Barça

"A Laporta no le cambiarás: o lo aceptas o te vas"

Con Xavier Budó y Joan Moya, ya son 25 los ejecutivos de primer nivel que han dejado al Barça desde las elecciones del 2021

Barcelona"Históricamente, los clubs de fútbol son presidencialistas. Y por qué no decirlo, dictatoriales". La frase, recogida en el documental FCB Confidencial, la dijo Sandro Rosell en una reunión de junta cuando intentaba defender a Joan Laporta de los ataques de una parte de su directiva. Acababa de ser elegido presidente, pero sus métodos de gestión no gustaban a sus compañeros. Con el tiempo, Rosell también se cansaría y haría las maletas, así como buena parte del equipo directivo que ganó las elecciones contra todo pronóstico en el verano de 2003. Tanto en su primera etapa azulgrana (hasta 2010) como en la segunda (desde 2021), Laporta ha tenido muchos compañeros de viaje, sea en la junta o entre los ejecutivos de máxima confianza, pero pocos han sabido aguantar a su lado.

Las de Xavier Budó (director de deportes) y Joan Moya (director de tecnología) son las últimas bajas más destacadas que ha sufrido el Barça desde los comicios del 2021. En total se han registrado un centenar, pero 25 corresponden a ejecutivos de primer nivel. Algunos, que venían de la anterior junta, fueron destituidos. Otros se han ido por voluntad propia. Lo mismo ocurre en la junta, que ya ha tenido tres dimisiones: Jaume Giró –que ni siquiera llegó a la toma de posesión–, Jordi Llauradó y Eduard Romeu. "Trabajar con Jan [Laporta] no es fácil. Quiere estar en todas partes, controlarlo todo, y eso acaba provocando interferencias en la gestión. Aceptos que te desautoricen una vez, pero cuando es constantemente te cansas y marchas" , explica al ARA una de las fuentes consultadas para elaborar este reportaje. Todas, sean trabajadores en activo o antiguos empleados, han pedido mantenerse en el anonimato.

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Laporta no dejaba que le replicaran

Su experiencia suele coincidir: "Te reunías con Laporta, pactabas algo pero a veces no servía para nada. Por la tarde había cambiado de parecer. En medio, tú habías hecho algunas gestiones y acababas quedando en ridículo", recuerda un antiguo ejecutivo. "Un día, hablando de números y de austeridad económica, recibió a media reunión la llamada de un representante. En cuanto colgó, se pasó todo lo que habíamos discutido por el forro y empezó a hablar de fichar a jugadores", añade otra de las fuentes consultadas. "No podías replicarle. Si lo hacías, te contestaba diciendo que tú no tenías ni idea, de fútbol, ​​y que le dejaras hacer". Algunas veces, de buenas formas. Muchos, gritando.

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La personalidad de Laporta ha cambiado con los años. Desde su entorno explican que en el 2003 "era autoritario pero novato", pero que en el 2008, con la moción de censura que superó por los pelos, se convirtió en "alguien muy desconfiado". En 2010 se enfrenta a una acción de responsabilidad, en 2015 pierde las elecciones y las gana finalmente en 2021. "Pide lealtad hacia su persona. Esto ha hecho que su núcleo de confianza se haya reducido cada vez más", observa uno de los primeros trabajadores en marcharse del club con el cambio de mandato. "Al final, quienes barajan las cerezas son el presidente, Manana Giorgadze (jefe de gabinete) y Alejandro Echevarría (excuñado y mano derecha de Laporta). Da igual qué se haya dicho, discutido o hablado. Tienen la última palabra en todo ". Ellos, junto con Enric Masip (asesor del presidente), son una parte importante de la "guardia pretoriana" que mencionaba Eduard Romeu antes de renunciar como vicepresidente económico.

El modelo del Real Madrid nada tiene que ver con el del Barça

Las comparaciones con el Real Madrid son odiosas. "Allí manda Florentino, hay un director general y una estructura montada. Claro que el presidente se encarga de las decisiones importantes, pero no interfiere en el día a día como sí hace Laporta", asegura alguien que trabajó durante años codo a codo con el mandatario azulgrana. Además de Laporta, en el club también señalan a algunos directivos que tienen el mismo talante. "Los trabajadores no saben si hacer caso al ejecutivo o al directivo. Esto despista a todo el mundo, provoca sensación de improvisación y acaba derivando en fuga de talento".

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Las fuentes consultadas hablan de Laporta como de una persona "voluble", que da igual "capaz de encerrarse en un despacho, mirarte a los ojos y decirte que confía mucho en ti" como de entrar a media reunión y, "a gritos, darla por terminada, porque él ha tomado otra decisión". Ocurrió, recuerdan en oficinas, con la concesión del museo virtual, que acabó en manos de Mediapro, hace un año. O, después de alguna polémica arbitral, saltándose el protocolo de comunicación que impide hablar de los árbitros para romper contra los colegiados aprovechando una presentación en público. "Jan es así y no lo cambiarás. O lo aceptas o te vas".

Las áreas económica y deportiva, las que han sufrido más cambios

Tras una serie de destituciones iniciales, con las que la nueva junta prescindió de anteriores ejecutivos de confianza de Bartomeu, las bajas voluntarias sonadas comenzaban con la despedida de Ferran Reverter, fichado de Mediamarkt por ser CEO azulgrana. Poco después, Laporta anunciaba que no se incorporaría a ningún director general y que él pasaría a ser presidente ejecutivo del club. Todas las áreas han sufrido cambios, pero una de las más afectadas es la económica y la deportiva, que recientemente han perdido dos importantes pilares: Maribel Meléndez (directora general corporativa) y Franc Carbó (director de gestión del área de fútbol). En verano lo hicieron Mateu Alemany y Jordi Cruyff, ambos hombres fuertes del área deportiva. "Mucha gente se ha negado a firmar cosas que no veían claras, y con Laporta ya sabes que, si te niegas a algo, tienes los días contados", sostiene un antiguo trabajador. El Espai Barça, la joya de la corona de este mandato, también ha sufrido renuncias destacadas.

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"A menudo mucha gente entra en el Barça por amor al club. Después empieza a ver pegas. Y, al final, harto de no poder tomar sus propias decisiones, opta por marcharse antes de poner en riesgo su prestigio profesional ". Entre los ejecutivos, los salarios pueden oscilar entre 100.000 y 300.000 euros anuales. Unas cifras que, fuera del Barça, son también habituales entre estos perfiles profesionales, sobre todo en áreas económicas, de marketing, tecnológicas o de seguridad. En otros, en cambio, no es tan fácil conseguir estos emolumentos, por lo que hay algunos trabajadores "que quizás habrían plegado pero resisten más tiempo".