¿Lo aguantará el socio del Barça?

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Joan Laporta y Hansi Flick después de firmar el contrato del técnico alemán con el Barça.

Estos días los culés sienten un cosquilleo agradable cada vez que aparece el nombre de un posible fichaje para el Barça. Cuando era pequeño y sabía aún menos, de eso del periodismo, recuerdo el verano como la mejor época para hojear elSport y el Mundo Deportivo e ilusionarte con las decenas de nombres que acabarían vestidos de azulgrana la siguiente temporada. ¡Santa inocencia! Este año, como ocurre siempre, vuelven a salir nombres de posibles incorporaciones. Y algunos son cracks de primer nivel.

Mientras el aficionado se deslumbra con los fichajes, el Barça pasa por una delicadísima situación económica. El plan de Laporta no ha funcionado como preveía. El club está al borde del precipicio. Emulando la idea del 2003, cuando el Barça no estaba en la UCI, la junta quería construir un equipo competitivo, fichando a jugadores de primera línea, para hacer girar la rueda. Ganar por conseguir más ingresos. Lo que ese 2003 se calificó de círculo virtuoso.

Ahora, sin embargo, el contexto no es el mismo. Las obligaciones económicas asfixian cada día más a la entidad. La actividad ordinaria es deficitaria pese a haber dejado atrás la cóvida hace tres años. Ante esta delicada situación, ¿puede el Barça seguir estirando la cuerda? ¿No sería más sensato asumir la realidad y tirar de lo que hay en casa, sin acudir al mercado? Si el objetivo ahora es la supervivencia, porque el riesgo de perder la esencia del club es muy real, ¿no sería más razonable hacer alguna venta importante, desprenderse de alguna ficha desorbitada y construir un proyecto con el que existe ahora mismo? La plantilla no es mala, se trataría de seguir haciendo crecer a los jóvenes y obtener incorporaciones a coste prácticamente cero. Que Flick proyecte una idea a tres años vista. Si el relato y el mensaje es sincero, explicando sin tapujos que la única salida es ésta, ¿el socio del Barça no podría asumirlo? Hacer valer la identidad, hacer un proyecto que gire en torno a la pertenencia y la juventud. Total, que el culé no se engañe: se fiche o no se fiche, el Madrid seguirá ganando a Champions.

Con estos tres años de margen, entre ventas y contención del gasto, el Barça podría establecer los cimientos, hacer frente a los pagos de la deuda que ahora vendrán en blog como una losa pesada y tomar aire para volver a iniciar un proyecto ambicioso en el futuro. ¿El socio del Barça prefiere ser un club único y diferencial y no ganar tanto? ¿O ser un club más y ganar? Quizás estas son las primeras preguntas que deberían responderse.

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