Teatro

Quedar marcado de por vida por la magia de Dagoll Dagom

Francesc Casadesús, Espartac Peran, Àngels Ponsa, Àlex Rigola y Christian Machío recuerdan cómo van cautivados por espectáculos como 'Mar i cel'

BarcelonaPara el director del Festival Grec, Francesc Casadesús, la compañía Dagoll Dagom es "la semilla del musical en catalán". A sí mismo ya una retahíla de personalidades de diferentes ámbitos consultadas por el ARA el primer contacto con Dagoll Dagom les dejó una huella imborrable. “En uno de los primeros cursos de danza que hice en el pueblo, Agustí Ros, que era el coreógrafo deAntaviana, nos hizo la coreografía del Arlequín. Fue la primera coreografía que aprendí en una clase”, recuerda Casadesús, que como director del Grec ha programado La gran noche de Dagoll Dagom, un concierto dirigido por Daniel Anglès que reunirá a más de un centenar de actores y músicos del 11 al 13 de julio. Más adelante, Casadesús fue a ver Noche de San Juan en el pabellón de Sant Hipòlit de Voltregà. "En Dagoll Dagom han mamado territorio, han hecho teatro en todas partes", explica.

En otra parada de la misma gira, este espectáculo cautivó al periodista Espartac Peran. “Recuerdo perfectamente Noche de San Juan en el parque central de Mataró, con un montón de sillas a ambos lados, y un pasillo en medio. Recuerdo pasar delante de todos, sentarme en el suelo y quedarme embobado durante todo el espectáculo –dice Peran–. Yo tenía unos doce años, y este espectáculo me tocó con la varita de la creatividad, me dio un impulso por ser más imaginativo”. Peran recuerda también otros espectáculos como Antaviana, El Mikado y ¡Glups! como “una bocanada de magia”. Tiene tanta pasión por la compañía que fue a ver el primero Mar y cielo “trece veces”, y le dijo a Pere Calders, cuando tendría unos dieciocho años, que le pondría Antaviana a su primera hija (no salió adelante).

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Otra cara de la pasión por Dagoll Dagom es transmitirla, voluntaria o involuntariamente, a los hijos: “Te aseguro que no los he adoctrinado, pero vieron Mar y cielo una vez; el primero lo vieron por televisión y ya tenemos entradas para ir a verlo en septiembre. ¡Se saben todo el texto y todas las canciones de arriba abajo!”, añade Peran. Existe otro caso muy parecido: Antaviana marcó Àngels Ponsa, que también comparte las canciones de Mar y cielo con los hijos. “Empecé con Antaviana y hasta La alegría que ocurre los he visto todos. Significan gran parte de mi aproximación al teatro musical –explica Ponsa–. Aunque puedes sonar muy tópico, para mí Mar y cielo es un musical de referencia. Cuando fuimos a ver la reposición con los hijos, también les impactó, y siempre lo hemos llevado con nosotros”.

El poder de despertar vocaciones

Por su parte, los espectáculos de la compañía han despertado vocaciones, como la del director teatral Àlex Rigola. Fue cuando estudiaba ingeniería de telecomunicaciones. "No tenía ganas de dedicarle diez horas diarias a la ingeniería. Nunca me había preguntado a qué quería dedicar todo el tiempo. Y me di cuenta de que era el teatro cuando vi a los actores de Mar y cielo sobre el escenario", dice Àlex Rigola haciendo memoria. Su carrera ha ido por caminos muy diferentes, pero aun así recuerda especialmente Flor de noche, y echa de menos que no se haya repuesto porque lo echa un buen ejemplo de recuperación de la memoria histórica. "Me hubiera gustado que mis hijos hubieran podido verle", dice Rigola.

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La tropa liderada por Joan Lluís Bozzo, Anna Rosa Cisquella y Miquel Periel también marcó Christian Machío, periodista, community manager del Liceo y experto en musicales. “Soy uno de los tantos adolescentes que descubrió Dagoll Dagom gracias a una salida con la escuela para ver típica función del jueves por la tarde. Y, de hecho, forma parte de mi primer recuerdo no sólo de un musical, sino del primer espectáculo teatral profesional adulto, seguramente codo con codo con Tricicle”, afirma Machío. El espectáculo fue Los piratas. "Más adelante averigué que se trataba de una versión propia y bastante nostrada de un clásico de la opereta británica, The piratas of Penzance, de los mismos autores que El Mikado, William S. Gilbert y Arthur Sullivan. Toda esa mezcla de canciones, coreografías, gran escenografía, orquesta en directo y, sobre todo, comedia, me dejó tan abrumado que todavía volví por mi cuenta varias veces más, también cuando la producción se transfirió al Teatre Tívoli. Ir a ver Los piratas se convirtió en un pasatiempo asiduo y en la puerta hacia un lenguaje escénico, el del teatro musical, que ahora forma parte de mi vida", concluye Machío.