"En el Barça no se trata sólo de ganar, también de luchar por una causa justa"
El ARA reúne a John Carlin, David Carabén, Marina Romero, Antoni Bassas y Marc Lesan, barcelonistas de diferentes generaciones
Barcelona"Todas las grandes estrellas del Barça han sido silbadas. Cuando el Barça de Guardiola vivía su era de gloria, tenía un montón de críticos aquí. Como sois, joder, ¿eh?", dice John Carlin (Londres, 1956) con ganas de jugar un poco. "Totalmente de acuerdo. ¡Pero si dentro de la directiva había gente que le decía el Dalai Lama! Algunos le decían que su abuela podía entrenar y ganar con un equipo lleno de genios, para quitar méritos a Pep", añade Antoni Bassas (Barcelona, 1961). Las conversaciones sobre el Barça se van encadenando en torno a una mesa, en el bar Matos, donde el ARA ha reunido a diferentes generaciones de barcelonistas para celebrar los 125 años de vida del club. Es la magia del Barça. Cualquier frase permite estirar un hilo que no sabes a dónde te llevará, sea al pasado o al futuro. (Barcelona, 1971), músico, guionista y comisionado de los actos del 125 aniversario. intereses... Protagonismos mal digeridos. Y egos mal gestionados", apunta la periodista Marina Romero (Barcelona, 1985). Le da la razón el creador de contenidos Marc Lesan (Barcelona, 2000), el más joven de la mesa, pero que ya ha entendido que en el barcelonismo siempre hay ha debates... y un enemigo en común: "Provoca placer ver cómo pierde el Madrid, una institución tan grande, que se cree tan superior... y cuando la palma contra el Sheriff de Tiraspol no puedes evitar reír", cuenta con una carcajada socarrona.
Unir barcelonistas de diferentes generaciones es abrir una caja llena de recuerdos. Da igual de dónde venimos, como dice la letra del canto del Barça, que justo ahora celebra 50 años desde su estreno. canto, no un himno, como siempre recuerda Carabén. El Barça no tiene himno, pues. Prueba de su singularidad, de ser una entidad distinta. De ser el reflejo de un país en el que la pasión se transmite con historias que emocionan. Como la de la familia de Romero. "El Barça fue el puntal que nos unía con Catalunya, ya que los míos se exiliaron en Venezuela después de la guerra. En 1951 el Barça jugó la pequeña copa del mundo en Maracaibo. Mi padre debía tener 5 años, entonces .Al final del partido la gente empezó a llorar mostrando banderas catalanas y republicanas El abuelo le contó al padre que el Barça es un sentimiento que representa unos valores. democráticos, catalanistas y republicanos. Yo me hice del Barça por ellos y el primer recuerdo que tengo son las lágrimas de alegría con el gol de Koeman en Wembley en 1992", explica.
Pero el Barça no siempre ha ganado, como le ocurre a Catalunya. Los primeros recuerdos de Bassas, de hecho, son más duros: "El primer partido entero que recuerdo son las semifinales de Copa en las que Guruceta señala un penalti al Madrid que no lo era. Recuerdo a los grises haciendo cargas policiales para golpear a la gente en el campo , jóvenes gritando "policía asesina", las almohadas volando... fue una especie de entrada a la vida adulta con 8 años". Los primeros recuerdos de Carabén son objetos como el cartel hecho por Miró por los 75 años del club o una camiseta con el dorsal de Cruyff. Sus padres, Armand Carabén y Marjolijn der Meer, fueron claves en el fichaje del neerlandés. como gerente.
El pobre Bobby Robson
En otros casos, el Barça llega más tarde para quedarse, como le ocurrió a Carlin: "Mi primer recuerdo fue en mayo de 1997, un partido entre Barça y Madrid. Con Bobby Robson en el banquillo , luchando por la liga. El Barça ganó por 1-0. Yo era corresponsal en Washington y me envían a hacer una crónica, algo extraño. me escogieron, así que hice un perfil de Robson. Y fue de las mejores historias que he escrito en mi carrera. Me abrió las puertas de su casa de Sitges. catalanes, pero los catalanes no le amaban tanto. Y un año después yo acabo llegando aquí", dice emocionado.
Bassas y Carabén recuerdan bien aquella temporada. "Se ganaba 8-0 en el Logroñés y la gente sacaba pañuelos porque se aburría... la gente añoraba a Cruyff y lo pagaba con Robson, también somos así", explica Bassas. Qué club este en el que se golea por 6-1 y la prensa dice "goleada sin fútbol". O en el que tras derrotar por 5-4 al Atlético de Madrid, se acusó a Robson de ser defensivo. "Era la añoranza de Johan", remacha Carabén. Como Carlin, millones de personas en todo el mundo se hacen del Barça. "Recuerdo a un taxista eritreo llorando en Washington cuando le dije que en casa teníamos abonos del Camp Nou", dice Bassas. Carlin recuerda camisetas del club en rincones del planeta remotos que ha visitado como "aldeas de Ruanda".
