Barça

Xavi ahorra a Dembélé la bronca del Camp Nou

Carrusel de emociones en el regreso del fútbol al estadio, donde se estrenan las caras nuevas y el francés, sin jugar, se ahorra el escarmiento

BarcelonaTarde solejada. Camiseta, bufanda colgada a los hombros y hacia el Camp Nou. Día de partido grande en el templo. También día de estrenos: Dani Alves y Traoré jugaban sus primeros minutos de la temporada en el estadio en su regreso al Barça. También se estrenaban frente a la afición azulgrana Ferran Torres y Aubameyang, que lo haría como suplente. Una tarde que también podía ser de escarmiento: para Dembélé, para quién Xavi ha solicitado el perdón, pero que ya se llevó algunos silbatos en el Camp Nou a pesar de no jugar. Cuando por la megafonía sonó el nombre del francés entre la lista de suplentes y también cuando salió a calentarse antes del partido, ya pudo notar el rechazo de una parte del Camp Nou. De hecho, entre los grupos de seguidores más radicales, se habían dedicado algunos cánticos no muy cariñosos hacia Dembélé en los alrededores del estadio en los prolegómenos del partido. El escarmiento, sin embargo, se lo ha acabado llevando un Jesús Gil Manzano que ha acabado sacando de quicio a la afición.

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Y el retorno de la afición después de casi un mes y medio sin fútbol en el templo azulgrana fue un carrusel de emociones. El Camp Nou volvió a sentirse en una fiesta por instantes, pero también hubo momentos grises, fruto de un Barça todavía incompleto: con la misma facilidad para entusiasmar a la afición como para enfurecerla. Sin Dembélé en el once, el público venía dispuesto a celebrar las llegadas de las caras nuevas en el equipo. En la primera pelota que ha tocado, Adama se ha llevado una primera ovación. Y es que el extremo ha cuajado un gran primer tiempo, asociándose con Alves y Pedri haciendo ir de cabezá a un Mario Hermoso que estaba viviendo una pesadilla hasta que Simeone se vio obligado a hacer bajar a Carrasco a ayudarle en tareas defensivas.

Pero antes del show de Adama llegaría el momento Jordi Alba. El lateral de L'Hospitalet, que nunca ha tenido muchos inconvenientes en enviar mensajes a la afición, salía en la foto del primer gol colchonero, pero acto seguido celebraba un gol de museo aleccionando al público. El episodio quedaría pronto dilapidado, como decíamos, porque el bueno de Adama, que seguramente ha rozado un nivel más alto del que se podía esperar, ha servido una asistencia a Gavi que ha hecho estallar de alegría el estadio. Los fundamentos del viejo Camp Nou empezaban a notar el impulso de una afición que hacía tiempo, demasiado tiempo, que no disfrutaba con su equipo ante un rival imponente. Si alguien todavía tenía temor de soltarse, Araújo firmaría el tercero antes del descanso. Esto ha provocado una escena que ya parecía olvidada al estadio: el público ha despedido de pie al equipo en dirección al túnel de vestuario en el ecuador del partido. El Camp Nou, por fin, volvía a ser una fiesta.

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Alves, de maestro de ceremonias a expulsado

Pero todavía quedaban muchas cosas por pasar en la segunda mitad. Porque el fútbol tiene la capacidad de distorsionar la percepción del tiempo, acelerando o pausando acontecimientos en pocos minutos, incluso, a veces, en solo un puñado de segundos. Si el ambiente era festivo en el estadio no podía faltar su maestro de ceremonias: Dani Alves firmaría el cuarto y vería cómo, con 38 años, el Camp Nou se rendía de nuevo a sus pies. La historia se habría podido acabar aquí, pero los guionistas de la tarde todavía tenían un par de capítulos más recordando que los héroes también pueden ensuciar su capa.

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Ha sido el caso del brasileño. Con Luis Suárez metiendo un poco de miedo en el cuerpo con el 4-2 (gol que no ha celebrado en su primer regreso al Camp Nou con público como colchonero), llegaría la expulsión del veterano jugador. Alves ha pisado el gemelo de Carrasco en un acción que el VAR no perdona y Gil Manzano lo ha expulsado. Una decisión que cambiaría el ánimo de la afición hasta el final del partido, que había vivido su último momento de euforia recibiendo a Aubamenyang con una gran ovación. Con el partido calentado, Ferran pediría falta en una acción en que el árbitro no ha silbado nada al lado del área del Atlético y la afición le ha dedicado una sonora bronca. Eran momentos de tensión, e incluso Òscar Hernández, hermano y segundo entrenador de Xavi, ha sido expulsado por protestar. Los últimos minutos se han ensuciado, pero ya no importaba porque, mucho tiempo después, el Camp Nou ha vuelto a ser una fiesta.