El orgullo de ser el mayor estafador de Benidorm
La escritora valenciana Elisa Ferrer reconstruye una de las grandes estafas de la costa de Alicante
BenidormBenidorm, a finales de los años 80. Rafael (es un nombre ficticio) vendió un solar, en primera línea de mar, que no era suyo y haciéndose pasar por otro, por 400 millones de pesetas. Él está muy orgulloso. Persiguió a la escritora valenciana Elisa Ferrer para que contara su historia, hiciera un guión y mujeres a conocer su hazaña en el mundo. Esta parte es real, pero a partir de aquí Ferrer (L'Alcúdia de Crespins, Costera, 1983) entremezcla realidad y ficción en El holandés (Tusquets) para reconstruir cómo Rafael logró engañar e involucrar a los aliados necesarios para vender el último solar disponible en primera línea de mar de la playa de Ponent. No es solo la historia de Rafael, que ahora tiene 72 años, a quien todo el mundo conoce en el pueblo de Ferrer y del que circulan todo tipo de historias. La novela es también un retrato de un lugar y de una época, y el reto de cómo enfrentarse a un personaje real y vivo.
"Virginia Woolf decía que un novelista debe encontrar al personaje y atraparlo. A mí me ha pasado al revés. Ha sido el personaje quien me ha perseguido", explica Ferrer, que ganó el Premio Tusquets y el de la Crítica Valenciana con Temporada de avispas (Tusquets, 2019). Desde pequeña, Ferrer ha escuchado todo tipo de historias sobre Rafael y su esposa, Lola. Guionista de televisión y radio, la escritora valenciana vio aparecer un día a Rafael en casa de sus padres. "Me dijo que como yo era guionista tenía que hacer una serie contando su historia", recuerda. Se reunieron muchas veces, despertando todo tipo de rumores en el pueblo. Él le llamaba a menudo para ver cómo iba la historia. "Él quiere ser rico y famoso, que todo el mundo conozca sus hazañas. Está orgullosísimo de la estafa", dice la escritora.
Benidorm, un personaje más
El engaño de Rafael puede parecer inverosímil. Por la estafa, por donde escondió el dinero, la caja de los juguetes de los hijos que tenía en el balcón y debajo de una piedra de un jardín, y por el proceso judicial posterior. Sin embargo, allí, en la avenida de la Armada Española, de la playa de Poniente de Benidorm, hay una de las pruebas: los dos edificios Veralux que los promotores vascos edificaron tras pagar a Rafael los 400 millones de pesetas. Son bastante ostentosos: tienen fachadas de mármol y el precio de cada apartamento no baja de los 400.000 euros. En la propaganda de la inmobiliaria se lee: "Hemos sido muy exigentes". Un paseo por Benidorm, que es un personaje más de la novela de Ferrer, hace más verosímil la historia de Rafael, porque allí todo parece posible. Es difícil imaginar este pueblo de la costa alicantina hace más de setenta años, cuando vivía de la pesca del atún y de la huerta, y los terrenos de primera línea de mar, bastante baldíos, eran para los hijos menos trabajadores y para las hijas, como ocurría también en otras costas antes de la explotación turística.
Todo cambió cuando un alcalde, Pedro Zaragoza (1922-2008), tuvo la idea de crear un paraíso vacacional con el máximo aprovechamiento del espacio. Benidorm puede ser la pesadilla de algunos urbanistas porque nada tiene sentido y la construcción caótica hace que las calles serpenteen de forma inesperada o todo sea tan abigarrado que a veces falte el aire. Pero también puede ser el sueño de algunos arquitectos, porque allí pueden desatar la imaginación: hay rascacielos dorados, azules llamativos, en forma de supositorio, de media luna, infinitos... y sigue construyéndose. Entre rascacielos y rascacielos, asoman algunas grúas y carteles anunciando nuevas promociones inmobiliarias. Uno de los últimos edificios inaugurados, cuyas obras terminaron en el 2021, es el Intempo (el edificio residencial más alto de Europa, tiene casi 200 metros de altura y 47 plantas y parece surgido de la película Metrópolis de Fritz Lang). Por la noche, en algunas calles, es como aterrizar en otro planeta: locales con grandes pantallas, chicas gogó, toros mecánicos y turistas de todas las edades con ganas de darlo todo.
Largas temporadas en prisión
"Rafael es encantador, engaña a todo el mundo. Cuando fui a Utrecht a investigar más sobre su historia, todavía le recordaban y eso que ya habían pasado muchos años y, a veces, ni siquiera tenían ninguna lengua en común con Rafael ", dice Ferrer. Rafael real y el ficticio vivieron un tiempo en Utrecht (Países Bajos), huyendo de la justicia española: ha estado involucrado en muchos más asuntos delictivos, incluido el tráfico de drogas, y ha pasado temporadas en prisiones neerlandesas y españolas. "Para un personaje como él, adicto a la adrenalina que le provoca la estafa y el engaño, el pueblo en el que vive ahora es una cárcel más", explica la autora. En Benidorm tuvo un bar y una discoteca, Baccus Garden, a la que iban importantes políticos. Su mujer también está muy presente en el libro, pero Ferrer nunca ha hablado con ella. "Ella no quiere, y no quiere leer el libro", dice la escritora. Rafael ha tenido una vida intensa, incluida alguna persecución con disparos en la frontera de La Jonquera, pero también algunos episodios trágicos, como la muerte de dos de sus hijos.
"Tengo muy buena relación con Rafael, siento cómo es él un poco el coautor, pero hay mucha ficción. Cuando escribía sufría momentos de bloqueo en los que necesitaba alejarme de la novela, que no sabía cómo continuar. Y él me iba insistiendo y llamando para decirme cuándo acabaría, que quería leerla antes de morir. Era una presión. A veces no quería verle porque me recordaba que no estaba escribiendo", confiesa Ferrer. Había cierto temor también de cómo reaccionaría cuando leyera la novela. Él habría querido salir más guapo y más inteligente. Incluso ya tiene un actor para interpretarlo si se hace una serie: su sobrino, que es modelo. "Me daba mucho miedo su reacción, y entonces decidí ficcionar", dice Ferrer. Fue como quitarse un peso de encima: "Me alejé de la realidad para irme a la ficción, y fue como liberarme de un corsé, porque podía escribir la historia que quería".
El contrapunto a Rafael es el personaje de la narradora. Una mujer y una generación diferente: "Quería también que saliera la mirada de la generación que ha venido detrás y se ha comido las consecuencias de la especulación y del boom inmobiliario y del turismo, que nos ha dejado una economía muy débil", aseguró Ferrer. "Y también quería este elemento de thriller, pero desde una mirada femenina. Rafael podría ser un personaje de Huevos de oro [la película de Bigas Luna protagonizada por Javier Bardem], pero yo pongo mi mirada".