Un club abierto, aunque las mujeres no siempre lo han tenido fácil. "Mi abuela ya era socia del Barça. Ella ya me enseñó que las mujeres también podíamos ir al Campo, aunque durante muchos años sólo veía a una mujer en el estadio, la periodista que estaba a pie de césped", explica Romero. "En casa, quien sufre más es mi abuela", añade Lesan. Sin embargo, Carabén recuerda cómo el Barça ha sido mil veces más abierto con el feminismo que otros clubs, con las primeras socias hace 100 años: "El club siempre ha querido ser abierto a todo tipo de gente: diferentes religiones, orígenes, sexo. ..". Un club abierto, global y catalán, por supuesto. "Fue una de las pocas expresiones de catalanismo durante el franquismo", dice Romero, lo que permitió que "mucha gente antifranquista se hiciera del Barça en las Españas", añade Carlin.
Un club catalanista, sí. Fue "una intuición de Gamper, que entendió que el club debía ir más allá del nombre de la ciudad. Quería que acompañara a ese catalanismo que estaba organizándose", explica Bassas. "Catalanista pero abierto a extranjeros. El peso de los extranjeros ha sido clave, de Gamper a Cruyff, pasando por Kubala...", puntualiza Carlin. Carabén, estudioso del alma del barcelonismo, ha detectado que las grandes estrellas de fuera venían de "países pequeños con gran tradición, como Escocia, Hungría, Suiza o Países Bajos. Naciones sin aristocracias, como Cataluña, pero de mercaderes. Aquí no tenemos aristócratas. Lo que nos gusta es el proceso para hacer las cosas", defiende.
Un país y un club obsesionados con la estética. "Cuando se realizan los actos del 75 aniversario, tu padre no quiere que el cartel lo haga un diseñador, quiere que sea Miró, el mejor pintor del momento", le dice Bassas a Carabén. "Barcelona está llena de edificios modernistas con detalles bonitos, pero que quizás no son necesarios. No es como la arquitectura racional y práctica de Madrid. Aquí se busca la belleza", añade Carlin. "La Sagrada Família es el diseño de un arquitecto, pero informado y enriquecido por artesanos de todas las disciplinas. El quebradizo está hecho de piezas, es muy catalán", dice Carabén. El juego del Barça es así. El famoso estilo nace de esa sociedad donde no siempre se trata de ganar. "Si te haces del Barça sólo por ganar no estás explicándolo todo", aporta Lesan. "Entiendo la fascinación por el triunfo, pero en el Barça no se trata sólo de ganar, también de luchar por una causa justa", defiende Carabén.
El rival que viste de blanco
Sin embargo, el camino no ha sido fácil, lleno de obstáculos y debates. "No siempre se ha jugado con este estilo donde manda el hecho colectivo, a veces hemos tenido la tentación de fichar a jugadores físicos individuales, se ha intentado todo para ganar. Pero en 125 años de vida, al final siempre se vuelve a esta idea. La gradería ha acabado dictaminando cómo jugar y hemos tenido personas que lo han interpretado, como Menotti o Cruyff", opina Carabén. Un estilo defendido por los mejores jugadores de todos los tiempos, claves para sumar aficionados en todos los continentes. De Kubala a Messi, pasando por Maradona o Cruyff... Pero no por Di Stefano, nombre que siempre aparece.
"Lo teníamos fichado y nos lo robaron. Cruyff siempre decía que era su gran ídolo", se queja Bassas. Un jugador que acabó jugando en el Madrid, el gran rival. Otro nombre que siempre aparece. "Yo prefiero una victoria del Barça que una derrota de los blancos", dice Romero. Lesan prefiere burlar a los blancos, lo admite. "Creo que todos los barcelonistas somos antimadridistas", sentencia Bassas, que no puede olvidar los silbidos que recibían los blancos cuando salían a jugar en el Camp Nou antes, cuando ambos conjuntos no salían a la vez en el césped.
Eran otras épocas. Y es que el tiempo pasa, llevando hacia dudas lícitas. "¿Aún seguimos siendo más que un club?", se pregunta Romero. Carlin tiene claro que "el Barça es una marca comercial global tan famosa como Coca-Cola", mientras admite la frustración por una entrevista con Messi que no fue bien. Marina, de hecho, se queja, ya que el argentino nunca habló catalán. Bassas le defiende: "Nunca habló ningún idioma, ni quería decir palabras en inglés. De hecho, nunca habló castellano. Siempre ha hablado como se habla en Rosario", explica. Lo optimista sobre si el Barça sigue siendo un club con valores es el más joven, Marc Lesan. "Últimamente, vemos a jugadores no nacidos en Catalunya, como Fermín o Gavi, o la portuguesa Kika Nazareth, que han aprendido catalán. No estamos tan mal", concluye. "Al loro, que no estamos tan mal", que decía Joan Laporta.