"Sin la camiseta del Barça quizás habrían matado a ese chico"
El ARA conversa con Xavier Aldekoa, periodista especializado en el continente africano que ha publicado el libro 'África redonda'
BarcelonaEl periodista Xavier Aldekoa (Barcelona, 1981) estaba escondido con 4.000 personas en una iglesia de Buca, una pequeña ciudad de la República Centroafricana. Allí trataban de protegerse de la guerra civil. El bosque de alrededor de la iglesia estaba lleno de cadáveres y Aldekoa intentaba entrevistar a uno de los adolescentes escondidos. El ruido de fondo de la iglesia impedía una conversación comprensible, así que salieron al exterior. A menos de 50 metros había algunas personas que necesitaban respirar aire fresco después de días sin ver el azul del cielo. Era un sitio relativamente seguro en comparación con la peligrosidad que había más allá. Pero la seguridad rápidamente se esfumó.
"Aparecieron dos niños de 14 o 15 años con kaláshnikovs que iban borrachos y empezaron a preguntarle al chico que iba conmigo, apuntándole con el arma, si era séléka [coalición étnica de carácter religioso musulmán en un país donde el 80% de la población es cristiana]. Lo podrían haber matado sin miramientos, había mucho grado de impunidad", recuerda Aldekoa durante la entrevista con el ARA. "Pero se dio la casualidad de que uno de los séléka llevaba una camiseta del Barça con el nombre de Messi detrás. Le dije: «¿Tú eres del Barça?» Y le conté que yo venía de Barcelona, del sitio de la camiseta que llevaba. Pretendía crear una conexión para cambiar la atención hacia otra parte. Las cosas se relajaron, lo que permitió que el chico pudiera volver a la iglesia. La casualidad de la camiseta de Messi le salvó de un riesgo grande, quizás le habrían matado", sigue relatando.
Aldekoa, corresponsal en África de La Vanguardia, acaba de regresar de un viaje periodístico a Chad. Nos recibe en el Hotel Vincci Mae de la avenida Diagonal de Barcelona para hablar de su nuevo libro, África redonda (Península), que agrupa las columnas de opinión y los reportajes en los que durante los últimos años ha utilizado el deporte, sobre todo el fútbol, para explicar un continente exageradamente complejo y diverso. "Es una agradable trampa que me gusta hacer. El fútbol puede servir para que la gente que no está interesada, por ejemplo, en la República Centroafricana lea sobre estos temas", considera.
Pasión irracional
La historia del niño séléka con la camiseta de Messi es una muestra del poder que tiene el fútbol en muchos lugares del continente africano. Porque después los de siempre digan que el fútbol solamente es fútbol. En África, existe una pasión por los equipos europeos que un occidental puede considerar irracional. Algunos aman y sufren por un equipo del que nunca han visto un partido. "Me sorprende, me fascina y no lo entiendo", admite Aldekoa. "En este último viaje a Chad acompañé a una familia de nómadas que está subiendo hacia el norte con camellos. Chaibo, un niño de 12 años de esta familia, me dijo que era del Barça, pero nunca ha visto ningún partido del Barça. Son de un equipo u otro por los colores o por lo que han escuchado. La comunicación oral es muy importante en las comunidades nómadas y que les expliquen que el Barça juega muy bien o que tiene un jugador muy bueno ya les da un sentimiento de pertenencia", argumenta.
La pasión irracional por el fútbol también la siente el propio Aldekoa, que ha llegado a hacer 20 kilómetros para ir a buscar gasolina para alimentar a un generador que le permitiera ver un partido del Barça en un lugar recóndito. "Una vez estaba haciendo un reportaje de yihadismo en el norte de Mali y eran las semifinales de la Champions [del 2010] del Barça contra el Inter, las del gol anulado a Bojan. Avanzando por la carretera, yo sufría porque me daba cuenta de que no vería el partido, y de pronto vimos a unos tuaregs a unos 200 metros de la carretera con sus camellos y me pareció que había un televisor encendido. Entonces le dije al conductor que se detuviera. Él me advirtió que la situación en la región era la que era y que ya se estaba haciendo de noche", explica. "Pero yo pregunté a los tuaregs si verían el partido, me dijeron que sí y ahí nos quedamos. Se veía fatal. La señal iba tan mal que no me di cuenta de que habían anulado el gol hasta minutos después, cuando entre las rayas veía que el Barça seguía agobiado por el resultado". Para Aldekoa es una forma de acercarse a casa y de provocar que pasen cosas.
El patrocinio del Congo con el Barça
La entrevista con Aldekoa se hizo el mismo día que el Barça anunció el patrocinio de la República Democrática del Congo a cambio de más de 40 millones de euros en cuatro años. "No es publicidad, es guerra. Es una guerra con Ruanda. Ruanda está ahora detrás del grupo rebelde M23, que está ocupando la región de Kivu, en el este del Congo. Este enfrentamiento, que lleva 30 años, ahora se está dirimiendo mediante la publicidad. Es la guerra del relato", asegura el periodista. "Ruanda hace unos años decidió mostrarse en el mundo como un país moderno, con poder para patrocinar a los equipos del fútbol europeo [Arsenal, PSG, Bayern de Múnich y, recientemente, Atlético de Madrid], y el Congo ahora ha entrado en este juego".
El este del Congo es una zona que Aldekoa conoce bien porque la ha pisado. "Allí vi cómo rompían con un cuchillo la publicidad de Visit Rwanda de las camisetas de fútbol y la pisaban en el suelo", dice. "Ruanda es una dictadura, pero su gente no pasa hambre. Se gasta el dinero en posicionarse como un país moderno porque es la Suiza de África. Congo, en este intento de copiar esta estrategia, tiene muchas costuras abiertas: mucha gente pobre en el país, una zona en guerra, no hay turismo. Es una sensación muy rara la de tener un país que está intentando jugar a la guerra a partir de nuestra camiseta", afrima. Según el Banco Mundial, el 73% de las personas del Congo viven en condiciones de pobreza. Es decir, 79 millones de personas.