Eurocopa

España necesita penaltis para eliminar a una Suiza con diez (1-1, 3-1)

El equipo de Luis Enrique llega a las semifinales de la Eurocopa

Martí Molina
3 min
Ocasión de Álvaro Morata en el partido entre España y Suiza

BarcelonaLa selección española se clasificó para las semifinales de la Eurocopa después de derrotar a Suiza en la tanda de penaltis. Un partido en que el equipo de Luis Enrique no exhibió la superioridad teórica frente al conjunto helvético hasta que el rival se quedó con diez jugadores. A la roja le faltó puntería para rematar el partido en la prórroga y se lo jugó desde los once metros. Los errores de Busquets y Rodri no penalizaron, porque Unai Simón hizo una exhibición bajo los palos y paró, consecutivamente, los tiros de Schaer, Akanji y Vargas. Oyarzabal anotó el penalti decisivo. Luis Enrique levantaba los puños en señal de victoria, aligerado después de una eliminatoria que estuvo a punto de encallársele.

El partido había llegado a los penaltis después de una primera parte que había pasado sin pena ni gloria, de una segunda parte en la que Suiza llevó la iniciativa e hizo méritos para empatar, hasta la expulsión de Freuler, y de una prórroga en la que el portero Sommer fue el salvador de su país. De hecho, hasta el tiempo suplementario no fue un duelo de muchas ocasiones claras, más bien de intenciones que no de chutes. España, favorecida por el gol en propia portería de Zakaria, había optado por especular con el marcador. Un planteamiento que ya gustaba a la selección helvética, que aceptaba su rol de no favorita para, después del descanso, dar el paso hacia delante que le permitiera hacer daño en la portería de Unai Simón.

Dejando de lado la tanda de penaltis, el partido acabó con una sensación de clara superioridad de España. Pero es cierto que el equipo de Luis Enrique se habría podido enganchar los dedos porque no cogió el ritmo del partido hasta que Suiza se quedó con un hombre menos. La expulsión de Remo Freuler, por una entrada bastante dura sobre Gerard Moreno, cuando faltaban quince minutos, cambiaba totalmente los esquemas del partido. El equipo helvético ponía el autobús y la roja, ahora sí, ponía asedio a la portería de Sommer.

La suerte sonreía a España

El partido se había desequilibrado en el minuto ocho. Un chute de Jordi Alba tocaba el cuerpo de Zakaria. La pelota cambiaba de trayectoria y Sommer no podía hacer nada para evitar el primer gol del partido. Fue el único chute a portería de toda la primera parte, más allá de un golpe de cabeza de Azpilicueta. Unai Simón vivía de lo más tranquilo, sin tener que intervenir. El equipo estaba instalado en un esquema conformista que, con el cambio de ritmo del rival, pasaba a ser un juego a la defensiva. Suiza avisaba y España empezaba a sacar agua del barco. Un martilleo constante, no tanto en ocasiones sino en ganar metros y evitar que los de Luis Enrique se sintieran cómodos en el césped.

Zakaria, que quería redimirse del gol en contra, estuvo a punto de empatar con un gran golpe de cabeza que salió rozando el palo. En cambio, los helvéticos no fallaban unos minutos después, en el 68 de partido, aprovechando un error defensivo garrafal de la roja. Laporte y Pau Torres, los dos centrales, no se entendían y la pelota quedaba libre para que Freuler asistiera a Shaquiri. El centrocampista del Liverpool no perdonó.

Impulso final

España vio las orejas del lobo. Entre los cambios de Luis Enrique, que cambió los tres delanteros que jugaban desde el principio -Sarabia, Morata y Ferran Torres- y la expulsión de Freuler, el partido cambiaba radicalmente de sentido. Suiza firmaba los penaltis y miraba de reojo el marcador, rezando para que pasaran los minutos. Parecía que el gol era cuestión de tiempo, pero no llegó y todo se tenía que decidir en los penaltis.

En los octavos de final, Suiza superó desde los once metros a la todopoderosa Francia. Esta vez no estuvo acertada. O, mejor dicho, Unai Simón estuvo a un nivel impecable. Sus paradas permitieron que España, aquella selección por la que pocos apostaban en el inicio del torneo, siga soñando.

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