El Barça, la dependencia emocional preferida de los catalanes

El ARA ha vivido intensamente la actualidad del Barça desde su primer número

BarcelonaSeguir la actualidad del Barça es como droga. Quien escribe la consume y la distribuye desde hace diecinueve años, seis de ellos en el diario ARA, que como parte fundamental del panorama mediático catalán no ha dudado en participar activamente en este mercado de emociones, victorias, derrotas, incendios y parpadeos.

Desde su fundación, el ARA se ha propuesto ser una referencia para los culés. Sus páginas han latido (y laten) en este sentido desde el primer día, conscientes de que, como dice Jorge Valdano en referencia al fútbol, ​​el Barça es para millones de personas la más importante de las cosas que no lo son.

Cargando
No hay anuncios

El Barça hace que nos abrazamos a desconocidos y que aumentemos la natalidad en momentos de máxima alegría. En contraposición, también nos indigna, nos hace perder el apetito e incluso puede arrastrarnos al odio más visceral e irracional (especialmente y paradójicamente entre nosotros mismos). En el césped, en la pista y en los despachos, el Barça nos aporta temas de conversación, nos conecta y nos distancia. Ninguna red social es tan adictiva con la azulgrana.

El ARA ha tenido la inmensa suerte de haber nacido y crecido con el mejor Barça de la historia. Sin ir más lejos, en su tercer día en los quioscos, una manivela en el Real Madrid de José Mourinho relegó en portada la resaca de las primeras elecciones ganadas por Artur Mas. La fotografía icónica de Xavi Hernández, autor del primero de los cinco goles de esa noche orgásmica, cogiéndose el escudo con rabia, se zampó la agenda política y económica de un martes laborable de finales de noviembre.

Cargando
No hay anuncios

No había nada más importante que hablar de un equipo que jugó como los ángeles entre el 2008 y el 2012. Ningún tema pasó por encima de la batuta privilegiada de Pep Guardiola y el talento único de Leo Messi para derrotar a un Madrid que en esos años llevaría la rivalidad a extremos tan lamentables como la de lo más lamentable. Tito Vilanova. La gobernanza de todo un país podía esperar. La locura masiva e intergeneracional por el Barça, no. No es casualidad, como apuntó el exconseller Raül Romeva hace unos meses, que el presidente azulgrana reciba más honores que el de la Generalitat cuando va por el mundo.

La cuestión es que desde ese 5-0 sin paliativos, el barcelonismo ha vivido 15 años de una intensidad suprema. Que el club se haya bunquerizado en paralelo a su internacionalización no ha impedido que los medios catalanes y estatales hayan suministrado mil y una historias a una audiencia tan numerosa como voraz. Porque como suele decir un histórico ejemplo del departamento de comunicación azulgrana, un órgano con más recursos económicos y humanos que la mayoría de las redacciones de la ciudad, "en el Barça, todo es noticia".

Cargando
No hay anuncios

Esto significa que a menudo lo que ocurre en los partidos sólo acompaña a los debates (o "crisis semanales", como bien definió un recién llegado al entorno como el Tata Martino) que sirven para enfocar editoriales, aperturas o tertulias. "El juego cada vez es menos importante", señaló con acierto Javier Mascherano, otro culé argentino sorprendido con la polémica servida a todas horas, sea en forma de conspiración arbitral, declaración rimbombante, fichaje frustrado o cocida judicial con un presidente imputado. La dependencia emocional va más allá de los 90 minutos.

Cargando
No hay anuncios

Un estadio a medio reformar y un nuevo ídolo por amar

Sin embargo, mientras Sandro Rosell, el dirigente azulgrana más votado de la historia, dimitía por el caso Neymar y entraba en prisión por unos delitos que no pudieron probarse, el Barça no dejó de ganar. Tras la del 2011, Messi y compañía levantaron la Champions del 2015, un botín insuficiente que el mejor futbolista de la historia compensó con Pelotas de Oro y también con Ligas, Copas y Supercopas que el barcelonismo no valoró porque la propuesta de Ernesto Valverde no era suficientemente atractiva. Así somos.

Cargando
No hay anuncios

Sin el referente de Guardiola en el banquillo, el Barça del 2015 al 2020 se explica a través de la obra del argentino, principio y final de una entidad que colapsó con la llegada de la cóvida. En plena pandemia, Messi, harto de perder en Europa, pidió marcharse vía burofax a Josep Maria Bartomeu, un presidente que compensó su debilidad institucional con contratos imposibles de pagar. De repente, el barcelonismo pasó de celebrar ligas con desgana a movilizarse como nunca para desalojar la junta con el estadio cerrado y el club en la ruina.

Messi también sirve para explicar el regreso de Joan Laporta al palco. En campaña, el abogado barcelonés prometió que renovaría el 10” con un asado", pero unos meses después, presionado por los avalistas y víctima de la improvisación y de una herencia desastrosa, se resignó a su salida traumática. Aquellos días de agosto del 2021 todavía retumban hoy. De hecho, son casi la principal amenaza del omnipotente Laporta de cara a una reelección a la que se presenta a una reelección a la que se presenta una reelección a la que se presenta palancas, medidas cautelares y Masia, con Lamine Yamal como principal exponente y Hansi Flick como acierto personal. en la droga. Quedan éxitos por celebrar, decepciones por transitar y aún más "crisis semanales" por consumir.

Cargando
No hay anuncios