Estreno teatral

La "gamberrada irreverente" de Pol López en La Villarroel

El actor protagoniza 'La mano', de Martin McDonagh, una comedia negra llena de personajes ofensivos y situaciones extravagantes

Los cuatro intérpretes de 'La mano'
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BarcelonaHacía tiempo que el actor Pol López quería volver a encontrarse con el angloirlandés Martin McDonagh (Londres, 1970), uno de los dramaturgos más pasados ​​de vueltas de la escena contemporánea. El actor interpretó en el 2017 al protagonista de La calavera de Connemara, que se representó en La Villarroel bajo la dirección de Iván Morales. Dos años después, McDonagh volvió a la cartelera catalana con La reina de la belleza de Leenane, que dirigió Julio Manrique en la Biblioteca. El público que conozca las obras anteriores del dramaturgo angloirlandés sabe lo que se encontrará: personajes políticamente incorrectos, humor negro, una tensión escénica a punto de explotar y giros sorprendentes uno tras otro. Esto es, justamente, todo lo que se cuece en La mano, que se representa en La Villarroel del 19 de octubre al 16 de noviembre, traducida por Martí Sales, bajo la dirección de Pau Carrió y con Pol López de protagonista.

"McDonagh es un autor extraordinario. Él en sí mismo es un género. Tiene una personalidad tan contundente que es difícil equipararlo con los demás", afirma Carrió. Escrita en 2010 (En behanding in Spokane) y adaptada al catalán con el título de La mano, esta es la primera obra de teatro del dramaturgo ambientada en Estados Unidos. La acción transcurre en un hotel sórdido donde el protagonista (López) ha organizado un encuentro para realizar un pacto. Al hombre le cortaron la mano 27 años atrás y, desde entonces, la busca obsesivamente. Una pareja de traficantes de poca monta (Mia Sala-Patau y Soribah Ceesay) le han convencido de que ellos la tienen y que se la darán a cambio de dinero.

"Todos los personajes están marcados por algo, pero para Carmichael la herida es física: le falta una mano. Vive en un callejón sin salida. Quiere resolver esta situación, pero sabe que es irresoluble. Aunque sabe que no le hará bien, no puede dejar de perseguir la mano", explica López. El actor encarna a un hombre obsesionado hasta el extremo, que pone en peligro a sus antagonistas. "Ellos son los personajes más normales de la obra, jóvenes inconscientes que se encuentran con una persona desequilibrada", señala Sala-Patau.

Un botones que lo cambia todo

El cuarto en discordia es el botones del hotel (Albert Prat), un hombre que no ha tenido mucha suerte en la vida y nunca ha sido amado por nadie. "Cuando él interviene, cambia radicalmente la situación", adelanta el director, que añade que todos los personajes "son odiosos y al mismo tiempo son adorables; se nota que McDonagh se les ama". La unión de ese grupo tan peculiar de personas convierte La mano en "una gamberrada irreverente y políticamente incorrecta, con situaciones muy extrañas y personajes sin filtros", dice la directora de Villarroel, Tania Brenlle.

Precisamente, uno de los rasgos distintivos de la obra de McDonagh es el retrato que hace de unos personajes "con réplicas racistas, misóginas y homófobas" y que "le han traído problemas con la censura", explica Carrió. Pero el dramaturgo no busca la provocación per se, sino que trabaja "para retratar una realidad que existe y que es de una teatralidad extraordinaria", añade el director. Todo ello lo hace con especial cuidado para el lenguaje, que, pese a ser a veces hacha y ofensivo, "está lleno de capas y significados", dice Carrió, que resume el espectáculo así: "Es un juego narrativo que funciona como una especie de casa de muñecas de una perfección extraordinaria, donde todo acaba ligando".

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