Un derbi para recuperar la bandera de un pueblo

La Real Sociedad y la Athletic Club, que este sábado juegan la final de Copa pendiente de 2020, desafiaron las autoridades hace 45 años para honorar la ikurriña

Arnau Segura
4 min
Kortabarria e Iribar lucen la ikurriña antes de un derbi entre la Real Sociedad y la Athletic Club a Atotxa.

Torelló"Hemos autorizado todas las banderas regionales menos la vasca porque no es una bandera regional. Es una bandera separatista. Es un insulto. Antes de permitir exhibir esta bandera pasarán por encima de mi cadáver", acentuaba, en mayo de 1976, pocos meses después de la muerte de Franco, Manuel Fraga Iribarne, entonces ministro de Interior y vicepresidente de un gobierno lleno de herederos de la dictadura. El 19 de enero de 1977, sin embargo, menos de un año después, la ikurriña se izaba en la plaza de la Constitución de San Sebastián. Gracias, en parte decisiva, a un derbi de fútbol entre la Real Sociedad y la Athletic que, hará 45 años, sirvió para recuperar la bandera de un pueblo. Este sábado, casi un año después de lo que tocaba por culpa del coronavirus, y con las gradas de La Cartuja de Sevilla vacías de gente y de color, uno de los enfrentamientos históricos con más solera del fútbol europeo vivirá una edición especial con motivo de la final de la Copa del Rey de 2020 (21.45 h, Telecinco y DAZN). El Athletic de Marcelino busca el segundo título de la temporada después de haber levantado la Supercopa de España en enero. La Real de Imanol quiere ganar su primer trofeo desde 1987.

El autocar de la Real Sociedad antes de partir hacia Sevilla para jugar la final de Copa.

En 1976 el estado español andaba lentamente hacia la democracia, y Euskadi salía a la calle para reclamar libertad y libertades, con un clamor generalizado a favor de la legalización de la ikurriña, proscrita desde la Guerra Civil. "En Vitoria habían muerto trabajadores y a los estudiantes los pegaban cada dos por tres, y nosotros no queríamos ni podíamos limitarnos a ser los niños guapos a los que aplauden para chutar una pelota. Nosotros no vivíamos a la estratosfera, divinizados e intocables. Pertenecíamos a la sociedad, formábamos parte del pueblo, con los mismos sentimientos, y estábamos descontentos por la opresión social y nacional. Todo el mundo estaba levantando la voz, y queríamos aprovechar que la gente se fija mucho en nosotros para dar ejemplo", dice Josean de la Hoz Uranga (Getaria, 1949), el ex jugador de la Real que ideó el plan para mostrar la ikurriña en el derbi del 5 de diciembre de 1976, desde su despacho de abogados, y un futbolista que en una ocasión anterior había sido detenido en una manifestación. "En el cuartel me pegaron tanto como quisieron y después uno de ellos iba por tiendas vanagloriandose de haber hostiado a un jugador de la Real", acentúa.

La ikurriña la cosió su hermana, puesto que, como era ilegal, no se vendían en ninguna parte, y después de comer en casa de sus padres, en Getaria, el mismo De la Hoz la llevó hacia Atotxa, el estadio de la Real, escondida bajo la rueda de repuesto. La policía lo paró en un control rutinario justo antes de llegar al viejo campo txuri-urdin y registró a fondo su Fiat 128 Sport azul, abriendo el portamaletas. "Estaba ahí, efectivamente, pero no la encontraron", añade, sonriendo, un De la Hoz que era conocido con el apodo de Trotski en el vestuario y que una vez ante Atotxa dió un golpe contra el ventanal que daba al vestuario de la Real para entregar "el paquete" a Salva Iriarte, compañero suyo.

El plan se había tejido en secreto, y una hora y cuarto antes del inicio del partido, De la Hoz, Iriarte, Inaxio Kortabarria y Luciano Murillo, el capitán local, fueron a buscar el capitán del Athletic, José Ángel Iribar, para plantearle la acción. "La única condición que puse fue que tenía que ser por unanimidad. Y sí, todos estuvimos de acuerdo. Era el momento de hacerlo. Es lo que teníamos que hacer", admite el portero (Zarautz, 1943), el jugador con más partidos de la historia del conjunto de Bilbao. "Nosotros no sabíamos nada, solo que pasaría algo", añade Roberto López Ufarte (Fez, 1958), el segundo máximo goleador histórico de la Real, volviendo a aquel día "grandioso" que quedó como "punto de inflexión".

El túnel que conectaba los vestuarios y el césped era "minúsculo, estrechísimo, y abarrotado de grises", recuerda Iribar, y para driblar la policía pusieron la ikurriña en la bolsa de las esponjas y el agua milagrosa. Iriarte, suplente, la llevó hasta el banquillo, y De la Hoz, desconvocado por aquel partido, saltó el muro que separaba la grada del césped, la recogió y la dio a Iribar y Kortabarria para que la levantaran; al frente de las dos filas de futbolistas.

Un 5-0 que quedó en segundo plano

Atotxa explotó. "Nadie se lo esperaba. Recuerdo gente llorando. Sonrisas, cánticos. Y un sentimiento terrible", rememora De la Hoz, que aparece en la foto que ha quedado para el recuerdo de aquellos hechos tapado por la ikurriña, entre Iribar y Kortabarria. "Fue un estallido de alegría, de entusiasmo, de emoción. Un clamor. Un momento apoteósico. Increíble, impresionando, inolvidable, inenarrable. El 5 a 0 todavía me duele, pero recuerdo aquel derbi con más orgullo por lo que pasó que con tristeza por el resultado. Fue un empujón y un impulso final para acelerar el proceso de democratización y el de la legalización de la ikurriña", apunta Iribar, que recuerda que durante el partido pensaba en dónde dormiría aquella noche.

Pero no pasó nada, aparte de una amenaza de muerte del Batallón Vasco Español a De la Hoz. "Yo tenía que volver hacia las gradas y me esperaba una paliza. Pero no pasó nada. Pensé que quizás el día siguiente, o el otro, pero no pasó nada. El gobierno civil dio órdenes de no intervenir; con buen criterio, porque las imágenes habrían sido muy duras. No podían hacernos nada", concluye De la Hoz. Y así, aquella acción se convirtió en la primera vez desde el final de la Guerra Civil en que la bandera vasca se mostraba en un acto público sin represalias y, todavía más, "en la legalización de facto de la ikurriña". Gracias al fútbol.

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