Barça, PSG y UEFA acordaron no hacer declaraciones a Movistar tras el partido de ayer por las palabras, con voluntad cómica, del Mono Burgos, ex jugador, ex entrenador y ahora comentarista. Desde el plató de la televisión, al ver cómo Lamine Yamal se iba haciendo malabarismos con el balón hacia los vestuarios tras el calentamiento, quiso destacar su habilidad. Añadía que, si no le iba bien al fútbol, siempre podría terminar en un semáforo. Risas en el plató. Diferentes medios deportivos apuntaron rápidamente al racismo, y Movistar ha acabado echando al Mono Burgos y advirtiendo a la presentadora Susana Guasch.
¿Son palabras racistas? ¿Merecen esta respuesta? ¿Existe discriminación racial en unas palabras que quieren ser un elogio de la habilidad y que la relacionan con personas que hacen malabarismos en los semáforos de nuestras ciudades (siempre blancas, las que yo he visto en Barcelona)? Podría haber un clasismo que menosprecia a las personas que pueden tener que conseguir recursos de esta manera. Pero explícitamente se habló de racismo entre quien las criticó. Yo, personalmente, no lo veo. Seguramente lo que estamos viviendo es una alta sensibilidad frente al riesgo de que se puedan considerar una ofensa.
Esta alta sensibilidad debemos valorarla positivamente, muestra la voluntad de que no existen discriminaciones raciales en un mundo en el que son demasiado habituales. Hace pocos días se jugó un partido entre las selecciones de España y Brasil contra el racismo a partir del caso Vinícius. Pero más allá de eso, y del debate que puede generar el caso Vinícius, convendría asumir el racismo estructural que existe en nuestra sociedad. Son constantes las realidades que nos hacen presente. Esta semana dos noticias con mayor trascendencia que las palabras del Mono Burgos, pero con menos viralidad, lo muestran claramente. El miércoles el Congreso de los Diputados aprobó iniciar el trámite de una iniciativa legislativa popular para regularizar la situación que afecta a alrededor de medio millón de personas migrantes que sufren una vulneración de derechos fundamentales. El jueves en el Parlamento Europeo se aprobaba un pacto europeo migratorio que endurece y dificulta las condiciones para entrar y facilita las devoluciones. ¿Vemos ese racismo?