Análisis

¿Qué tendrá que aprender Szczęsny para jugar en el Barça?

El guardameta polaco, fichado de urgencia por la grave lesión de Ter Stegen, podría disputar pronto sus primeros minutos como azulgrana

Marc Mayola
y Marc Mayola

BarcelonaWojciech Szczęsny, 34 años y 1,96 m de altura, es un portero de la vieja escuela. El futbolista polaco, que ha vuelto de su retirada para aceptar la oferta del Barça, es un portero sobrio y de área pequeña. Se siente cómodo entre palos y cuándo debe intervenir cerca de la línea de gol. No tanto cuando debe salir de su principal zona de influencia y actuar, por ejemplo, fuera del área. Entonces, puede llegar a transmitir cierta inseguridad porque no está acostumbrado a hacerlo y su naturaleza como portero hace que se sienta mucho más poderoso bajo el cobijo del área, terreno que Szczęsny es capaz de resguardar con cierta autoridad y , sobre todo, experiencia.

Del mismo modo, el polaco es un portero que prefiere utilizar más las manos y los brazos que los pies. Alto como un san Pablo y de muy considerable envergadura, responde con notable capacidad de reacción a disparos de cerca. Otra de sus interesantes virtudes es su capacidad para llegar abajo, y en los rincones de la portería, a la hora de repeler disparos angulados. En este sentido, la agilidad es un argumento a su favor. Szczęsny tiene buenos reflejos, y esto no es tan sencillo de combinar con su constitución física. Naturalmente, para exhibir todas estas condiciones, el polaco necesitará entrenamiento. Después de la última temporada en la Juventus, decidió retirarse y ahora deberá ser Hansi Flick quien determine cuándo estará listo para competir. Ahora bien, parece evidente que si el Barça ha contratado a Szczęsny, y el entrenador alemán le ha pedido, es porque está destinado a ser el sustituto del lesionado Ter Stegen esta temporada.

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Una cuestión de confianza

Iñaki Peña ha jugado en los últimos partidos y no se ha equivocado gravemente en ninguna acción. ¿Por qué, pues, Szczęsny debería apoderarse de la titularidad? De entrada, existe un tema de experiencia y jerarquía internacional que, evidentemente, juega a favor del polaco. Más allá de eso, el alicantino no acaba de transmitir la confianza necesaria. En Vitoria, contra el Alavés, no encajó, pero en algunas acciones se le vio con dudas. Por ejemplo, a la hora de bloquear alguna pelota o salir con autoridad para controlar colgadas en el área. Tres cuartos del mismo ocurrió en Pamplona, ​​sin ir más lejos. Seguramente no tuvo responsabilidad directa en ninguno de los cuatro goles encajados, pero con él a menudo la sensación es que sacará las fáciles y no salvará ninguna, o pocas, de las difíciles.

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Todo ello quizá sea una cuestión de confianza, porque Peña tuvo que jugar la pasada temporada en un momento delicado del equipo y sufrió las consecuencias, como por ejemplo en las goleadas encajadas en casa ante el Girona o el Villarreal . Y es una lástima, porque domina algunos de los fundamentos básicos para jugar en el Barça, como el juego de pies. De todas formas, todavía es joven y ya comprobó en primera persona que, si no puede estar aquí, hay fútbol más allá de los Pirineos. Su cesión en el Galatasaray fue buena para todas las partes.

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Nada que ver con Polonia y la Juve

Pero Szczęsny, que espera ser titular, tendrá que adaptarse a un modelo de juego mucho más atrevido. Con la selección polaca, especialmente defensiva, y con la Juventus de Massimiliano Allegri, un equipo de carácter profundamente reactivo, el nuevo portero del Barça encontraba un contexto ideal para que lucieran sus cualidades. Bien resguardado por sus defensas, Szczęsny a menudo veía limitado en el área su radio de acción. Allí dentro podía exhibir sus virtudes de portero de vieja escuela. La idea futbolística de Flick, en las antípodas del estilo de Polonia o de la Juventus de Alegre, pedirá a Szczęsny más cosas. Una de ellas es especialmente importante: defender la espalda de los centrales.

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El Barça de Flick juega con la línea defensiva muy adelantada. Seguramente ésta es la característica más ilustrativa del fútbol del técnico alemán, un estilo valiente y agresivo. En esta idea, el guardameta es también un defensa. Su misión es abrigar la espalda de los centrales, hacer que éstos se sientan seguros a la hora de llevar la línea defensiva tan arriba. Iñigo y Cubarsí deben saber que detrás tienen una red. Ésta debe servir para impedir que los pases largos del rival, que buscarán explotar el espacio a espaldas de los centrales, lleguen a buen puerto. Si Szczęsny es capaz de interpretar esta nueva manera de jugar, y entender que no podrá vivir entre palos porque entonces su equipo no podría presionar al igual que lo está haciendo ahora, es probable que el Barça haya encontrado una buena solución a la baja de larga duración de Ter Stegen.