Barça

El Barça se niega a sacar la bandera blanca (2-3)

El equipo de Koeman se impone en una segunda parte loca en Mestalla y todavía aspira al título liguero

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Griezmann y Messi, celebrando el gol del francés al campo del Valencia

BarcelonaEsta temporada, todo puede pasar esta temporada. Favoritos que parecían muertos se levantan de la tumba, equipos modestos provocan cortes de digestión a los gigantes y el Barça de Koeman sigue aspirando al título del que se había despedido dos vecse después de ganar en Mestalla (2-3). Cuando, entrada la segunda parte, el Valencia se puso por delante en el marcador, los cronistas ya preparaban el obituario del sueño azulgrana de conseguir el doblete. Pero justo cuando estaba contra las cuerdas, lleno de morados y con la guardia baja, el Barça supo aprovechar un regalo de los valencianistas para salir del rincón donde estaba escondido para conseguir un triunfo vital. Si en el minuto 57 el Barça era un alma en pena, 12 minutos después ganaba 1-3 y ya pensaba en el partido del sábado contra el Atlético de Madrid. La Liga más loca de las últimas temporadas no es una utopía. Todo está por hacer y todo es posible cuando faltan apenas cuatro partidos.

Y esto que el Barça había acabado grogui, cuando Jorge Molina dio la vuelta al marcador en el Camp Nou el jueves. Y así salió a jugar en Mestalla el equipo. Medio grogui. Intentando fingir que no estaba triste, intentando engañar al Valencia poniendo cara de concentración, cuando por dentro tenía un montón de dudas. Sin esa rabia de quien quiere levantarse rápido después de un tropiezo. Un solo resultado puede hacerlo tambalear todo, de hecho. Y la derrota contra el Granada seguía en la cabeza de muchos jugadores del equipo durante un partido incómodo en Mestalla. Ahora, un solo resultado permite soñar de nuevo con levantar la Liga. Y todo en cinco días. 

Koeman, sancionado, recuperó el equipo titular que mejor le ha funcionado en los últimos meses, con algún matiz, puesto que Araujo entraba por Mingueza, por ejemplo. Un equipo que los técnicos rivales ya han podido estudiar de arriba a abajo. Para pararlo, el Valencia se atrincheró en su área con un montón de futbolistas, confiando para alguna contra en las piernas de Guedes, uno de los jugadores más rápidos de la Liga. Un sistema que casi falló ya de salida, cuando Pedri desaprovechó una ocasión de gol ya para empezar. Una gran jugada colectiva, tocando la pelota al primer toque, tal como hay que hacerlo si quieres hacer temblar los muros, dejó solo al canario dentro del área, pero por centímetros su chut se marchó fuera. Y tocó picar piedra, ponerse el mono de trabajado, contra un rival que habría dado por bueno el empate. Solo Alba, siempre arriba y abajo como un ascensor, parecía encontrar espacios en un primer tiempo en el que, poco en poco, los fantasmas del partido contra el Granada se fueron pasando por la cabeza de un equipo todavía inseguro. Cuando la pelota se paseaba dentro del área, los discípulos de Koeman siempre llegaban un segundo tarde. Y cuando Pedri recibió un posible penalti de Carlos Soler, en la sala del VAR seguramente miraban otro canal de televisión. Ter Stegen, desde la distancia, lo miraba impotente sin mucho trabajo. Le llegaría en la segunda parte.

Una segunda parte eléctrica

A pesar de que el empate no servía, Koeman no hizo cambios de entrada, mientras el banquillo abroncaba a Dembélé, puesto que tardó demasiado en salir a calentar. Y el resultado fue sufrir las contras de un Valencia más agresivo. Una contra de Guedes acabó en el gol de Gabriel Paulista, que burló a Lenglet después de un córner en el que Ter Stegen pidió una falta, ya que no lo dejaron ir a buscar la pelota. Si el Barça ya había salido a jugar medio aturdido, el gol lo dejó contra las cuerdas. La Liga parecía perdida, pero en esta temporada extraña todo puede pasar. Y fue el valencianista Lato quien cometió un penalti sin pies ni cabeza. Messi lo falló, pero Busquets, todo corazón, ganó el rechazo que permitió al argentino empatar. Y se hizo la luz. En 12 minutos, el Barça ya ganaba 1-3. El equipo de Koeman le había visto las orejas al lobo, despertando con los goles de Griezmann, en una jugada de pícaro, y Messi con una falta directa que le permitió sonreír por fin, olvidando el penalti fallado poco antes. Y si el argentino sonríe, la Liga se puede ganar, a pesar de que hizo falta sufrir, como siempre, puesto que Carlos Soler todavía se inventó el 2-3 a cinco minutos del final. No se trata de una temporada apta para cardíacos.

Pero este Barça poco estable, que ahora sufre, ahora se gusta, supo proteger el resultado con llaix Moriba aportando sangre nueva. Y recibirá el próximo fin de semana al Atlético en el Camp Nou aspirando a superarlo en la clasificación. Y seguir soñando.

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