Triunfo histórico de Carla Simón: primer Oso de Oro catalán en el Festival de Berlín

La cineasta catalana se lleva el reconocimiento más importante del festival con 'Alcarràs'

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Carla Simón con el oso de oro Hannibal Hanschke / Reuters

BarcelonaHito histórico y fiesta gorda para el cine catalán en la Berlinale, el Festival Internacional de Cine de Berlín. En 2017 Carla Simón irrumpió con el premio a mejor ópera prima y el Gran Premio Generation Kplus por Verano1993. Cinco años después, la cineasta catalana sale por la puerta grande: su película Alcarràs se ha llevado este miércoles el Oso de Oro, el galardón de mayor reconocimiento del festival. Simón hace historia y se convierte en el primer cineasta catalán galardonado con este premio. El extraordinario retrato de la familia y la vida rural de Alcarràs se ha impuesto así a otros grandes nombres de la edición de este año, como el chino Li Ruijun, que en Return to dust acompaña a una pareja de un pueblo rural en sus dificultades para salir adelante y que también era uno de los preferidos para llevarse la estatuilla.

“Me considero hija de la Berlinale. Quizás me tendría que mudar aquí, cada vez que vengo pasa una cosa extraordinaria”, ha dicho Simón, que ha agradecido el premio y lo ha dedicado a su equipo, especialmente a su productora, María Zamora. La cineasta también ha tenido unas palabras para “los intérpretes, que no habían actuado nunca y han puesto el alma en esta película” y para su familia, estrechamente ligada a Alcarràs. Simón ha dedicado el premio “a los agricultores que cultivan cada día y hacen una agricultura que respeta la tierra. La suya es una forma de resistencia”.

Alcarràs empieza con una escena que parece extraída de Verano 1993: tres niños viviendo aventuras imaginarias en un coche abandonado. Pero poco a poco nos damos cuenta de que el territorio en el que se mueve Simón no son los juegos infantiles sino el drama de una familia de agricultores que ve cómo se rompe el acuerdo verbal que durante décadas les ha permitido cultivar melocotoneros en un terreno donde el nuevo propietario, el heredero de las tierras, quiere instalar placas solares después de hacer una última cosecha. El dueño les ofrece hacerse cargo del mantenimiento de las placas, pero no es solo dinero lo que está en juego sino una manera de vivir y su propia identidad.