Que dice que viene un tal Hansi
Flick no ha tenido relación alguna con el Barça; nunca ha jugado, nunca ha entrenado
BarcelonaDice que ahora el próximo año presionaremos en campo contrario con seis jugadores. Dice que arrinconaremos a los rivales y que esto será una fiesta del fútbol ofensivo. Todos estos milagros, verdad que sí, serán posibles con Lewandowski como jugador franquicia.
Dice también que el estropicio entre Xavi y Laporta se desató cuando el entrenador pidió que nos deshiciéramos de la tanqueta polaca y del genial e indolente João Félix, jugadores patrocinados por Zini Pahavi y Jorge Mendes.
Dice, ve, que Pini Zahavi también es representante de Flick.
Dice que junio es momento de ilusión, pero nos cuesta encontrarla hasta que no nos confirmen que en la lista de bajas tenemos un maratoniano –De Jong– y un halterófilo –Araujo–, además de la concebida carraca de Varsovia.
Y es curioso: si Flick hace la limpieza necesaria al equipo, y rezamos a todos los dioses para que así sea, incurrirá en el mismo pecado capital que le costó el lugar a un Xavi al que se le había perdonado un año de pésimo fútbol. Todo irá bien.
Tenemos otro asunto que hablar. Flick no ha tenido relación alguna con el Barça; nunca ha jugado, nunca ha entrenado. El mejor equipo de la historia, por donde han pasado los mejores jugadores y los mejores entrenadores, el que ha hecho mejor fútbol, no tiene a nadie en su panteón que pueda entrenar al equipo. Hay que ir a Alemania, como cuando en los 80 un día apostábamos por Menotti, al día siguiente por Venables y otro por Luis Aragonés.
Pero el fútbol no es sólo experiencia estética y competición, también es identidad. Es por eso que algunos preferiríamos setecientas veces antes poner a Rafa Márquez, oa Garcia Pimienta, oa cualquier otro, a Òscar Garcia, a Domènec Torrent, incluso a Gerard López o lo que fue tan bien de Sergi Barjuan. Steve Trumbo, si es necesario. Quien sea, pero nuestro, que somos el Barça.
Estimado Hansi, tu suerte será la felicidad de todo un pueblo y te la deseamos toda. Pero a fe de que es incomprensible que hayamos persistido en la idea de que ya nos coló en el sofá de casa gente insólita como Van Gaal, Tata o Setién, gente que no había probado nuestro fútbol, gente que no había ocupado, gente que no ocupará, un espacio en nuestro refugio sentimental.