Exposiciones

El tiempo no existe (o sí) en la Ciutadella

Una muestra en el Centro Martorell de Exposiciones combina disciplinas científicas y humanísticas para reflexionar sobre un concepto central para la vida humana

La réplica de la máquina del tiempo que se puede ver en la exposición en el Centro Martorell de Exposiciones
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Barcelona¿El tiempo existe realmente o es tan sólo una percepción? ¿Cuál es el origen del tiempo? ¿Por qué percibimos el tiempo sólo en una dirección? ¿Las plantas pueden prever el futuro? ¿Qué le ocurre a nuestro cerebro cuando pensamos en el futuro? ¿El futuro queda totalmente determinado por el presente? ¿Podemos realizar predicciones? ¿La inmortalidad es posible? ¿En qué momento de la evolución humana fue consciente del tiempo? ¿Por qué decir que cada ser vivo es un fósil?

En el Centro Martorell de Exposiciones, en el Parque de la Ciutadella de Barcelona, ​​no encontrará todas las respuestas, pero sí puede hacer una inmersión en los avances científicos y en las diferentes interpretaciones sobre el tiempo que se han hecho desde la biología, la neurociencia, la física, las matemáticas, la filosofía, la filosofía. Seguramente, todavía saldrán con más preguntas, pero La invención del tiempo es una invitación a reflexionar ya dejarse fascinar, a través de objetos, interactivos, audiovisuales, semillas cibernéticas o la réplica de la máquina de tiempo de la novela de HG Wells, sobre algo tan vital, tan humano y tan científico, como el tiempo.

La exposición, que podrá verse hasta el 30 de septiembre de 2027, se divide en dos salas. En una se explica el tiempo percibido –el tiempo de la Tierra, de la vida y de la especie humana– y, en la otra, el tiempo construido –la cultura y la medida del tiempo, la predeterminación, la relatividad, la predicción y el caos–. El tiempo no es un privilegio humano. "Las bacterias –uno de los primeros organismos en aparecer en la Tierra– ya tienen una percepción del tiempo, porque anticipan el día", explica Ricard Solé, físico y biólogo, y comisario de la exposición. "Incluso, las semillas interpretan el tiempo porque no germinan, pueden esperar meses, años o incluso siglos, hasta que llegue el momento adecuado", añade. Tampoco es algo que haya descubierto a nuestra especie. Los homínidos que precedieron alHomo sapiens ya tenían conciencia del paso del tiempo y de que la vida era finita. "Hace un millón de años, con la aparición de la industria lítica, existía una transmisión del conocimiento y seguramente había lenguaje y una percepción del tiempo", asegura el director del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, ​​Carles Lalueza Fox.

Una cápsula del tiempo enterrada en la Ciutadella

La exposición explica cómo, a través de varias generaciones, se ha podido calcular y entender la vida de la Tierra, pero también da algunas pistas sobre cómo pensamos. Cómo nuestro cerebro genera recuerdos, cómo los perdemos con el Alzheimer, o la imposibilidad de imaginar al día siguiente sin memoria, porque las partes del cerebro que utilizamos para recordar son prácticamente las mismas que utilizamos para proyectar posibles futuros. "Los animales experimentan el tiempo de forma compleja", asegura Solé. Existen ejemplos de insectos efímeros y de especies inmortales, como la medusa que no muere sino que se regenera. "Tener una vida tan simple, como la de una medusa, es un precio demasiado alto por la inmortalidad", reflexiona el comisario.

En la otra sala se encuentran todos los avances científicos relacionados con el tiempo: calendarios, relojes y diversas teorías sobre el tiempo. Las leyes de la mecánica de Newton y la explicación de cómo, a través de sus teorías, el matemático Pierre-Simon Laplace creó el "demonio de Laplace" planteando una cuestión inquietante. Si se pudiera saber cuál es la posición y velocidad de todas las partículas del Universo, ¿el futuro estaría determinado? Entonces, ¿nada de lo que podamos hacer puede cambiar el futuro? Con Einstein, la exposición aborda nuevas cuestiones: ¿El pasado existe y el futuro debe construirse o pasado, presente y futuro existen a la vez? Hay espacio también para la literatura, para la filosofía e, incluso, para la hipótesis de lo que hubiera pasado si Franco hubiera salido derrotado o si no se hubiera colonizado América. "Al final, haremos una cápsula del tiempo, con cartas de niños imaginando el futuro y también con personas de la Fundación Pasqual Maragall que tienen los primeros síntomas del Alzheimer", explica Solé. La cápsula se enterrará en el parque de la Ciutadella y se desenterrará dentro de cincuenta años.

"Tenemos un entorno único porque, con la Ciutadella del Conocimiento, el parque y sus entornos serán un nodo líder de conocimiento, divulgación, investigación e innovación", asegura Lalueza Fox. En este sentido, el director del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona asegura que los museos que forman parte del Museo de la Ciencia deben ser más que centros expositivos: "Son la cadena de transmisión, deben trasladar el conocimiento y la investigación que se realiza al conjunto de la sociedad. Debemos imbricarnos con los centros de investigación", afirma.

En la exposición se explica el tiempo en el cerebro y cómo se crean recuerdos o se proyectan futuros.
La exposición plantea diferentes preguntas y cómo científicos, filósofos y escritores le han intentado dar respuesta.
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