Alexia Putellas, la futbolista que representa una generación, gana el Balón de Oro

La capitana azulgrana es la primera deportista catalana que recibe el máximo reconocimiento del mundo del fútbol

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Alexia Putellas, ganadora de la Pelota de Oro 2021

BarcelonaEl mundo entero se rinde ante Alexia Putellas. La futbolista de Mollet del Vallès ya forma parte del Olimpo del fútbol y ha sido coronada con el Balón de Oro como mejor jugadora del mundo. El galardón hace justicia a la realidad. La azulgrana, emblema del fútbol femenino y líder en los vestuarios, ha recogido en París el premio que la reconoce como la estrella que es. Su amor por el fútbol, sus sacrificios y su tenacidad para llegar a lo más alto se han visto reconocidos ante todo el mundo en una gala donde no había lugar para la duda. Alexia Putellas es la reina del fútbol y ha levantado un galardón que representa a toda una generación de futbolistas que están derribando muros y rompiendo techos de cristal para reivindicarse.

La historia de amor que se ha culminado este lunes en París empezó cuando Alexia casi no levantaba medio palmo del suelo. Con el autobús de la Peña azulgrana de Mollet, la pequeña Alexia iba a ver sus ídolos al templo azulgrana. En aquellos desplazamientos, siempre con una bufanda atada al cuello, descubrió su amor por el fútbol y por los colores que ahora la tienen como emblema. Ella bajaba las escaleras del Camp Nou para sentarse en su asiento, con su padre, para disfrutar y quedar fascinada con sus referentes. Ellos ni lo sabían y todavía menos eran conscientes que cada una de sus acciones iban formando la gran futbolista que hoy en día es Alexia Putellas.

Ella fue creciendo y siempre lo hizo enganchada a una pelota. Era la única chica que se apuntaba a los partidos en la plaza del Ayuntamiento y la que llevaba la voz cantante en el patio de la escuela. La bola era suya, como ahora. Ella se atrevía contra todo y contra todos, y poco a poco fue modelándose a fuego lento. El apoyo y la ayuda de su padre fueron imprescindibles para continuar adelante. Aprendió muchas cosas de él, fue su guía en esta travesía que no tenía un final claro y aprovechó y disfrutar cada viaje en coche mientras la llevaba a entrenarse. Él marchó demasiado pronto, cuando todavía era una niña, pero sus lecciones hicieron mella en aquella pequeña futbolista que no sabía que sería la más grande del mundo.

Referente dentro y fuera del campo

A pesar de que se siente plenamente azulgrana, la de Mollet pasó por unos cuántos clubes. El Centre d'Esports de Sabadell fue el primer lugar donde se enfundó una elástica antes de que, cuando tenía doce años, el club azulgrana la fuera a buscar a tierras vallesanas. En Sant Joan Despí fue donde se empezó a sumergirse en el ADN Barça. Su etapa como culé, sin embargo, se vio truncada con la reestructuración de los equipos formativos que hizo que la joven futbolista tuviera que marcharse. No fue muy lejos, puesto que aprovechó la oportunidad para ir al RCD Espanyol, donde debutó como jugadora profesional. Del club catalán dio el salto al Levante, donde durante dos temporadas fue incorporando a su estilo de juego nuevas facetas. Siempre, sin embargo, con un ojo puesto al club azulgrana.

Julio del 2012 fue el punto de inflexión en la carrera de Alexia. Volvió a su casa, a vestir los colores azulgranas, y se convirtió en una pieza importantísima del engranaje para profesionalizar el equipo. Dentro del vestuario es una líder desde los primeros instantes. Su juego, que sigue las directrices máximas del ADN que aprendió durante su etapa a las categorías inferiores, pasa a ser fundamental y poco a poco se convierte en una futbolista en quien sus compañeras empiezan a reflejarse.

Sin embargo, no ha sido un camino de rosas para la futbolista azulgrana y el golpe más duro llegó en Budapest. Después de temporadas de progreso y mejora futbolística, las azulgranas se plantaron en la final de la Champions contra el Olympique de Lyon. Parecía la guinda del pastel, la recompensa al trabajo hecho. La gesta se iba a consumar superando al todopoderoso equipo francés, pero aquellos noventa minutos fueron un jarrón de agua fría para el conjunto culé. La derrota afectó a las azulgranas y, con Alexia como capitana indiscutible, todo el vestuario se conjuró para resurgir aprendiendo una lección muy valiosa: para ser las mejores había que hacer muchos sacrificios. Y así lo hicieron.

Alexia levantando la Champions después de ganar la final contra el Chelsea.

El resultado ha sido apoteósico. La temporada pasada las culés levantaron el triplete. Dominaron y desplegaron un fútbol majestuoso por todos los campos de España y de Europa. El juego de posición, defendiendo el manual de estilo azulgrana, encontró su máxima expresión en el equipo liderado por Putellas. Su dominio europeo se hizo patente hace unas semanas cuando fue premiada con el The Best. Ahora, el Balón de Oro también lleva su nombre. Alexia, aquella niña que iba al campo con su bufanda al cuello y que se quedaba boquiabierta con sus ídolos, ahora es la cara visible y la líder indiscutible de un equipo campeón de Europa. En París ha recibido su galardón, su pelota dorada, que la alza a Olimpo del fútbol y da alas a los sueños de muchas niñas que quieren ser como ella.

Putellas agradece el premio en catalán

Alexia Putellas no ha podido contener las lágrimas. Después de que Killian Mbappé anunciara su nombre como mejor jugadora del mundo, la de Mollet del Vallès ha subido al escenario con la vista clavada en su Balón de Oro. En el discurso, emotivo, ha tenido muy presente a su padre, que murió cuando ella era pequeña. "Es un momento muy especial y lo es también por mis compañeras con las cuales tantas cosas hemos vivido. Quiero empezar por agradecer a todas mis compañeras, a las que me han acompañado en mi carrera y sobre todo a mis compañeras del Barça. Agradecido al club también, que el destino justamente ha querido que hoy sea su 122 aniversario. ¡Muchas felicidades! Es un privilegio estar aquí celebrando este premio. Allá donde estés, esto es por ti, papá"

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