Fútbol

Florentino está de pega con el nuevo (y faraónico) Bernabéu

El Real Madrid, que había construido un hipogeo para guardar el césped, está obligado a cancelar los conciertos

Madrid / BarcelonaAunque a simple vista parezca terminado, queda mucho trabajo por hacer en el interior del Santiago Bernabéu. Numerosas lonas tapan zonas que están boca abajo. Salvo los días de partido, en los que la pelota y los espectadores ganan protagonismo, el resto de jornadas es frecuente escuchar el ruido de los taladros de los operarios. Las visitas guiadas, los tours destinados a los fans, no se pueden realizar en todo el recinto. Para compensarlo, en la entrada del museo se exhibe una maqueta de grandes dimensiones de cómo quedará el estadio una vez finalizado. Al lado, una pantalla gigante con un vídeo en bucle que destaca las dos grandes características de la remodelación: el césped y la cubierta, ambas retráctiles.

Las imágenes muestran lo versátil que será, sobre el papel, el nuevo estadio. Capaz de acoger conciertos, ferias o torneos de tenis o baloncesto cuando no hay ningún partido de fútbol. Lo vienen como un no parar que garantizará actividad e ingresos los 365 días del año. Pero ya se sabe que una cosa es la teoría y la otra la práctica. Cuando apenas han pasado unos meses del estreno de estos nuevos sistemas, el Madrid ya ha salido escaldado. Los conciertos, que debían ser una fuente de ingresos muy importante esta temporada, y que daban sentido a la millonada que ha costado el hipogeo, se suspendieron hasta nueva orden.

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No es la primera piedra en el zapato que se encuentra Florentino Pérez con la remodelación del estadio. El presidente madridista ha tenido que afrontar numerosos sobrecostes y acudir un par de veces a la asamblea para aumentar el coste total de una reforma que, contando los intereses, superará los 1.700 millones de euros. Además, en verano vio cómo una sentencia judicial frenaba el macroproyecto de los aparcamientos, porque los tribunales consideraban que había logrado la concesión del Ayuntamiento de forma fraudulenta.

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Quedaba todavía un litigio pendiente, el de los vecinos del Bernabéu por el ruido que suponían los conciertos. Pese a que el club y el equipo de gobierno del consistorio buscaron su encaje hasta el último momento, el exceso de ruido era tal que no había normativa que lo aguantara. Por último, la semana pasada el Real Madrid emitía un comunicado para anunciar que cancelaba las actuaciones. La de Music Bank (octubre) se cancela de forma definitiva. Y las de Dellafuente (noviembre), Aitana (diciembre) y Lola Índigo (marzo del 2025) tratarán de programarse para más adelante, aunque sin especificar cuándo.

En el texto, los blancos se sacuden las pulgas. Dicen que siempre han querido cumplir con la normativa municipal y que llevaban meses trabajando para insonorizar el estadio, pero que el reto era demasiado para los promotores. "La gente pensaba que nos quejábamos por el concierto, pero la cosa iba mucho más allá. Hay que añadir el montaje y las pruebas de sonido. Podían ser tres días enteros de ruido. Por no hablar del número de personas ebrias que , una vez terminada la actuación, se quedaban alrededor del estadio cantando hasta altas horas de la madrugada", exponía uno de los vecinos afectados a Relevo, que dedicaba un amplio reportaje a expresar la opinión de los habitantes de una zona que, ya al inicio de las obras, se organizaron en la Plataforma de Afectados por la Reforma del Bernabéu. Una plataforma que se había movido mucho pero que apenas había tenido eco mediático. Hasta ahora.

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"No es un reto fácil de solucionar. Un estadio de fútbol está pensado para el fútbol, ​​no para los conciertos. Insonorizarlo del todo parece imposible", explica un arquitecto vinculado con las obras de reforma del Espai Barça. De hecho, los conciertos no estaban previstos inicialmente en el Bernabéu cuando Florentino empezó la remodelación, sino que se añadieron a posteriori: cuando llegó la pandemia y se jugaba sin público, el presidente envió al equipo a la Ciudad Deportiva y va ordenar retocar el proyecto para construir el hipogeo. El Real Madrid no ha informado del coste oficial de este sistema, pero el mandatario necesitó que la asamblea de compromisarios le aprobara una ampliación de 225 millones de euros en el coste total de la remodelación.

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El Barça descartó instalar un césped retráctil

En su día, el Barça –tanto la junta de Bartomeu como la de Laporta– valoró la opción de instalar un sistema de césped retráctil, aunque finalmente se descartó. "Consideramos que la diferencia entre el dinero que invertías y los beneficios que sacabas no compensaba. De entrada, porque no hay tantos artistas que te permitan llenar un estadio de 100.000 espectadores. Además, el calendario sólo lo sabes con unos meses de anilación, y los macroconciertos se organizan con uno o dos años de margen. Al final, salía más a cuenta programar cosas en verano y cambiar el césped, que es lo que un club como el Barça hace. siempre antes de empezar la temporada", explica al ARA un antiguo directivo de la entidad.

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"Nunca nadie explicará a ciencia cierta qué cuesta mantener el hipogeo. El gasto energético es enorme, tanto a la hora de mover el césped como a la hora de mantenerlo bajo tierra, regarlo e iluminarlo como si diera el sol", asegura un arquitecto experto en estructuras. De hecho, durante la presentación de Mbappé, que coincidió con la preparación del escenario para la actuación de Karol G, ya no se utilizó el sistema, sino que se actuó directamente sobre un césped que se cambiaría justo antes del inicio de la Liga.

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Según admiten fuentes madridistas, aunque el césped se ponga y se saque con unas seis horas, se necesitan dos días enteros desde que se saca del hipogeo para que se aclime y se pueda disputar un partido. "Esto limita la capacidad de negocio, a menos que tengas períodos muy concretos como un paro de selecciones o aproveches el verano", añade el experto. El otro problema es la conservación del terreno de juego. A simple vista, se pueden observar unas líneas horizontales, que coinciden con las plataformas en las que hay cada pedazo de césped. Y los jugadores, sean locales o visitantes, admiten que el césped no está en las mejores condiciones posibles. A la espera de encontrar una solución, la última ocurrencia de Florentino por alcanzar los 400 millones de euros anuales previstos en el concepto de "explotación del estadio" está en punto muerto.