Costará hacer entrar en razón a Ter Stegen

BarcelonaAnte cualquier caso, nos gusta tomar partido. Nos gusta decidir a quién apoyamos, pero a veces las cosas son más complicadas. O sencillas. En el caso de Ter Stegen lo veo así: puedo entender la posición del guardameta alemán y también la de Joan Laporta. Podemos cuestionar el calendario y las formas, pero seamos sinceros... ¿Realmente estamos esperando que un jugador de fútbol, en un acto altruista, regale dinero y vaya en contra de sus intereses? ¿Quién haría un favor a su empresa? Nadie. Y menos cuando esta directiva te renovó en su día hasta el 2028.

Pero, en el fútbol, las cosas suelen funcionar diferente porque la mayor parte de aficionados y aficionadas no ven el Barça como una empresa, sino como su gran amor. Los seguidores aman al Barça y esperan gestos románticos de los jugadores, puesto que es una cuestión de sentimientos. Pero los jugadores nunca suelen ser románticos. No podemos culparlos.

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Y Ter Stegen no quiere irse. Se vive bien en Catalunya. Y más ahora que ha rehecho su vida sentimental aquí. ¿Por qué tendría que querer irse, si aquí vive bien? ¿Ha sido mal compañero? Sí, claramente. Ter Stegen no sería una hermanita de la caridad. Pero esto, en el fondo, no es la clave de la cuestión.

La clave es que la directiva ha decidido que hay que prescindir de él. El club ha priorizado su agenda. La responsabilidad de Laporta es pensar en el futuro, renovar la plantilla y buscar fórmulas para inscribir a los jugadores. Es decir, al club le toca tomar decisiones que pueden hacer daño. A Ter Stegen le fallan las formas, pero el club tampoco está libre de pecado, sacando los trapos sucios del alemán. Básicamente, todo el mundo defiende su agenda como puede. Y aquí tenemos la gran diferencia: una es una agenda individual y la otra colectiva.

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Un club que ha decidido que el futuro es Joan Garcia y que el ciclo de Ter Stegen ha terminado, no solo para poder inscribir a jugadores ahora. Nos gusten las formas o no, el Barça debe saber despedir a jugadores cuando lo decide él, y no cuando lo decida el futbolista. El reto es grande: costará hacer entrar en razón a Ter Stegen, ya que este no quiere irse. Los entiendo a ambos. Yo tampoco querría irme de aquí, pero si fuera Laporta, tomaría la misma decisión con un portero de 33 años ahora que todavía tiene mercado.