'Honestidad': Un combate entre Míriam Iscla y Dafnis Balduz sobre los límites de la intimidad
Francesc Cuéllar dirige en el Teatro Akademia un montaje que cuestiona las convicciones de dos personajes de izquierdas
BarcelonaLos actores Francesc Cuéllar y Lola Marceli se conocieron hace seis años haciendo una serie diaria, Mercado central (RTVE), donde interpretaban a un hijo y una madre. La producción terminó en el 2021, pero ambos querían seguir trabajando juntos. De esas ganas nació Jusqu'ici, tout va (2022), la primera película de Cuéllar y la semilla del espectáculo Honestidad, que se estrena el sábado 6 de diciembre en el festival Temporada Alta de Girona y que después se podrá ver en el Teatro Akademia de Barcelona del 12 de diciembre al 11 de enero.
"En aquella época ambos veníamos de hacer trabajos por dinero, no por placer, y nos preguntábamos si hacer cosas artísticas en las que no crees es más perjudicial y nocivo para el alma", explica Cuéllar, que ahora dirige su espectáculo. El punto de partida del filme —que es también el de la obra de teatro— es el conflicto entre dos amigos, una actriz veterana y un director joven. El día antes de rodar una escena de un desnudo, ella se opone a hacerla porque no le parece honesta y él no acepta. "El director forma parte de una generación que debería entenderlo perfectamente, pero cuando entran en juego unas expectativas, unos ideales, unos deseos y una voluntad de reconocimiento, los valores feministas se tambalean", subraya Cuéllar.
Producida por Hause & Richman y la Akademia, Honestidad está pensada como un combate dialéctico entre dos personas inteligentes y que se aman, pero que ven cómo su vínculo se resquebraja a partir de esta desavenencia. En el escenario, Míriam Iscla interpreta a la actriz y Dafnis Balduz se pone en la piel del director. "Ella le reprocha que el cuerpo de la mujer siempre se ponga al servicio de los hombres y, especialmente, al servicio de su deseo", destaca Cuéllar, quien añade que el espectáculo se adentra en cuestiones como la intimidad y la vulnerabilidad a la hora de interpretar. Y aunque tanto el director como la actriz, de entrada, comparten ideología, cuando llega el momento se dan cuenta de que quizás están más alejados de lo que se pensaban. "Ambos dicen que son de izquierdas, pero él defiende que intenta buscar la complejidad más allá del sólo sí es sí. No hay buenos y malos, el público puede estar de acuerdo con uno y que, de repente, se gire la tortilla", afirma Cuéllar, que ha ideado la puesta en escena como "un partido de tenis donde ambos ganan y pierden todo el rato".
Un teatro de aspiración internacional
Mientras que el texto juega con los grises entre sus personajes, la escenografía del montaje, a cargo de Lola Belles, se basa en el contraste entre el blanco y el negro. El choque entre los protagonistas transcurre en un escenario con un círculo blanco en el suelo y una lámpara circular y blanca en el techo. Los actores van vestidos de negro y todos los objetos que aparecen en la obra -como, por ejemplo, un contrato- son de ese mismo color. Formalmente, Cuéllar explica que se ha inspirado en propuestas como las de La Veronal con la aspiración de dar a la estética un peso importante y que el protagonismo no recaiga sólo en el texto. "Hemos querido acercarnos y jugar con una estética más internacional, con la aspiración de hacer un teatro en catalán que se pueda ver más allá de Cataluña -afirma el director deHonestidad—. Queremos trabajar con el objetivo de realizar un teatro que abra caminos hacia fuera".