Los 70 días más importantes de la historia reciente del Camp Nou
Barça y Limak esprintan para volver al estadio al principio de la temporada, entre las prisas de Goldman Sachs por recuperar el préstamo y la necesidad de explotar el estadio y cumplir con el presupuesto
BarcelonaCon el césped provisional instalado y las líneas del campo pintadas, todo el que mira imágenes de la remodelación del Camp Nou tiene la sensación de que ya se puede volver a jugar a fútbol. Es justo lo que quiere transmitir la junta directiva, que ha puesto la cuenta atrás para el regreso al estadio y está dando toda la prisa del mundo a Limak para que termine su trabajo este verano. La intención es volver el fin de semana del 9 y 10 de agosto para disputar el Gamper, y convertir el torneo en una "prueba piloto" –en palabras del presidente Joan Laporta. Ahora bien, aunque las fuentes oficiales del Barça son muy optimistas con la posibilidad de cumplir con los plazos, el resto de actores implicados son más escépticos.
Queda mucho trabajo por hacer en el estadio. Desde que empezaron las obras de remodelación no han parado de surgir problemas que han retrasado la remodelación. Lo único que fue puntual fue el derribo de la tercera gradería, que incluso acabó antes de lo previsto. El resto ha sido una sucesión de dolores de cabeza: los problemas de Limak para encontrar mano de obra, las limitaciones horarias marcadas por el Ayuntamiento de Barcelona o las deficiencias no previstas en la estructura de 1957. Se han añadido también las tensiones entre el club y la constructora turca por un retraso que ha restado credibilidad al equipo de directivo.
En cualquier otra situación, el Barça habría alargado el exilio en Montjuïc una temporada más y avanzaría los trabajos de remodelación. La diferencia entre realizar sólo obras o compaginarlas con el fútbol supone ir un 25% más rápido. Pero el Barça tiene mucha prisa por volver ya al estadio. Por un lado, porque explotar el Camp Nou significa facturar más dinero y, por tanto, aspirar a un presupuesto más elevado. Una circunstancia clave en un momento en que el club sigue pendiente del fair play financiero para poder fichar. Por otro, por las presiones de Goldman Sachs, la financiera que prestó los 1.450 millones para sacar adelante la reforma y que tiene prisa por empezar a recuperar la inversión.
Un regreso con más provisionalidad de lo previsto
Limak tiene 70 días para terminar la primera fase. El día 1 de agosto debe estar, según se comprometió con el Barça. Será, eso sí, un regreso con mayor provisionalidad de lo previsto. El club quería que las gradas primera y segunda estuvieran terminadas al 100% una vez se volviera a jugar en el Camp Nou. No será así. Habrá los servicios básicos, pero todavía faltarán algunos, que se acabarán a lo largo de la temporada. Por ejemplo, la oferta de restauración, que de entrada será de mínimos. Tampoco está cerrado el aforo. Será por debajo de los 62.000 proyectados y no será hasta bien entrado el curso en que se podrán ocupar todos los asientos disponibles.
En este punto, tendrá que ver el permiso de reapertura que debe conceder el Ayuntamiento. Y más concretamente, la posibilidad de cumplir con los requisitos de seguridad que validan los bomberos. Dado que el estadio estará en obras y deberá accederse al campo pasando por zonas en construcción, los accesos serán provisionales y esto complica una hipotética evacuación de emergencia. Por eso puede limitarse el aforo de forma temporal hasta que los trabajos no estén más avanzados en la parte exterior del recinto. La cifra final no se sabrá hasta que se obtengan los permisos, momento en el que también se pondrán a la venta los abonos para los socios.
Las fuentes consultadas no oficiales ven "muy difícil" que se llegue a tiempo para el Gamper. "No preocupa a la parte de dentro, sino a los accesos", sostiene uno de los arquitectos consultados. En cambio, sí hay más optimismo de cara a septiembre, la fecha prevista para los primeros partidos oficiales en el estadio. El club, tal y como explicó el presidente Laporta en la entrevista del lunes a 3Cat, ha solicitado en la Liga disputar las primeras jornadas a domicilio. El presidente decía que, tras el Gamper, planteaba volver "a finales de septiembre oa principios de octubre" en el Camp Nou. Desde el Barça matizan las palabras de Laporta y aclaran que la fecha proyectada es la del fin de semana del 13 y 14 de septiembre, después del paro de selecciones.
La prueba piloto del Gamper
Si finalmente se llega a tiempo para el Gamper, el partido servirá de conejito de indias para detectar posibles problemas antes de la competición oficial, sea de servicios, movilidad o logística. Además, después habría un mes de margen para seguir trabajando sin que el fútbol interfiera en los trabajos de remodelación. Pero, sobre todo, el torneo servirá para hacer caja. El Gamper se dirige principalmente a los turistas que tienen los bolsillos llenos y que están dispuestos a pagar grandes fortunas para ver al Barça de Lamine Yamal, Pedri y compañía. Además, ese fin de semana es uno de los de mayor afluencia de turistas en Barcelona. El rival aún está por confirmar aunque al club le seduce la idea de invitar a un equipo inglés.
Lo más urgente es acabar toda la zona de asientos vip de las gradas primera y segunda, y así convencer al auditor para que contabilice los 100 millones de la venta de estos equipamientos a dos fondos de inversión en las cuentas de esta temporada. Después, solicitar la licencia de actividad en el Ayuntamiento. Y por último, terminar los accesos y sustituir el césped provisional por el definitivo. Los próximos 70 días serán claves para el futuro del Camp Nou. Después, la convivencia entre el fútbol y las obras que se alargarán al menos dos años, ya que el estadio no terminará hasta el verano del 2027. Si no hay más imponderables.