro y los animales con colores variados. Todo ello revestido por la atractiva conjunción entre la escenografía de Michael Levine y la sensacional iluminación de Franck Evin.

El amplio reparto incluye muchas voces de casa, lo que siempre es de agradecer, en los múltiples papeles animalísticos que realizan intervenciones escasas a lo largo de la partitura. El protagonismo se lo llevan tres intérpretes de altura: el barítono sueco Peter Mattei es un convincente guardabosque y la pareja que forman el zorro y el zorro no podía resultar más acertada por el entendimiento entre ellas (la soprano rusa Elena Tsallagova y la mezzosoprano Paula Murrihy) tanto musical como escénicamente. Correcto y homogéneo el resto del elenco.

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Riesgo con obras de calidad

El espectáculo, como decíamos, inaugura la temporada 2025-2026 del Gran Teatre del Liceu, poco antes de las funciones de Akhnaten de Philip Glass. Dos obras muy alejadas del atractivo con el que un teatro de ópera debería abrir sus puertas y del glamour de los títulos de gran repertorio. La operación es ciertamente arriesgada, al margen de la calidad de las dos obras y de los espectáculos propuestos (vayan sacando entradas para Akhnaten, por favor; son siete funciones del 16 de octubre al 3 de noviembre). Además, la gran novedad es que el Liceu ofrece los programas de mano de nuevo impresos... y de forma gratuita. Claro que para encontrar los contenidos profundizados de las obras será necesario continuar accediendo a la web, porque los programas en sí contienen muchas páginas de publicidad. Es lo que tiene vivir en un mundo marcado por el marketing y la inmediata rentabilidad económica. Por suerte, la partitura de Janáček funciona al margen de estas consideraciones.

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Una noche de inauguración oficial en el Liceu con la platea llena

La inauguración de la temporada del Gran Teatro del Liceu conserva un notable poder de convocatoria. Es cierto que se trata de una función dedicada exclusivamente a invitados, pero, sin embargo, había que encontrar a dos mil personas con agendas libres un lunes por la noche para ir a ver La zorra astuta , la maravillosa ópera del compositor checo Leos Janácek, con dirección escénica del australiano Barrie Kosky. Pese a las obras de la Rambla que dificultan el acceso al Liceu, al llamamiento respondieron autoridades y representantes políticos de la Generalitat, la Diputación de Barcelona y sobre todo del Ayuntamiento; personalidades del mundo académico y del empresarial (incluidas las ligadas al mecenazgo del Liceu), y un buen número de gente de la cultura y los medios de comunicación.

Con el rigor institucional y la habitual cordialidad familiar, Salvador Alemany, presidente de la Fundación del Gran Teatro del Liceo, hizo de anfitrión de invitados como el presidente del Parlament, Josep Rull; la consejera de Cultura, Sonia Hernández Almodóvar; la presidenta de la Diputación, Lluïsa Moret; los expresidentes de la Generalitat José Montilla, Artur Mas y Pere Aragonès; la presidenta del Institut d'Estudis Catalans, Teresa Cabré; la directora general de la Fundación Banco Sabadell, Sonia Mulero; el director de la Fundación BBVA, Rafael Pardo, y artistas como Maria Hein, Pere Arquillué y Josep Maria Pou, entre otros muchos, como el escritor Eduardo Mendoza, el poeta Enric Casasses, el director de exposiciones del CCCB, Jordi Costa, y la directora del ARA, Esther Vera. Todo el mundo estaba en su sitio cuando El canto de los pájaros acompañó la proyección del mensaje de Pau Casals "Paz en el mundo. En contra, en contra de las guerras y la inhumanidad de las guerras", ya continuación comenzó la ópera, de la que se harán cinco funciones más los días 23, 25, 28, 29 y 30. De la del día 30 habrá retransmisión en directo a través de la plataforma Liceu OPERA+

Estas funciones de inauguración de la temporada del Liceu a veces las carga el diablo. La experiencia de años anteriores demuestra que buena parte de los invitados desierta en la pausa posterior al primer acto y otra enfila hacia la salida antes del último acto. Afortunadamente, la elección de La zorra astuta como título de apertura evitó la triste visión de una platea medio abandonada: la ópera de Janácek dura poco menos de hora y media y los tres actos se representan sin pausa. Por tanto, cuando llegó el final, el elenco pudo recibir el aplauso de una platea bien llena.

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